La celebración de los 150 años de acción humanitaria

18-11-2013 Declaración

Declaración del señor Peter Maurer, en calidad de presidente del Consejo de Delegados, 17 y18 de noviembre de 2013, Sídney, Australia.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja puede enorgullecerse de sus logros. En este mismo instante, miles de voluntarios y miembros del personal trabajan sin denuedo en Filipinas para prestar asistencia a raíz de uno de los tifones más devastadores registrados en la región. Otro tanto ocurre en Siria donde los voluntarios y el personal arriesgan sus vidas en medio de uno de los conflictos más mortíferos.

Los delegados del Movimiento, congregados en Sídney con motivo de nuestra reunión bienal, rendimos homenaje a estas valientes y dedicadas personas. Los millones de voluntarios y miembros del personal presentes en todo el mundo, que cotidianamente contribuyen a aliviar el sufrimiento de las personas inmersas en tragedias humanitarias, provocadas por la actividad humana o debidas a desastres naturales, son fuente de inspiración para todos.

Si nuestro Movimiento desea mantenerse a la vanguardia de la labor humanitaria futura no deberá limitarse a permitir apenas que los cambios ocurran, sino que deberá impulsar el cambio que sabemos adviene.

Fortalecidos por nuestra historia y experiencia gozamos de buenas condiciones para encarar el futuro. En el mundo contemporáneo sujeto a rápida evolución, sabemos que el Movimiento debe mostrarse a la altura de los desafíos del mañana en materia de acción humanitaria si desea mantenerse a la par de los acontecimientos. Deseamos que nuestra labor sea aún más pertinente para las personas a quienes prestamos servicios y que marque una diferencia más significativa y perdurable en sus vidas.

Somos testigos de la cambiante dinámica en el panorama humanitario. En todo el mundo, las personas a quienes deseamos prestar ayuda están mejor informadas y son capaces de expresar sus necesidades. Existe un escrutinio más detenido y mayores expectativas respecto de nuestra labor por parte de los Estados y del público.

Si nuestro Movimiento desea mantenerse a la vanguardia de la labor humanitaria futura no deberá limitarse a permitir apenas que los cambios ocurran, sino que deberá impulsar el cambio que sabemos adviene. Hemos de trabajar juntos con mayor eficiencia y celeridad para movilizar recursos y sacar óptimo provecho de nuestros esfuerzos. Es lo que hacemos en Filipinas y Siria, para ayudar a las personas en un momento de extrema necesidad. De esta manera, intensificamos la rendición de cuentas ante nuestros donantes y ante las personas a quienes prestamos servicios. Cuando sea necesario, hemos de ser capaces de expresarnos al unísono ante el mundo para tratar de las crisis y de nuestra intervención a raíz de estas, así como para cincelar el programa humanitario mundial.

No podremos superar estos desafíos sin un espíritu creativo, innovador y de colaboración. Esto es particularmente válido en lo que respecta a los ámbitos de la acción comunitaria, la comunicación y la educación. La mundialización de las redes de información aporta innumerables oportunidades y herramientas para favorecer la comunicación entre los miembros del personal y los voluntarios. Les permite intercambiar ideas e información sobre experiencias y acompañarse en tiempo real sintiéndose respaldados frente a las crisis. Las tecnologías móviles serán de gran utilidad para que tanto nosotros como las comunidades estemos mejor preparados para reaccionar e intervenir ante los desastres, gracias a la difusión de información vital y al diálogo con las personas necesitadas.

Se debe otorgar a las mujeres y los jóvenes voces más firmes en calidad de agentes habilitadores y propulsores del desarrollo sostenible y de la acción humanitaria.

Asumimos el compromiso de encauzar el poder de la humanidad que representamos de modo característico mediante nuestra diversidad. Debemos promover la inclusión de las personas con discapacidad en nuestro Movimiento. Se debe otorgar a las mujeres y los jóvenes voces más firmes en calidad de agentes habilitadores y propulsores del desarrollo sostenible y de la acción humanitaria. Deseamos entablar asociaciones más sólidas con organizaciones externas al Movimiento, incluido el sector privado, cuando ello redunda en beneficio de las personas a quienes prestamos ayuda y no socava nuestros principios o nuestra reputación.

Nuestro Movimiento tiene un gran futuro, pues dispone de una singular capacidad de intervención para paliar las crisis de índole humanitaria y afrontar los retos venideros del desarrollo sostenible. Constituimos una red verdaderamente mundial de organizaciones humanitarias cuyos 15 millones de voluntarios trabajan con las comunidades y en el seno de éstas. Asimismo, tenemos una capacidad colectiva para incidir en los debates importantes, como el programa para el desarrollo posterior a 2015, directamente relacionado con las personas cuya vida cambiará.

Gracias a nuestros emblemas, hemos forjado a lo largo del tiempo una identidad única en el ámbito humanitario. El reto estriba en que se ha de mantener el uso protector cuando cumplimos nuestro deber humanitario, así como en el uso de nuestras marcas para apoyar mejor la labor de comunicación y de obtención de fondos en un entorno interconectado y cada vez más competitivo. Estos imperativos nos obligan a afrontarlos juntos y únicamente en el interés de las personas a quienes intentamos ayudar.

Nuestro Movimiento ha de desempeñar un papel a fin de velar tanto por la pertinencia del derecho internacional humanitario en los conflictos que actualmente se libran como por los efectos previstos que ha de surtir: proteger a las personas más vulnerables y a cuantos procuran ayudarlas. Exhortamos a los Estados a que consideren cuidadosamente las repercusiones de índole humanitaria que pueden entrañar las nuevas tecnologías de la guerra, en tanto que garantizan su legalidad. Nuestra preocupación se refiere en particular a las armas controladas a distancia, autónomas y cibernéticas. Refrendamos nuestra determinación de trabajar junto con los Gobiernos y la sociedad civil en pro de la eliminación de las armas nucleares. Hacemos un llamamiento a los Estados para que respeten la prohibición de las armas químicas y biológicas. En todas estas cuestiones, los componentes del Movimiento deben alentar a los Estados a contribuir con brío a la optimización de los mecanismos que fomentan el cumplimiento del derecho.

...nos comprometemos a trabajar juntos para entretejer una red más vigorosa, más pertinente y unida, cuya única ambición ha de ser la de salvar vidas, aliviar el sufrimiento, proteger los medios de subsistencia, y forjar la capacidad de resistencia y recuperación...

Juntos desplegaremos esfuerzos para prevenir y abordar los modelos esenciales en las crisis de índole humanitaria: obstáculos al acceso seguro del personal de salud y del personal humanitario, así como del personal y de los voluntarios del Movimiento a las personas vulnerables en contextos peligrosos, incluidos los conflictos armados; las violaciones que se cometen contra la población civil, incluida la violencia sexual generalizada contra mujeres, hombres, niñas y niños; y los desastres relacionados con factores como el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y el crecimiento de la población y las desigualdades.

Por último, habida cuenta del número cada vez mayor de problemas que se plantean a la acción humanitaria, nuestros Principios Fundamentales son nuestra mayor ventaja. El año 2015 señalará el 50.º aniversario de su proclamación. La XXXII Conferencia Internacional, que se celebrará ese año en Ginebra, examinará el significado que este núcleo de principios históricos reviste en la práctica.

Entre tanto, como Movimiento, nos comprometemos a trabajar juntos para entretejer una red más vigorosa, más pertinente y unida, cuya única ambición ha de ser la de salvar vidas, aliviar el sufrimiento, proteger los medios de subsistencia, y forjar la capacidad de resistencia y recuperación, de manera genuina y con humildad, en favor de las personas a quienes servimos y con la contribución de ellas. A nosotros, los líderes del Movimiento, nos incumbe una ingente responsabilidad respecto de las personas más vulnerables y respecto de los nuestros, ahora y en los próximos años.

Fotos

 

Peter Maurer
© CICR