Casamance: mejorar el acceso al agua, en colaboración con las comunidades locales

05-06-2013 Entrevista

Los habitantes del sudoeste de Senegal sufren los efectos combinados de un prolongado período de sequía y un conflicto armado. La obtención de agua constituye un desafío cotidiano para estas comunidades, que basan su subsistencia en la agricultura.

La infraestructura ha sido dañada o destruida. Hay minas terrestres esparcidas por los campos. Las personas desplazadas no pueden regresar a sus hogares u obtener los servicios elementales. Gran parte del agua de la región es salada, y las condiciones de saneamiento son muy deficientes. Luc Soenen, ingeniero del CICR especializado en agua y hábitat, explica a continuación las dificultades que deben superar las comunidades de Casamance y del país vecino de Guinea-Bissau. El CICR ya ha logrado mejorar las condiciones sanitarias y el acceso al agua potable para 40.000 personas de la región.

¿Cómo describiría la situación en Casamance en materia de agua y saneamiento?

En general, la población dispone de agua. Pero esta situación puede mejorar, sobre todo en lo que respecta al agua potable, particularmente en las zonas rurales afectadas por el conflicto. Hay puntos de abastecimiento de agua y hogares que están abandonados desde hace más de un año. Habrá que repararlos o reconstruirlos cuando regresen sus propietarios.

Las necesidades son aún más apremiantes al otro lado de la frontera, en el norte de Guinea Bissau. Muchas personas huyeron de Senegal y cruzaron la frontera para escapar de los enfrentamientos. Pero en Guinea-Bissau los recursos escasean y las condiciones de saneamiento suelen ser deficientes, por lo que es endémico.

El CICR es una de las pocas organizaciones humanitarias que operan en zonas de conflicto. ¿Qué estamos haciendo respecto de esta situación?

Primeramente, estamos creando y reparando puntos de abastecimiento de agua. Con la colaboración de nuestros agrónomos, estamos ayudando a que los habitantes contrarresten la salinidad mediante la construcción de instalaciones para el almacenamiento de agua para irrigación, especialmente para el cultivo de arroz.  También estamos suministrando agua a los horticultores. De ese modo, contribuimos a incrementar la producción agrícola, lo que a su vez mejora la seguridad alimentaria y económica.

También entregamos fondos y brindamos conocimientos prácticos para la construcción o reconstrucción de viviendas.  Por último, instalamos letrinas familiares en los casos en que la situación sanitaria es más crítica, sobre todo en el norte de Guinea-Bissau. Estos proyectos responden a las necesidades y a los deseos de los pobladores, por lo que resultan efectivos y muy bien recibidos. Unas 40.000 personas en total (unas 20.000 a cada lado de la frontera) se han visto beneficiadas por estas actividades.

También están realizando actividades en escuelas. ¿Por qué?

Estamos enseñando a los alumnos las normas básicas de higiene, como lavarse las manos. También les mostramos cómo tratar el agua y cuidar los puntos de abastecimiento. Hasta hace poco estuvimos trabajando en las zonas rurales de Casamance. Ahora centramos nuestra labor en Guinea-Bissau y en Ziguinchor, una región particularmente pobre de Casamance.

¿Cuáles son las dificultades que debe afrontar el CICR en su trabajo diario?   

Las principales dificultades tienen que ver con la seguridad y el acceso a las zonas donde viven los pobladores que requieren nuestra asistencia. Las minas terrestres dificultan especialmente nuestros movimientos en algunas zonas de Casamance. Hace ya algunos meses que no hemos podido ingresar en ciertos lugares, ya que no tenemos acuerdos con las delegaciones locales del Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance. En esas zonas, trabajamos en estrecha colaboración con la Sociedad Nacional de la Cruz Roja.  Ellos sí pueden operar en el terreno, y nos están ayudando a evaluar las necesidades.

¿Cómo logran que las comunidades locales participen en la conducción de estos proyectos?

Es esencial que las comunidades locales puedan administrar las instalaciones por su propia cuenta. Estamos trabajando con las autoridades regionales de administración del agua para apoyar la creación y la capacitación de un cuerpo técnico y de comisiones encargadas de la gestión de los puntos de abastecimiento de agua.

Hemos visto que los pobladores no han podido mantener algunas instalaciones demasiado ambiciosas, por falta de fondos, de conocimientos o, sencillamente, de tiempo.
De modo que la mayoría de nuestros proyectos toman en cuenta nota no solo las necesidades de los pobladores, sino también sus aptitudes y posibilidades.  A menudo optamos por bombas manuales, ya que implican menores costos operativos.

¿Qué papel desempeña la Cruz Roja Senegalesa?

Gracias a su red de voluntarios, la Cruz Roja Senegalesa es nuestro socio natural, en especial cuando se trata de sensibilizar y promover hábitos de higiene y saneamiento. Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para los voluntarios puedan hacerse cargo por sí solos de los programas que conducimos. Asimismo, trabajamos con las autoridades regionales sobre cuestiones técnicas. En este caso también tratadmos de que puedan trabajar sin el CICR.

¿El CICR lleva adelante otras actividades en materia de agua y hábitat en Senegal?

Hemos estado trabajando en algunos lugares de detención y hemos previsto iniciar proyectos de pequeña escala para difundir hábitos de higiene en las cárceles. Junto con nuestros colegas de salud, hemos construido y reparado diversas instalaciones sanitarias en las cárceles.

Fotos

Mujeres trabajando en sus huertas. El CICR suministra agua para la horticultura, lo que impulsa el aumento de la producción alimentaria y mejora la situación económica de los pobladores. 

Biti-Biti, Casamance.
Mujeres trabajando en sus huertas. El CICR suministra agua para la horticultura, lo que impulsa el aumento de la producción alimentaria y mejora la situación económica de los pobladores.
© CICR / D. Mrazikova

Mujeres sacando agua de una bomba instalada por el CICR. Algunas bombas de zonas rurales afectadas por el conflicto han estado abandonadas por más de un año y deben ser reparadas. 

Biti-Biti, Casamance.
Mujeres sacando agua de una bomba instalada por el CICR. Algunas bombas de zonas rurales afectadas por el conflicto han estado abandonadas por más de un año y deben ser reparadas.
© CICR / D. Mrazikova

Niños tomando agua de una bomba instalada por el CICR. El CICR también explica a los niños cómo tratar el agua y proteger los puntos de abastecimiento. 

Biti-Biti, Casamance.
Niños tomando agua de una bomba instalada por el CICR. El CICR también explica a los niños cómo tratar el agua y proteger los puntos de abastecimiento.
© CICR / D. Mrazikova

Niños tomando agua de una bomba instalada por el CICR.El CICR a menudo instala bombas manuales en vez de eléctricas, ya que los costos operativos son menores. 

Biti-Biti, Casamance.
Niños tomando agua de una bomba instalada por el CICR.El CICR a menudo instala bombas manuales en vez de eléctricas, ya que los costos operativos son menores.
© CICR / D. Mrazikova