Servicios sanitarios del CICR

01-03-2000

La finalidad de la Unidad de Servicios Sanitarios del CICR es velar por que las víctimas de la guerra tengan acceso a una asistencia preventiva y curativa básica, cuya calidad satisfaga las normas universalmente admitidas.

El objetivo final es reducir la mortalidad, la morbididad, los sufrimientos y las discapacidades causadas por las muchas necesidades o por la insuficiencia de las prestaciones de los servicios de salud.

     

  Necesidades  

La naturaleza de un conflicto y sus secuelas humanitarias varían de un país a otro, de una zona a otra e incluso de un momento a otro en la misma zona. En la práctica, la asistencia sanitaria se ve afectada de diversas maneras.

Como resultado directo de un conflicto, puede haber muertos y heridos, destrucción de estructuras médicas, interrupción de las vías de abastecimiento y personas que huyen de sus hogares en busca de seguridad. Durante las fases activas de un conflicto, el número de afectados puede alcanzar niveles de epidemia y la gran proporción de casos de urgencia, a causa de los heridos, de los brotes de enfermedades infecciosas y de los graves problemas de desnutrición, pueden poner pronto a prueba la capacidad de los servicios de salud locales existentes.

En algunos casos, los servicios sanitarios siguen funcionando, pero el acceso a ellos es difícil, peligroso o prohibido para una parte de la población. Además, los servicios normales pueden saturarse debido a los casos de urgencia, la destrucción de instalaciones médicas, la falta de personal cualificado y la interrupción de las vías de abastecimiento. Esto puede dar lugar a que ya no se atienda a los pacientes con problemas de salud corriente, no se vacune a los niños ni a las mujeres embarazadas, no se presten cuidados prenatales, no se opere cuando la intervención quirúrgica no sea urgente, etc.

   

  SD-D-00083-01  

En los conflictos modernos, estas realidades coexisten con frecuencia. Si bien hace falta una ayuda rápida para atender a las necesidades urgentes directamente causadas por el conflicto, es esencial prestar apoyo al sistema de salud existente para garantizar el mantenimiento de la asistencia sanitaria normal. Las necesidades pueden comprender obras de reconstrucción o restauración de edificios, apoyo a la gestión y a la formación, suministro de medicamentos y material clínico, presencia de un equipo de médicos o cirujanos expatriados, etc. Cuando perdura un conflicto se hacen a menudo cada vez más urgentes el apoyo a largo plazo al sistema sanitario y la introducción de reformas.

  Actividad de la Unidad de Servicios Sanitarios  

En función de las necesidades humanitarias específicas, de las prioridades y de las limitaciones, la acción más apropiada tiene por objeto velar por que la población en una zona de conflicto tenga acceso a las prestaciones sanit arias esenciales, preventivas y curativas. En un contexto particular, puede intervenir toda la Unidad de Servicios Sanitarios, o varios de sus cuatro secciones sanitarias especializadas.

Las cuatro secciones especializadas de la Unidad son los siguientes: Medicina y Salud Comunitaria, Cirugía y Asistencia Hospitalaria, Programas de Rehabilitación Física y Salud en los Lugares de Detención.

     

  Medicina y Salud Comunitaria  

   

  Réf. SO-D-00034-10  

Desde la Conferencia de Alma Ata de 1978, la mayoría de los países han adoptado una estrategia de atención primaria de salud encaminada a desarrollar servicios sanitarios que se ocupen de la prevención y del tratamiento de problemas de salud corrientes. Este planteamiento se basa en un sistema de puestos sanitarios, centros de salud y hospitales de distrito. Los programas de salud pública, como la educación sanitaria, las vacunaciones y las campañas contra ciertas enfermedades, se integran cada vez más en las actividades de estos servicios. También se est á descentralizando la gestión de los servicios sanitarios para que las comunidades locales participen en la toma de decisiones y para facilitar una mejor adaptación a las necesidades, limitaciones y especificidades locales.

El desencadenamiento de un conflicto ocasiona habitualmente la desorganización, el abandono e incluso la destrucción de una parte o de todo el sistema de atención primaria de salud. A veces aumenta el riesgo de epidemias y puede ocurrir que la población civil sufra traumas psicológicos.

El cometido de la Sección de Medicina y Salud Comunitaria es realizar proyectos relacionados con estos problemas, y la actuación ideal será diferente en cada caso, según sean las necesidades específicas. A finales de 1999, el CICR dirigía proyectos de medicina y salud comunitaria en 19 países. La mayoría de ellos comprendía una ayuda directa a los puestos sanitarios, centros de salud y hospitales de distrito. La ayuda proporcionada puede incluir suministros (material de construcción, material clínico y suministros médicos) y/o un apoyo cualitativo en cuestiones de organización, de supervisión y de formación en el trabajo.

     

  Cirugía y Asistencia Hospitalaria  

Los servicios prehospitalarios y hospitalarios varían considerablemente de un país a otro por lo que atañe a su capacidad de hacer frente a la carga adicional que supone el tratamiento quirúrgico de los heridos de guerra, que pronto pueden saturar los servicios hospitalarios disponibles.

   

  Réf. AF-D-00062-09  

La Sección de Cirugía y Asistencia Hospitalaria ayuda a trazar estrategias y políticas para ayudar a los hospitales a afrontar este desafío. Con frecuencia, años de pobreza y de falta de mantenimiento preceden al estallido de un conflicto armado. Para que un hospital siga funcionando, puede ser necesario restaurar la infraestructura y suministrar equipos, medicamentos, artículos de consumo y combustible para los grupos electrógenos. Cuando se marcha el personal cualificado o termina el apoyo del Ministerio de Sanidad, pueden producirse graves trastornos de los servicios sanitarios. En estas circunstancias, se necesita ayuda para administrar y gestionar los hospitales.

Todos estos ejemplos presuponen que se dispone de personal y de estructuras sanitarias locales y que la asistencia del CICR tendrá por objeto ayudarles a seguir prestando servicios. Pero, en casos extremos, el personal y los hospitales locales pueden ser insuficientes o inexistentes. Habrá que enviar entonces equipos reemplazantes de expatriados para llevar a cabo la labor que normalmente efectúa el personal local.

La formación del personal nacional en cirugía, anestesia, servicios de enfermería, fisioterapia y gestión de hospitales está adquiriendo últimamente más importancia, sobre todo en las situaciones de conflicto de baja intensidad, que se prolongan muchos años. El CICR lleva a cabo diversas actividades, desde la acción inmediata de urgencia hasta la restauración a largo plazo del sistema hospitalario, a fin de atender a las necesidades sanitarias cotidianas de una comunidad, así como a las de los heridos. Los seminarios sobre cirugía de guerra para cirujanos militares y civiles forman parte esencial de esta formación.

   

  Réf. C0-D-00011-17  

En un entorno inseguro, el acceso a los heridos y su simple traslado a un hospital pueden resultar obstáculos casi insalvables. Las limitaciones económicas o las prácticas discriminatorias pueden asimismo dificultar aún más el acceso al tratamiento. El CICR, en colaboración con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, elabora programas en el ámbito de los primeros auxilios prehospitalarios, así como de la evacuación y el transporte de los heridos.

     

  Programas de Rehabilitación Física  

Desde 1979, el CICR ha creado o prestado apoyo a 50 centros de rehabilitación en 25 países afectados por conflictos en todo el mundo y ha proporcionado más de 130.000 prótesis a unas 88.000 persona s.

   

  Réf. ET-D-00158-07  

Las minas antipersonal ocasionan heridas graves que pueden causar la muerte, amputaciones, invalidez y traumas psicológicos. Las víctimas necesitan una evacuación rápida, primeros auxilios eficaces, varias operaciones quirúrgicas y rehabilitación física. Uno de los principios rectores de los programas de rehabilitación del CICR es que sean duraderos, porque los amputados tienen una incapacidad permanente y necesitan disponer de servicios de rehabilitación para el resto de su vida. (Un niño de diez años necesitará aproximadamente 15 prótesis a lo largo de su vida). Miles de amputados dependen, pues, de la continuidad de esos servicios de rehabilitación para que puedan repararse o reemplazarse sus prótesis. La importancia de esto ha inducido al CICR a elaborar políticas que rijan el tipo de asistencia que se presta, tanto antes como después de la transferencia de los centros de rehabilitación. En la mitad de los casos, el CICR transfiere la gestión del proyecto al cabo de diez años, por término medio. Si no hay ninguna entidad apropiada que se haga cargo del centro, el CICR establece un taller independiente para cumplir el principal objetivo de prestar asistenci a a los pacientes.

Antes de la transferencia, se hace hincapié en la introducción de una tecnología apropiada, la formación del personal y la colaboración con el sistema sanitario existente. La tecnología apropiada puede definirse como " un sistema que se ajusta y adapta, que satisface las necesidades de la persona y que el país puede mantener al menor precio posible " . Desde 1990, el material más utilizado es el plástico, como el polipropileno y el polietileno. Después de la transferencia, el CICR sigue proporcionando un asesoramiento profesional permanente y un apoyo de menor intensidad a los proyectos, impulsando los cursos de perfeccionamiento y la asistencia material y técnica. El Fondo Especial en favor de los Impedidos, patrocinado por el CICR, se instituyó en 1983 y desempeña últimamente un papel cada vez más importante en el seguimiento de los proyectos " transferidos " . Los recursos de este Fondo se han utilizado para fundar un centro de capacitación en Addis Abeba (Etiopía), donde se imparten cursos de fabricación y colocación de prótesis y de sus componentes. Estas actividades se complementan con la ayuda material y el asesoramiento técnico continuos para proyectos en todo el mundo, de los que se benefician tanto los proyectos iniciados por el CICR como otros.

   

  Ref. KH-D-00071-21  

Antes de la transferencia, se hace hincapié en la introducción de una tecnología apropiada, la formación del personal y la colaboración con el sistema sanitario existente. La tecnología apropiada puede definirse como " un sistema que se ajusta y adapta, que satisface las necesidades de la persona y que el país puede mantener al menor precio posible " . Desde 1990, el material más utilizado es el plástico, como el polipropileno y el polietileno. Después de la transferencia, el CICR sigue proporcionando un asesoramiento profesional permanente y un apoyo de menor intensidad a los proyectos, impulsando los cursos de perfeccionamiento y la asistencia material y técnica. El Fondo Especial en favor de los Impedidos, patrocinado por el CICR, se instituyó en 1983 y desempeña últimamente un papel cada vez más importante en el seguimiento de los proyectos " transferidos " . Los recursos de este Fondo se han utilizado para fundar un centro de capacitación en Addis Abeba (Etiopía), donde se imparten cursos de fabricación y colocación de prótesis y de sus componentes. Estas actividades se complementan con la ayuda material y el asesoramiento técnico continuos para proyectos en todo el mundo, de los que se benefician tanto los proyectos iniciados por el CICR como otros.

     

  Salud en los Lugares de Detención  

Una prisión es esencialmente un lugar de represión y, como tal, genera condiciones de vida específicas, que son difíciles desde el punto de vista material y psicológico, incluso en tiempo de paz. A veces -más a menudo de lo que se piensa- estas condiciones pueden ser sumamente perniciosas y violentas, y afectar a la salud de los detenidos. En situaciones de conflicto , tanto antes como durante la detención, los presos son a veces objeto de torturas, violaciones y otros abusos físicos y psicológicos, que causan lesiones físicas y psíquicas graves y duraderas. Los malos tratos o las precarias condiciones de encarcelamiento (o frecuentemente ambas cosas) agravan los problemas de salud ya existentes y crean nuevos.

La labor en favor de los presos es una de las tareas más específicas del CICR. De conformidad con su cometido, el CICR se ocupa del bienestar de toda persona detenida en relación con un conflicto armado, disturbios internos u otras confrontaciones, lo que requiere la acción de una organización específicamente neutral e independiente. El principal objetivo del trabajo del CICR en este ámbito es preservar la integridad física y mental de los presos, poner fin a los malos tratos o prevenirlos, y garantizar condiciones materiales de detención aceptables. El CICR evalúa la situación y pide a las autoridades que tomen todas las medidas necesarias para mejorar el trato dispensado a los detenidos, así como las condiciones materiales. En casos urgentes, el propio CICR proporciona ayuda material.

Los médicos, enfermeras y delegados del CICR que visitan a los detenidos evalúan los efectos sobre su salud de todas las condiciones de su detención. Esto requiere conocer a fondo las cuestiones de salud pública en las prisiones e implica conocimientos básicos de salubridad, epidemiología, necesidades nutricionales y deficiencias vitamínicas, así como de las relaciones entre nutrición, agua y saneamiento, asistencia sanitaria y hacinamiento. Al analizar el nexo entre estos diferentes factores, hay que tener también en cuenta los aspectos generales y específicos de la vida en un lugar de detención, así como el estudio de la prisión y de los sistemas judicial y sanitario en un contexto dado.

Asimismo, el personal médico del CICR que visita a los detenidos debe poder analizar y prescribir a veces trat amientos contra enfermedades y afecciones que son corrientes en los lugares de detención, como la tuberculosis, el beriberi, el tifus, las enfermedades dermatológicas y venéreas, el SIDA/VIH, etc. Es particularmente difícil luchar contra estas enfermedades, porque aparecen y se propagan en condiciones carcelarias a menudo difíciles (hacinamiento, insuficiencia de alimentos y de asistencia sanitaria, explotación sexual, etc.).

En los últimos veinte años se ha aprendido mucho acerca de los efectos de la tortura y de los tratos crueles, inhumanos y degradantes. Una buena evaluación hecha por un médico forma parte esencial de cualquier visita a las víctimas de torturas. Cuando se abordan estos casos difíciles, el personal médico debe tener la formación apropiada y buenos conocimientos del fenómeno, de sus efectos y de la psicología del torturador, así como de los métodos de asistencia médica a las víctimas de torturas.



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