Guinea: "Temor al vacío de poder y al caos"

19-02-2007 Entrevista

Georg Cunz, jefe de la delegación del CICR en Guinea, explica que la Institución se propone fortalecer su presencia en el país, a fin de responder a las necesidades de índole humanitaria causadas por las recientes hostilidades.

 
Cortesía de Reuter / Luc Gnago 

Estación de policía incendiada por manifestantes en Conakry, la capital del país. 


   
Cortesía de Reuter / Saliou Samb 

Las personas se reúnen para escuchar las últimas noticias en la radio. 


   

  ¿Cuáles son las consecuencias humanitarias de la violencia en Guinea?  

     

Los enfrentamientos en Guinea tienen graves consecuencias en el plano humanitario. En este momento, no disponemos de cifras exactas, pero según los informes recibidos de nuestros colegas de la Cruz Roja de Guinea (CRG) y nuestras propias observaciones, podemos hablar de centenares de heridos – algunos de ellos con heridas graves, causadas por armas de fuego – y decenas de muertos. Sólo durante el sábado y el domingo, en Conakry, la capital, los voluntarios de la CRG evacuaron a más de 400 víctimas; 200 de ellas fueron hospitalizadas a causa de heridas graves.

Muchas personas perdieron la vida en enfrentamientos con la policía. Al mismo tiempo, fueron atacados e incendiados edificios públicos, bancos, comisarías y viviendas de ministros del Gobierno o de personas relacionadas con éste. Se producen numerosos saqueos y se observa un creciente número de actos puramente criminales. Cunde la incertidumbre y hay temor al vacío de poder y al caos.

Además, el ejército efectúa reiterados tiros de advertencia a fin de hacer respetar el toque de queda y, aunque los disparos no son directos, las balas perdidas causan numerosas víctimas.

El problema inmediato es el acceso a la atención médica y a los alimentos, en un país completamente desorganizado y atormentado por la violencia. Tampoco hay que olvidar el dolor de las familias afectadas ni el hecho de que muchas personas quedarán incapacitadas y marcadas de por vida por estos acontecimientos.

  ¿Cómo respondió el CICR?  

     

Pudimos hacer mucho en Conakry y en Nzérékoré, en la región de los Bosques, donde tenemos presencia. Pusimos a disposición de la CRG 14 vehículos del CICR, para trasladar los heridos y recoger cadáveres en la capital. Cuando la violencia alcanzó su punto culminante, unos 600 socorristas, desplegados por la CRG en todo el país, prestaban los primeros auxilios y trasladaban a los heridos a los establecimientos apropiados.

El CICR también proporcionó material de primeros auxilios para heridos de guerra a tres hospitales provinciales y suministró material quirúrgico a los hospitales universitarios de Conakry.

Continuamos proporcionando ayuda alimentaria de urgencia a la cárcel principal de Conakry, donde, antes de los disturbios, se habían observado numerosos casos de desnutrición aguda.

  ¿Cuáles son las razones del estallido de violencia en Guinea?  

     

La tensión fue creciendo a partir de la primera huelga nacional, que tuvo lugar a principios de 2006, y la segunda, realizada en junio, al tiempo que aumentaba el número de víctimas de la violencia. La situación de hoy es el resultado del descontento generalizado de la población, la administración pública y los trabajadores. El movimiento de protesta, inicialmente encabezado por los sindicatos, dio paso a los disturbios. Nadie es capaz de controlar la situación, y la represión es violenta.

  ¿Cómo puede evolucionar la situación?  

       

Por el momento, reina la calma, pero la CRG sigue trasladando a los heridos. Continúan la huelga general y el estado de sitio. Tanto el puerto de Conakry como la exportación de productos de la minería están prácticamente paralizados, lo que seguramente tendrá graves repercusiones en la economía y en el nivel de vida de la población.

La sociedad civil, los sindicatos y las instituciones religiosas, por un lado, y las autoridades nacionales, como la Asamblea o el Consejo Económico y Social, por el otro, han reanudado las negociaciones con escasa energía, y no se ven resultados concretos. Tal vez, la población reaccione ante la presión de la comunidad internacional, que ahora condiciona su ayuda al respeto de las libertades fundamentales.

  ¿Continuará el CICR con sus actividades en Guinea?  

     

Desde luego, e incluso fortaleceremos nuestros programas. Nuestra prioridad es mantener las actividades operacionales a lo largo de la emergencia, luego evaluar lo que hay que hacer para proteger a los civiles, y por último, intervenir ante las autoridades militares y políticas. Además, debemos verificar las condiciones de detención de las personas arrestadas durante los disturbios. También será necesario resolver el problema de la destrucción, por los manifestantes, de muchas de las cárceles principales. Las personas que sean detenidas en el futuro cercano serán alojadas en establecimientos totalmente inadecuados. Además, tenemos previsto mejorar la capacidad de los hospitales para proporcionar tratamiento de urgencia a los heridos.

También tenemos que restablecer el contacto con nuestros interlocutores, pero la mayoría de ellos se encuentran inaccesibles. Nadie sabe realmente dónde está el Gobierno. Cabe señalar que la destrucción de los edificios público s en todo el país obstaculizará, durante algún tiempo, las actividades de las autoridades.