• “Este año, no puedo estudiar, por problemas económicos
    • © CICR / O. Moeckli

    “Este año, no puedo estudiar, por problemas económicos", cuenta Darlyn, de 15 años. “Gracias a Dios, la Cruz Roja me dio la beca de belleza".

    Siempre soñó con esa carrera pero le parecía imposible". Nunca hablé de eso, es una formación costosa y mi familia no cuenta con tanto dinero”.

    El curso cambió mucho en su vida. “Ahora sé que soy capaz de cumplir mi sueño si me lo propongo”, explica. “Tengo más amigas, antes estaba muy alejada de las personas. También aprendí a valorarme a mí misma".

  • Darlyn habla con Soarih, psicóloga de la CRG.
    • Darlyn habla con Soarih, psicóloga de la CRG.
      © CICR / O. Moeckli

    En el equipo de la CRG, una psicóloga presta apoyo a los jóvenes que lo necesitan. Darlyn dice que recibió una ayuda inmensa.

    “El año pasado, yo iba mal, me sentía sola, desolada, como en un cuarto vacío. Tenía muchos problemas con mis papás. La psicóloga me dio ánimo para seguir adelante, porque era mi futuro. Ella me ayudó a comprender que uno tiene que empezar a hacer las cosas por uno mismo”.

  • Darlyn en casa con su madre.

    Cuando tenía 8 años, su pequeña hermana falleció por una enfermedad. “Dolió tanto perderla que nos separamos en la familia”, cuenta Darlyn. “Nos gritábamos, nos maltratábamos. La psicóloga me ayudó a controlar mi ira, mi dolor, mi tristeza y los enojos que tenía con mis papás".

    Antes de incluir a alguien en el proyecto, se hacen entrevistas al beneficiario como a su familia, para evaluar quien es el que más se beneficiará de la beca.

  • Darlyn hace manicura a un cliente.

    “Ya voy poniendo cosas en mi casa, hago manicura, tintes, lo que ya he aprendido”, dice Darlyn. Su papá viaja y le trae material de otros países, donde los productos son más baratos.

    “En el futuro, quiero abrir un salón y spa. Por el momento, trabajo en mi casa. Después voy a buscar un lugar aquí en la colonia donde haya un poquito más de gente. Pienso que lo voy a lograr, así, poco a poco".

  • Moisés con un cliente, en el salón que abrió en su casa.

    Además de su trabajo como cocinero, Moisés también ya abrió un pequeño salón en su casa, sin esperar terminar el curso. “Ya tengo clientes, porque ya conocen mi trabajo".

    En paralelo, sigue con su trabajo de limpieza para los vecinos. Como tiene experiencia, también se puso a cocinar para ellos.

  • Moisés empezó a dar clases de cocina a diez de las chicas del curso de belleza. “Primero van a hacer solo postres y pasteles. La idea es que los salgan a vender, para poder comprar el material para abrir un salón.

    Moisés empezó a dar clases de cocina a diez de las chicas del curso de belleza. “Primero van a hacer solo postres y pasteles. La idea es que los salgan a vender, para poder comprar el material para abrir un salón. Uno de mis sueños es ayudar a esas muchachas. ¡Quiero que ellas luchen por su salón!”

    Cuando se enteraron de los cursos de cocina de Moisés, diez señoras del barrio solicitaron poder participar. Ahora, tiene 20 alumnas.

  • El padre de Moisés en su sastrería.

    Le costó a su padre aceptar el interés de Moisés por la estética. “¡En ese entonces, mi papá se enojó conmigo!”

    Hace unos meses, Moisés participó a un concurso de maquillaje en un hotel del centro. Ganó el primer premio y su papá ofreció pagar los materiales para abrir su salón. “El curso permitió que mi papá se abriera”, cuenta Moisés. “Hice todos esos esfuerzos para que se diera cuenta de lo mucho que necesito su apoyo. ¡Valió la pena!”

  • Roxana camina por las calles de Santa Isabel II.

    Roxana pasa mucho tiempo cuidando a su hijo. El tiempo que pasa con el equipo de la Cruz Roja y el curso son oportunidades de salir de casa y encontrar otra gente.

    “La maestra nos pone a hacer manicura, pedicura, peinados, colochos de agua, permanentes, ¡todo eso!”, explica Roxana. “Me distrae, me aleja de los problemas familiares. Es un curso que hay que aprovechar, porque no siempre se dan estas oportunidades.”

  • Roxana en casa con su hijo y su madre.

    Después del curso, Roxana y su mamá quieren abrir un salón juntas. Ella tuvo un salón, pero no pudo mantenerlo y empezó a hacer limpieza en casas.

    “Con mi mamá, pensamos abrir un salón en la colonia”, explica Roxana. “Ella ya tiene clientela, ya tiene algo de material". Su mamá piensa que será más fácil trabajar con Roxana. “Si hay una persona joven, ¡viene más gente!”

  • Roxana en casa con su esposo y su hijo.

    Más allá de todo lo que aprenden en el curso, los logros más importantes son el sentido de responsabilidad y la autoestima que adquieren los participantes.

    “No llevo una vida fácil”, dice Roxana. “¡Así que la que tiene que luchar soy yo! ¡Tengo que salir adelante, aunque los demás no quieran!”, concluye.


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