La responsabilidad de las empresas y los principios humanitarios. ¿Qué relaciones deben mantener el mundo de los negocios y los organismos humanitarios?

31-12-2001 Artículo, Revista Internacional de la Cruz Roja, por Gilles Carbonnier

  Resumen: Desde hace mucho tiempo, los medios económicos influyen en gran medida en la evolución geopolítica mundial. La comunidad internacional y los medios informativos manifiestan cada vez más interés por las cuestiones relacionadas con la responsabilidad de las empresas privadas y, desde hace poco, por el papel de los agentes económicos en los conflictos armados. Al mismo tiempo, muchas compañías han adoptado códigos de conducta que se inspiran en normas reconocidas a nivel internacional, particularmente en el ámbito del derecho del trabajo y de los derechos humanos. Sobre este telón de fondo, se trata de delimitar los distintos objetivos que inducen al mundo de los negocios y a los organizaciones humanitarias a relacionarse.

Cuando operan en zonas inestables, las empresas privadas se ven obligadas a contratar personal de seguridad para proteger sus instalaciones y su personal, lo que plantea la cuestión de la pertinencia del derecho internacional humanitario en el contexto de actividades económicas privadas. El CICR ha decidido poner en práctica una estrategia específica con las compañías que operan en zonas de conflicto, para mejorar su capacidad de proteger y de asistir a las víctimas de los conflictos armados. Esta estrategia comprende, entre otras cosas, la promoción de los principios humanitarios fundamentales, así como el establecimiento de un diálogo sobre el terreno, a fin de sensibilizar a los agentes económicos acerca de preocupaciones humanitarias específicas.
 

 
Las cuestiones relacionadas con el medio ambiente y el ámbito social figuran en los programas de trabajo de los directivos de empresas desde hace más de diez años. A dquirieron notoriedad mundial en la Cumbre para la Tierra (Río de Janeiro, 1992) y en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995). Los derechos humanos y los conflictos armados se han sumado recientemente a esa lista de preocupaciones. En mayo de 2000, el semanal The Economist destacó los desafíos con que se enfrentan las compañías que trabajan en zonas expuestas a la guerra: los terroristas pueden volar los oleoductos; los socios pocos honrados pueden incumplir los contratos; las economías frágiles pueden derrumbarse. En estos últimos años, las organizaciones no gubernamentales (ONG) han dirigido duras críticas a las empresas que trabajan en países con Gobiernos indeseables, haciéndoles correr el riesgo de que quede en entredicho su bien más preciado: el buen prestigio " [1 ] . A petición de varias multinacionales, los primeros Diálogos sobre Políticas , iniciados el año 2001 en el marco del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, trataron específicamente del papel del sector privado en las zonas de conflictos [2 ] .
 

Las ONG y los periodistas se interesan cada vez más por la dinámica económica que subyace en los conflictos armados actuales. Los medios informativos hablan a diario de la función de los recursos naturales en zonas desgarradas por la guerra, como el oro y el coltan en la República Democrática del Congo, el petróleo en Chechenia, Colombia o Sudán, o los diamantes en Angola y Sierra Leona. Las controversias sobre los denominados " diamantes de sangre " reunieron a treinta Gobiernos, a ONG y a representantes de la industria diamantera en torno a la mesa de negociaciones, para reglamentar este comercio. La finalidad es que los diamantes no den pábulo a los conflictos y que éstos no empañen la imagen de los diamantes como símbolo del amor.
 

En consecuencia, el papel de las empresas privadas en las zonas expuestas a conflictos es, ahora, de dominio público. Los ejemplos siguientes ilustran claramente la diversidad de casos. TIME Asia , por ejemplo, hizo saber en su número del 6 de agosto de 2001 que, en algunos lugares de Aceh (Indonesia), " la gente hacía literalmente cola para contar historias sobre abusos y asesinatos cometidos por las tropas, a las que denomina'el ejército de Exxon'. En Estados Unidos, una ONG interpuso una demanda contra la gran compañía de petróleo ExxonMobil en nombre de once personas de Aceh que dicen haber sido torturadas por soldados indonesios pagados con fondos que la compañía proporciona como parte de un acuerdo con el Gobierno [3 ] . Para ello, se invocó una ley norteamericana muy antigua, el Alien Tort Claims Act (ATCA) , de 1789, en virtud de la cual se puede enjuiciar a empresas norteamericanas y extranjeras en Estados Unidos por supuestas infracciones –o por complicidad en las infracciones– de normas sociales o de derechos humanos internacionalmente reconocidas, que hayan sido cometidas fuera de Estados Unidos.
 
Los medios de comunicación informaron ampliamente sobre otra demanda presentada a tenor de la misma ley contra Royal Dutch/Shell. Los demandantes, con el apoyo de varias ONG, acusaban a la empresa de complicidad con el antiguo Gobierno militar nigeriano en la ejecución, en 1995, del líder del Movimiento Ogoni Ken Saro-Wiwa y de otros de sus miembros. El Tribunal Supremo Norteamericano abrió el camino para que pudiera ejercitarse una acción civil en Nueva York, el 26de marzo de 2001. Esta decisión se tomó a pesar de los esfuerzos de Shell para que se desestimara la demanda invocando que un tribunal de Nueva York no tiene derecho a conocer de una causa en que están implicadas personas nigerianas y una empresa angloneerlandesa [4 ] .
 
A mediados de julio de 2001, el New York Times informaba de que se acusaba a Coca-Cola de recurrir a grupos paramilitares de derechas para intimidar y, en algunos casos asesinar, a sindicalistas en Colombia. Un grupo norteamericano de defensa de los derechos sindicales, junto con el sindicato United Steelworkers of America, interpuso una demanda en Estados Unidos contra la empresa, sita en Atlanta. Coca-Cola rechazó firmemente las acusaciones y declaró que la compañía respeta las más altas normas de conducta ética y de práctica comercial, y exige que " todas las distribuidoras y unidades operacionales respeten las leyes y reglamentos de los países donde trabajan " [5 ] . Cabe señalar que, si bien se citaban los nombres de la compañía y del director zonal por estos supuestos delitos, el Gobierno no se mencionaba en absoluto.
 
En el presente artículo se pretende analizar la justificación para desarrollar relaciones entre el mundo humanitario y el de los negocios. En la primera parte, se hace una relación histórica sobre la evolución de la función de las empresas multinacionales. En la segunda parte, se examinan los argumentos de las empresas en favor de esa asociación, es decir, por qué muchas empresas intentan actualmente entablar un diálogo con las organizaciones humanitarias. En la tercera parte, se examinan cuestiones esenciales como el significado y la aplicabilidad del derecho internacional humanitario al mundo de los negocios, incluyendo a las compañías de seguridad privadas. En la cuarta parte, se subraya la estrategia global del CICR con respecto al sector privado y se describe su postura con respecto a las empresas que influyen de forma directa o indirecta en las partes en conflicto y en la situación de las personas afectadas. En otras palabras, en esta parte se trata de la toma de posición de una organización humanitaria, como es el CICR, frente al sector comercial por lo que atañe a su propia " actividad principal " . En la quinta parte, se subrayan algunos retos con los que se enfrenta el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Medi a Luna Roja cuando trata con el sector empresarial. Al final del artículo se sacan las conclusiones y se recapitulan los desarrollos que ha habido hasta ahora.
 

  Evolución de la función de las multinacionales  

 
La responsabilidad social de las empresas se ha convertido en un tema en boga y forma parte del plan de estudios de los cursos de maestría en Administración de Empresas. Un fuerte debate enfrenta a los que mantienen que las empresas no deberían desviarse de su objetivo tradicional –es decir, optimar los valores de los accionistas [6 ] –, con quienes dicen que las compañías tienen que tener en cuenta los intereses de un círculo mucho más amplio de interesados, que incluya a las comunidades anfitrionas, a los consumidores, a las generaciones presentes y futuras, etc. Según datos empíricos preliminares, las estrategias comerciales que tienen en cuenta las preocupaciones de un amplio grupo de interesados dan, a la larga, buenos resultados.
 

Con el advenimiento de la mundialización, el sector privado desempeña una función cada vez más importante en las relaciones internacionales. Crece paulatinamente la influencia de algunas multinacionales en las situaciones de guerra y sobre las partes en conflicto. Sirvan algunos hechos y cifras para ilustrar esta afirmación:
 

  • En 1990, la ayuda oficial al desarrollo representaba el 75% de las trasferencias de recursos de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a países en desarrollo. Diez años después, tan sólo las inversiones extranjeras directas se han convertido en un múltiplo de la ayuda oficial al desarrollo destinada a las economías en desarrollo (240.000 millones de dólares EE.UU. y 84.000 millones de dólares EE.UU. respectivamente) [7 ] .

  • De olas s ucesivas de fusiones y adquisiciones han surgido " gigantes empresariales " cuyo volumen de negocios y beneficios superan la suma de la renta nacional de varios países afectados por la guerra. Los ingresos netos del gigante del petróleo ExxonMobil, por ejemplo, alcanzaron su punto más alto, en el año 2000, con una cifra récord de 17.700 millones de dólares EE.UU. El producto nacional bruto de Angola fue de 5.900 millones de dólares EE.UU. en 1999, el de Burundi de 700 millones de dólares EE.UU. y el de la República Democrática del Congo de 7.000 millones de dólares EE.UU. en 1998 [8 ] . Percy Barnevik, presidente de Investor, ABB, AstraZeneca y Dandvik, señala que de las cien economías más importantes del mundo, 51 son empresas. Y añade: " Shell es mayor que Venezuela, y General Motors mayor que Irlanda, Nueva Zelanda y Hungría juntas " [9 ] .

  • Paralelamente, tanto la inestabilidad política como la reforma económica liberal han reducido el poder y las prerrogativas estatales en muchos de los países en los que trabaja el CICR. Los actuales círculos diplomáticos confieren un papel más importante al sector privado. Esto es especialmente cierto cuando se trata de importantes desafíos mundiales, como son proteger la biodiversidad, aliviar la pobreza, hacer frente al aumento de la población o garantizar el acceso al agua potable. En vez de crear nuevos organismos intergubernamentales para que se ocupen de estos nuevos asuntos, los participantes clave han formado redes flexibles, integradas por empresas privadas, expertos independientes, Gobiernos y organizaciones no gubernamentales e internacionales (como la Comisión Mundial de Represas y el Consejo de Manejo Forestal).
     

El papel preponderante que desempeñan las empresas privadas en las relaciones internacionales no es nuevo. A finales del siglo XI, la constitución de un consorcio comercial en la ciudad italiana de Génova, la Compagna , era crucial para crea r un Estado con puertos y colonias desde el Egeo hasta el Mar Negro. Entre los siglos XVI y XIX, los países europeos otorgaron a compañías privilegiadas, como la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, un monopolio comercial destinado a ampliar su poder comercial y político sin tener que pagar un precio demasiado alto. En contrapartida, los poderes coloniales " externalizaron " la tarea de mantener el orden público en sus colonias, delegándola a las compañías de privilegios [10 ] .
 

A finales del siglo XIX, los Gobiernos habían retirado esa función a las mencionadas compañías. Pero las grandes empresas seguían influyendo en las relaciones internacionales en el siglo XX. Desde el descubrimiento del petróleo hasta los años 50, el mercado del petróleo estuvo dominado por unas cuantas multinacionales importantes, que decidían de la producción y la participación en el mercado en virtud de acuerdos oligopolísticos. En su conocido libro The Paradox of Plenty , la experta en petróleo Terry Lynn Karl escribe que " el dominio absoluto de las compañías petroleras sobre los Estados exportadores caracterizó ese régimen y condicionó las posibilidades de desarrollo de esos Estados " [11 ] . Y añade que, desde los años 60, los ingresos masivos por concepto del petróleo han contribuido a exacerbar el proceso de centralización y concentración del poder en Estados petroleros sin que haya simultáneamente un desarrollo de instituciones públicas y de autoridad política. La consecuencia es un gran desfase entre el amplio papel jurisdiccional de los Estados y su débil mecanismo de autoridad.
 

Se ha citado también al antiguo conglomerado norteamericano United Fruit como compañía privada con gran influencia en la política extranjera de Estados Unidos a mediados del siglo veinte. Por ejemplo, se ha acusado a esta compañía de solicitar el apoyo de Washington para derroca r, en 1954, al presidente guatemalteco, J. Arbenz Guzman, que había sido libremente elegido, e instalar al primero de una serie de líderes de derechas amigos de Estados Unidos [12 ] .
 

Para algunos observadores, el concepto de " compañía de privilegios " de los siglos XVI a XIX está resurgiendo actualmente con otra faz: " Al frente de la mundialización económica, empresas transnacionales que, durante mucho tiempo, han realizado sus negocios en países en desarrollo sin estar sujetas al control de Gobiernos locales débiles, y aún menos de la comunidad internacional, están siendo el blanco de misioneros modernos que revisten la forma de organizaciones de derechos humanos y medioambientales no gubernamentales. (...) A las compañías petroleras les están diciendo no sólo que se han de comportar con arreglo a normas internacionales de derechos humanos y medioambientales, sino que han de convertirse en agentes del cambio presionando a los Gobiernos anfitriones para que mejoren su propia forma de obrar " [13 ] .
 

Justificación para entablar un diálogo
 

En la era actual de la telecomunicación instantánea, la información llega, en cuestión de segundos, del punto más remoto del globo a las capitales del mundo. Paralelamente aumenta la presión competitiva asociada a la mundialización. En consecuencia, algunas empresas se muestran más dispuestas a colaborar, no sólo con los inversores y los clientes, sino también con un grupo más amplio de interesados, que incluye a empleados, comunidades locales, grupos de activistas en el ámbito social y medioambiental, etc.; lo que da un impulso sin precedentes al diálogo entre las empresas privadas y las organizaciones humanitarias, como el Comité Internacional de la Cruz Roja. A fin de comprender lo que crea ese impulso, conviene analizar este " expediente " o la motivación para el diálogo.
 

  Motivación de las empresas  

 
Obviamente, el principal objetivo de las empresas privadas es y sigue siendo la generación de beneficios. Sin embargo, varios factores inducen a algunas empresas a adoptar una actitud más abierta y considerada con respecto a cuestiones relativas a la responsabilidad social de las empresas. Entre ellos, cabe destacar los siguientes:
 

  • creciente presión por parte de la opinión pública, los grupos de accionistas y los consumidores, y necesidad de proteger la imagen y el prestigio de una empresa mediante medidas preventivas y correctivas;

  • planificación estratégica a largo plazo, especialmente en los sectores petrolero y minero, en los que recuperar la inversión lleva, a menudo, 15 años o más. Para estas compañías, la estabilidad política es importante para el desarrollo de mercados, y la rentabilidad a largo plazo depende, entre otras cosas, de la aceptación que tenga una compañía entre la comunidad local en donde trabaja;

  • motivaciones personales de algunos directores comerciales, y desarrollo de la lealtad entre los empleados de grandes multinacionales que se identifican mejor con su empresa cuando ésta no descuida sus intereses sociales y medioambientales;

  • mayores probabilidades de que se entablen procedimientos judiciales e incluso de que se dicten sanciones penales contra ejecutivos empresariales por violaciones del derecho internacional;

  • intercambio de conocimientos técnicos e información con organizaciones humanitarias, como parte de estrategias corporativas de gestión de riesgos y de crisis.
     

  ... y del Comité Internacional de la Cruz Roja  

 
En pocas palabras, abordar el sector empresarial aumentará de forma sustancial el ámbito de acción y la capacidad del CICR de proteger y asistir eficazmente a las víctimas de la guerra, como se explica más adelante. El diálogo con las empresas permitirá también a la Institución comprender mejor la dinámica económica y la lógica de los agentes económicos implicados en los actuales conflictos armados.
 

El mundo de los negocios y los principios humanitarios fundamentales
 

En esta parte intentaremos destacar algunos de los principales debates y cuestiones relacionados con la interacción entre las actividades comerciales y los principios humanitarios fundamentales inscritos en el derecho internacional humanitario. Se requiere todavía mucha más reflexión y más diálogo para llegar a una conclusión a este respecto.
 

Dado que las empresas se amplían y exploran nuevas posibilidades, trabajan en condiciones complejas y cada vez más difíciles. Ello es particularmente cierto por lo que atañe a empresas cuyas decisiones de inversión están dictadas por la geología y no por la estabilidad política. En muchos casos, han de hacer frente a guerras civiles, a tensiones políticas o a conflictos armados abiertos en países con un aparato judicial débil, donde hay poco respeto por la ley y faltan mecanismos adecuados para su aplicación y supervisión. En esos contextos, las empresas tienen que resolver algunas cuestiones delicadas, cuya solución guarda una relación directa con la situación humanitaria sobre el terreno:
 

  • ¿cómo proporcionar una seguridad adecuada al personal y a las instalaciones comerciales respetando al mismo tiempo las normas internacionales de derechos humanos y de derecho internacional humanitario? y

  • ¿cómo hacer para que la actividad comercial y la ulterior distribución de riqueza no empeoren las cosas o, lo que sería mejor, contribuyan a aliviar las tensiones entre las partes beligerantes?
     

  Reglamentos y códigos de conducta propios  

 
En un intento por hacer frente a estos retos, algunas empresas han adoptado voluntariamente una serie de principios y directrices de conducta ética para satisfacer las expectativas de interesados clave. Estos códigos de conducta se basan, a menudo, en normas reconocidas internacionalmente (normas de derechos humanos y normas laborales). Los códigos de conducta que tratan del empleo de la fuerza se basan, generalmente, en el Código de conducta (de las Naciones Unidas) para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley [14 ] , así como en los Principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley [15 ] . La finalidad de los mencionados Principios es servir de guía a las fuerzas de policía y a las que cumplen funciones de arresto o detención, independientemente de que haya o no una situación de conflicto armado. En ellos se especifica que el personal de seguridad ha de respetar los derechos fundamentales de las personas y que sólo podrá recurrir al empleo de la fuerza cuando sea estrictamente necesario y de forma proporcional a la amenaza.
 

El reto para las empresas consiste en aplicar de forma eficaz las disposiciones estipuladas en códigos de conducta voluntarios al desplegar sus actividades comerciales diarias en el mundo, especialmente en países con poca fiscalización externa y un sistema judicial débil. Ello requiere la atención constante de los altos directivos, así como la formación y sensibilización intensiva de todo el personal. Sin embargo, varias ONG y expertos han prevenido que es posible que las iniciativas voluntarias y los reglamentos de empresas reemplacen a la legislación y los acuerdos intergubernamentales, en vez de contribuir a promocionar la responsabilidad de las empresas [16 ] . Por consiguiente, muchas ONG y activistas consideran que los reglamentos internacionalmente vinculantes son un requisito para el respeto de esos principios fundamentales.
 

Algunos directivos de negocios comparten esta opinión, pues consideran que los acuerdos intergubernamentales son necesarios para hacer frente al denominado " problema del oportunista o gorrón " . Un reglamento vinculante estipula condiciones justas, pues todos los competidores tienen las mismas obligaciones y, en consecuencia, los mismos costes (de oportunidad). Esto es lo que pasó en el ámbito de la corrupción: las compañías norteamericanas tenían limitaciones en virtud de la Foreign Corrupt Practices Act, de 1977, mientras que los competidores extranjeros podían deducir los sobornos de su declaración de impuestos. Las negociaciones en el marco de la OCDE condujeron a la aprobación, en 1997, del Convenio de lucha contra la corrupción de agentes públicos extranjeros en las transacciones comerciales internacionales, el cual sirvió para restaurar un terreno de juego uniforme para los competidores de todos los países de la OCDE.
 

A falta de reglamentos intergubernamentales, las directrices de comportamiento ético o los códigos de conducta quizá tengan el mérito de establecer guías y normas de conducta para las industrias. En un artículo publicado en un número anterior de la Revista se analizaba precisamente la interacción entre las normas mundiales y el derecho internacional humanitario. El autor, Ramesh Thakur, mantiene que, en el plano regional, las normas quizá sean más importantes que las leyes, mientras que, en el internacional, " tanto las normas como las leyes, incluidas las leyes sociales, sirven para condicionar el comportamiento de distintas clases de agentes " . Thakur añade que los Estados pueden verse incitados a cumplir normas ampliamente reconocidas para evitar muestras de desaprobación por parte de otros Estados o de grupos de defensa de intereses [17 ] . De ello se desprende que los códigos de conducta empresariales –los más de ellos basados en normas internacionalmente reconocidas– quizá surtan el efecto a largo plazo de ampliar el alcance y la aplicabilidad de disposiciones específicas de derecho internacional al sector empresarial.
 

Uno de los conjuntos de principios voluntarios más recientes trata del cometido de las empresas privadas en zonas expuestas a los conflictos armados. Es el resultado de un proceso iniciado por dos Gobiernos que querían ofrecer una base jurídica para los acuerdos relativos a la seguridad que suscriban sus industrias en contextos sensibles. Este proceso fue iniciado por los Gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, en colaboración con organizaciones defensoras de los derechos humanos, sindicatos y empresas británicas y norteamericanas en el sector extractivo. Los participantes aprobaron un conjunto de directrices tituladas: " Voluntary Principles on Security and Human Rights " (Principios voluntarios sobre seguridad y derechos humanos), de 20 de diciembre de 2000 [18 ] . Con ello, BP-Amoco, Conoco, Chevron, Freeport McMoran, Río Tinto y Shell, entre otras compañías, hicieron saber que, a pesar de que los Gobiernos tienen la responsabilidad principal de promover el respeto de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, ellas comparten la finalidad común de promover el respeto de esos derechos internacionalmente reconocidos. En particular:
 

  • Las compañías " reconocen la importancia de compartir y comprender las respectivas experiencias con respecto a (...) la práctica y los procedimientos de las fuerzas de seguridad, (...) y la seguridad pública y privada, con las habituales limitaciones de confidencialidad " [19 ] .

  • " Las compañías apoyarán los esfuerzos (...) destinados a impartir formación y educación en materia de derechos humanos a las fuerzas de seguridad pública, [y ] tomarán nota de cualquier alegación verosímil de abusos cometidos contra los derechos humanos por las fuerzas de seguridad pública en su ámbito de actividades, y la comunicarán a las autoridade s gubernamentales anfitrionas pertinentes. Cuando sea necesario, las empresas alentarán las investigaciones e instarán a que se tomen las oportunas medidas para evitar otras infracciones " .

  • " Las fuerzas de seguridad privadas respetarán las políticas de la empresa contratante por lo que atañe a la conducta ética (...) y promoverán la observancia del derecho internacional humanitario. (...) Las fuerzas de seguridad privadas observarán directrices sobre la conducta apropiada y el empleo de la fuerza en el plano nacional (...). Las compañías o, cuando sea preciso, terceras partes independientes tendrán la posibilidad de supervisar la práctica a tenor de estas directrices. (...) Las compañías destinarán los servicios, la tecnología y el material que tienen finalidad ofensiva y defensiva, a fines defensivos únicamente " .
     

Esta iniciativa gubernamental tiene por objeto que las compañías que trabajan en zonas expuestas a conflictos respeten mejor el derecho internacional humanitario. En ese sentido, es congruente con el artículo 1 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, en el que se estipula que los Estados Partes se comprometen, no sólo a respetar, sino a hacer respetar el derecho internacional humanitario. Los Principios Voluntarios fueron publicados en un momento en el que el CICR iniciaba un diálogo con unas doce empresas que trabajan en zonas expuestas a conflictos armados, con la principal finalidad de sensibilizarlas a cuestiones humanitarias específicas y de obtener su apoyo. Ese diálogo contribuirá, sin duda alguna, a que las compañías petroleras y mineras traduzcan los compromisos de respetar los Principios Voluntarios sobre Seguridad y Derechos Humanos a la realidad operacional. El CICR ha sido invitado a participar en futuras reuniones en el contexto de los Principios Voluntarios en calidad de guardián y promotor del derecho internacional humanitario.
 

  El mundo de los negocios y derecho internacional humanitario  

 
El derecho internacional humanitario ha de ser respetado, en primer lugar, por los combatientes, es decir por todas las personas directamente implicadas en la conducción de las hostilidades durante un conflicto armado, incluyendo a los portadores de armas que no pertenecen a las fuerzas oficiales de un Estado, como los grupos rebeldes, movimientos de guerrilla o grupos militares privados. Las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas durante un conflicto sólo se pueden atribuir directamente a una empresa privada si ésta está directamente implicada en las hostilidades, por ejemplo, a través de personal militar que haya contratado con ese fin.
 

Dicho esto, cabe señalar aquí el acalorado debate sobre la cuestión de la complicidad, en particular en relación con los delitos contemplados por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI): " La represión penal internacional, desde sus primeras manifestaciones en Nuremberg y Tokio, no se ha centrado tanto en el autor " principal " –es decir, el torturador del campo de concentración o el ejecutor de primera línea– como en los líderes que son, técnicamente hablando, " meros " cómplices. Los infractores que constituyen el meollo de los esfuerzos internacionales son, a menudo, individuos civilizados y sofisticados, con ninguna o poca experiencia en matar o torturar " [20 ] . En el caso concreto de que se produzca una infracción de los Convenios de Ginebra de 1949 o de su Protocolo I adicional [21 ] , se tendrá al superior del infractor por responsable si éste sabía –o poseía suficiente información que le permitiera concluir– que ese subordinado iba a cometer tal infracción, y si no intentó impedirla.
 

Cuando se aprobó el Estatuto de Roma, varios analistas llamaron la atención sobre el hecho de que la disposición relativa a la responsabilidad del cómplice podría dar pie a la responsabilidad penal internacional para los empleados y los directivos de una empresa [22 ] . Así, se puede procesar a empresas por delitos de lesa humanidad en virtud de la responsabilidad individual de su personal o de sus directores. Fracasaron los intentos por incorporar la responsabilidad de las empresas por infracciones del Estatuto de Roma de la CPI, a pesar de que algunos Estados signatarios estipulan ese tipo de responsabilidad penal en su legislación interna. Los defensores de la responsabilidad de las empresas aducen que ello permitiría embargar los bienes sociales necesarios para indemnizar a las víctimas.
 

El caso de las empresas militares o de seguridad privadas merece mención a parte. En principio, la práctica de las empresas de personal de seguridad debería estar reglamentada en la legislación nacional, en la que, además, deberían incorporarse sanciones penales por violaciones del derecho internacional humanitario. Pero, en la práctica, es frecuente que se contraten los servicios de empresas militares privadas en lugares donde se respeta muy poco el derecho y donde el Estado no puede ofrecer el nivel suficiente de seguridad a los que optan por la seguridad privada. En consecuencia, no es sorprendente encontrar empresas militares y de seguridad privadas que trabajan en lugares con una débil infraestructura jurídica y con un sistema judicial ineficaz o paralizado. Trabajan, de hecho, en un " vacío jurídico " . Esta situación requiere que se sigan analizando las herramientas reguladoras y los mecanismos de aplicación apropiados, a fin de garantizar que se respete eficazmente el derecho internacional humanitario.
 

Por supuesto no es la finalidad ni la intención del CICR entrar en debates controvertidos sobre estas cuestiones. La siguiente sección tratará de las relaciones que el CICR ha comenzado a construir con el sector privado; para empezar se examinará la estrategia general y, luego, cuestiones más específicas, relat ivas a empresas que trabajan en zonas expuestas a los conflictos.
 

  Estrategia del CICR con respecto al sector privado  
 

El órgano directivo del CICR ha establecido unas normas básicas para el desarrollo coherente y coordinado de las relaciones generales con el sector privado, lo que será una de sus prioridades institucionales en los años venideros. La estrategia general aprobada por la Asamblea del CICR, en diciembre de 1999, resume cinco objetivos, cada uno de los cuales se aplica a distintas categorías de empresas.
 

Los dos primeros son iniciativas nuevas cuya finalidad es establecer un diálogo sustantivo con el sector privado sobre cuestiones humanitarias. Son las siguientes:
 

  • promover los principios humanitarios entre las empresas que trabajan en zonas expuestas a los conflictos; y

  • fortalecer la red del CICR en el plano operacional, incluyendo a los directivos comerciales cuando sea necesario.

  • La finalidad a medio plazo es mejorar la capacidad del CICR para proteger y asistir eficazmente, incluyendo entre sus interlocutores habituales a las empresas privadas que tienen una influencia sustancial directa o indirecta en los conflictos armados y, por ende, en la suerte que corren las víctimas de la guerra. Se realizan esfuerzos paralelos con los Estados cuya responsabilidad es respetar –y hacer respetar– el derecho internacional humanitario.

 
Los otros tres objetivos, cuya finalidad es mejorar la eficacia y la capacidad operacional del CICR mediante el apoyo de las empresas son:
 

  • utilizar capacidades específicas del sector privado y promover intercambios en ámbitos estratégicos;

  • mejorar la política del CICR en relación con la compra de bienes y servicios; e

  • incrementar los es fuerzos de obtención de fondos en el sector privado.

 
Estos tres últimos objetivos no son nuevos, pero se tendrán en cuenta, en adelante, de forma más sistemática y sinergética. El CICR ha aprobado criterios éticos claros para seleccionar a los interlocutores empresariales, de conformidad con el artículo 23. d) del Reglamento sobre el uso del emblema de la cruz roja y de la media luna roja por las Sociedades Nacionales, de 1991. En este artículo se estipula, entre otras cosas que, " [el interlocutor empresarial ] no debe ejercer en ningún caso actividades que estén en contradicción con los objetivos y los Principios del Movimiento [de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ] o que puedan prestarse a controversia en la opinión pública " .
 

El presente análisis sólo se ocupa de los dos primeros objetivos, por lo tanto, se centra en las relaciones con las empresas que trabajan en zonas expuestas a los conflictos.
 

  Abordar a la comunidad comercial: ¿con qué espíritu?  

 
Para desplegar sus actividades humanitarias, el CICR mantiene relaciones con todos aquellos que ejercen directa o indirectamente una influencia en los conflictos armados. Dado el trasfondo actual de mundialización, es posible que las multinacionales, con su creciente poder económico y financiero, ejerzan más influencia que los interlocutores tradicionales del CICR sobre el terreno. En consecuencia, el CICR ha optado por un acercamiento con el sector privado. Ello no se debe a que las metas de esas compañías sean o puedan ser humanitarias. Es evidente que la rentabilidad sigue siendo la principal prioridad de las empresas privadas. Del mismo modo que no compete al CICR juzgar a los grupos con los que tradicionalmente trata –rebeldes, líderes de opinión, funcionarios gubernamentales– tampoco le compete calificar a las compañías privadas de buenas o malas.
 

Con este nuevo paso, la intención es mejorar la capacidad del CICR para proteger y asistir a las víctimas de los conflictos armados fortaleciendo su red de contactos en el plano operacional, mediante la inclusión de nuevos participantes con influencia, como son las multinacionales. Un primer paso consiste en mejorar la comprensión mutua, y sensibilizar al sector privado a los principios humanitarios y a las preocupaciones del CICR con respecto al país donde trabaja. A través del diálogo, el CICR también puede seguir incrementando su propia percepción de la dinámica económica subyacente a los conflictos, así como del papel y el razonamiento de los distintos agentes económicos implicados.
 

Los principales elementos de la postura institucional del CICR, que se debaten a continuación, son la base para las relaciones con las empresas que trabajan en situaciones de conflicto armado:
 

  • promoción del derecho internacional humanitario;

  • intercambio de información; y

  • apoyo logístico.

 
El primer grupo destinatario está formado por multinacionales o grandes empresas nacionales que pueden ejercer gran influencia, directa o indirectamente, en quienes recurren a la violencia y en la situación de las personas afectadas. Para empezar, el CICR entablará contactos con empresas que trabajan en los ámbitos de la industria petrolera y minera, la ingeniería civil y la construcción, las industrias alimentaria y textil, así como la confección [23 ] .
 

  Promoción del derecho internacional humanitario  

 
El CICR no pretende proponer un código de conducta más sobre cuestiones relacionadas específicamente con el derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados. En cambio ha decidido dar a conocer activamente los principios y disp osiciones humanitarios fundamentales más pertinentes, señalando sus implicaciones operacionales y prácticas en situaciones concretas en las que trabajan las compañías. Un objetivo es hacer que las empresas privadas conozcan esos principios, los promuevan y los apliquen cuando la situación así lo requiera, especialmente en relaciones contractuales con fuerzas de seguridad gubernamentales o privadas. Otro es instar a las compañías privadas a que promuevan el respeto de los principios humanitarios en sus relaciones con interlocutores como los Estados, las compañías militares privadas, las fuerzas de seguridad gubernamentales, las autoridades locales, etc. Como ya dijimos, esto ayudará a las empresas que han acogido con beneplácito los Principios Voluntarios sobre Seguridad y Derechos Humanos a traducir a la realidad operacional su promesa de promover el respeto del derecho internacional humanitario.
 

Cuando sea necesario, el CICR dará, por supuesto, respuestas claras y precisas en relación con la aplicabilidad y el alcance del derecho internacional humanitario. Pero es consciente de que adoptar un enfoque jurídico estricto puede ser contraproducente para el establecimiento de un diálogo fructuoso con las compañías.
 

En términos prácticos, el CICR se centrará en los principios humanitarios más importantes, que pueden ser pertinentes para las multinacionales en situaciones de conflicto armado, incluyendo:
 

  • la distinción que hay que hacer en todo momento entre civiles y combatientes; la obligación de distinguir entre bienes civiles y objetivos militares puede revestir un interés específico para las empresas que deseen evitar que las partes en conflicto utilicen sus instalaciones para fines militares, y protegerlas así de eventuales ataques;

  • la prohibición del desplazamiento forzado de la población: la implicación para las empresas privadas es obvia cuando son sus propias actividades las que ocasionan el desplazamiento (por ejemplo, a causa de la construcción de oleoductos o la explotación de recursos naturales);

  • la protección de bienes indispensables para la supervivencia de la población civil, especialmente víveres y agua, así como el acceso a esos bienes; en este sentido, cabe señalar la norma según la cual los combatientes deben abstenerse de atacar obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas;

  • respeto y protección de los detenidos.

 
Otros principios se aplican, en particular, a las empresas que contratan los servicios de fuerzas de seguridad:
 

  • la prohibición del empleo de armas, proyectiles, material y métodos de hacer la guerra que puedan causar males superfluos o sufrimientos innecesarios, o daños extensos, graves y duraderos al medio ambiente;

  • la prohibición de los ataques indiscriminados; y

  • el respeto debido al emblema de la cruz roja y de la media luna roja y a los servicios sanitarios.

 
Para dar a conocer el derecho internacional humanitario, el CICR desea incluir en sus programas de difusión a los directores comerciales, así como al personal de las fuerzas de seguridad que esos contratan. Esta cooperación se prevé sobre la base de que no se utilizará para fines publicitarios, sino como parte de un esfuerzo a largo plazo para que los portadores de armas respeten siempre el derecho internacional humanitario. Para el CICR, iniciar el diálogo sobre el terreno con todos los portadores de armas es la única manera de proteger y asistir eficazmente a todas las personas que necesitan ayuda. Así pues, comenzará o incrementará las actividades de difusión para las compañías de seguridad privadas que trabajan en conflictos armados, a las que habría que presentar las normas del derecho internacional humanitario como un conjunto. El CICR es consciente del riesgo de que ello se interprete como que confiere legitimidad a esas compañías, pero, como ya se ha dicho muy acertadamente, la Institución mantiene un diálogo similar " con cualquier parte o participante en un conflicto armado, sin ninguna implicación relativa a la legitimidad de la causa que defiende " [24 ] .
 

  Intercambio de información  

 
Tanto las empresas como el CICR tienen intereses comunes, que son temas naturales de debate cuando se inicia un diálogo. Por ejemplo, ambas partes comparten la preocupación por la salud y la seguridad de sus empleados –locales y expatriados– que trabajan en circunstancias difíciles. Además, las empresas privadas se benefician a menudo de estrechas redes de contactos para evaluar los riesgos y tomar decisiones sobre inversiones económicamente sanas. En este contexto, el intercambio de información con el sector privado puede servir de complemento a las propias evaluaciones tradicionales del CICR.
 

Dadas las estrictas limitaciones relativas a la confidencialidad y a la neutralidad, el CICR y las empresas explorarán los límites del diálogo. Teniendo esto presente, es posible que el intercambio de información abarque varios aspectos.
 

Ÿ Para mejorar la comprensión mutua, ambas partes explicarán quiénes son, lo que hacen y cómo trabajan. A pesar de que el diálogo entre las organizaciones humanitarias y el mundo de los negocios no hace más que comenzar, cabe señalar que muchas multinacionales ya han hecho intercambios –a veces, reñidos– con ONG. En consecuencia, es útil recordar el modus operandi del CICR que, a fin de salvaguardar el acceso de la Institución a las zonas en guerra, se basa en el compromiso constructivo y no en la condena pública.
 

  • El CICR desea compartir sus principales preocupaciones de índole humanitaria con respecto a una situación concreta, a fin de sensibilizar al sector comercial a los aspectos de interés.

  • El CICR intentará saber cómo el mundo empresarial evalúa en un país las condiciones políticas y socioeconómicas, así como el estado de la infraestructura y de las instituciones locales. Esto puede contribuir a establecer las estrategias de socorro apropiadas. Intentará obtener información pertinente no sólo durante un conflicto sino también antes de que éste comience (por ejemplo con respecto al estado de la infraestructura y de los servicios sociales básicos) y cuando haya terminado (por ejemplo sobre proyectos cuyo relevo podría recaer en empresas privadas, como el suministro de agua potable en las grandes ciudades).
     

  Apoyo logístico  

 
Dependiendo de la situación y de las necesidades, las delegaciones pueden ponerse en contacto con empresas de forma ad hoc , por ejemplo, para obtener un apoyo logístico específico (medios de transporte o acceso a los servicios de salud dirigidos por una compañía privada). Se puede pensar en el apoyo logístico después de que se hayan establecido una comprensión mutua y un margen de confianza suficiente. El CICR puede aceptar el apoyo de las empresas en situación de crisis, e incluso puede solicitarlo activamente cuando se trate de una operación de emergencia y que no haya ninguna otra solución posible, siempre y cuando ese apoyo no esté relacionado con publicidad y que la situación política lo permita. Ello requiere una minuciosa evaluación del potencial riesgo político que entraña recibir apoyo logístico de una empresa que trabaja en situación de conflicto armado.
 

  Mundo empresarial y Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja  
 

Las grandes empresas se interesan ante todo por una aso ciación con " la Cruz Roja " o " la Media Luna Roja " . Rara vez hacen la distinción entre los distintos componentes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja [25 ] . En un mundo altamente interconectado, las asociaciones entre multinacionales y cualquier componente del Movimiento pueden tener graves repercusiones en las actividades de los demás componentes. El CICR ya ha sufrido estas consecuencias con compañías que trabajan en zonas en conflicto, y también cuando se ha tratado de asociaciones internacionales importantes, en las que se ha puesto en juego la imagen de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
 

Consciente de estos desafíos, el Consejo de Delegados aprobó, en noviembre de 2001, un plan de acción para establecer un enfoque común con respecto a cuestiones importantes de interés para todo el Movimiento, en relación con el sector empresarial. Aprobado en el marco de la Estrategia Global para el Movimiento, este plan requiere que el Movimiento desarrolle criterios éticos a la hora de seleccionar a los socios empresariales preservando al mismo tiempo la integridad de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Asimismo, en él se insta a que se dicten directrices apropiadas sobre lo que pueden ofrecer los componentes del Movimiento a cambio del apoyo que reciben de una empresa, especialmente por lo que atañe al uso del emblema [26 ] .
 

Para el CICR, las políticas y las actividades de la empresa con la que colabore no han de ser contrarias a los objetivos y principios del Movimiento o al cometido del CICR. La filantropía empresarial no puede compensar la ausencia de responsabilidad empresarial y no debería utilizarse en un intento por ocultar contradicciones fundamentales entre las principales políticas y actividades de un donante del sector empresarial y las de un organismo humanitario.
 

  Conclusiones  
 

El CICR está convencido de que construir relaciones con el sector empresarial puede servir para fortalecer su alcance diplomático y operativo, siempre y cuando las dos partes definan y comprendan claramente los objetivos y los argumentos comerciales en favor de un compromiso. La comunidad comercial es, en efecto, un mundo muy diversificado en el que las sensibilidades difieren y hay grados variables de respuesta a preocupaciones de índole medioambiental, social o humanitaria. Las multinacionales y las organizaciones humanitarias obviamente no tienen las mismas prioridades pero pueden, no obstante, tener intereses comunes, como son el deseo de trabajar en lugares en condiciones de seguridad satisfactorias donde no se violen sistemáticamente los principios humanitarios fundamentales.
 

En este contexto, el CICR ha identificado varios medios para abordar al sector empresarial. Entre ellos cabe destacar la difusión del derecho internacional humanitario y la promoción de su respeto en las empresas privadas que trabajan en zonas expuestas a conflictos armados, así como un diálogo sincero –con las habituales limitaciones de confidencialidad– con las empresas que influyen directa o indirectamente en quienes recurren a la violencia. Se pueden prever esfuerzos comunes, por ejemplo, apoyo logístico adecuado, cuando sea necesario y aceptable para los principales participantes en el conflicto. El CICR mantendrá simultáneamente este mismo diálogo con los Estados Partes en los Convenios de Ginebra, especialmente con aquellos en los que las multinacionales realizan actividades y aquellos de donde éstas proceden.
 

En la sede ya se han iniciado con éxito intercambios con algunas multinacionales. Éstas han expresado un interés sincero en construir una relación con el CICR en países expuestos a la guerra. Ahora, el desafío consiste en profundizar ese diálogo con la esperanza de que trabajar con la comunidad empresarial sobre el terreno supondrá una gran diferenci a. La estrategia presentada aquí ha de pasar el examen: ese compromiso ha de mostrar que brinda a las víctimas más posibilidades de recibir una protección y una asistencia apropiadas. Los puentes que se han tendido entre los mundos empresarial y humanitario tienen que demostrar que realmente conducen a un mayor respeto del derecho internacional humanitario. El Comité Internacional de la Cruz Roja está convencido de que merece la pena darle una oportunidad a este enfoque.

  Gilles Carbonnier es asesor económico y coordinador de las relaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja con el sector privado.
 
 

  Notas  

 
1. " Business in difficult places: Risky returns " , The Economist , 20 de mayo de 2000.

2. En el Foro Económico Mundial, celebrado en Davos (Suiza), el año 1999, el secretario general de la ONU presentó el Pacto Mundial e instó a las empresas a que adopten nueve principios en los ámbitos de derechos humanos, normas laborales y medio ambiente. Para más información, consúltese http://www.unglobalcompact.org.

3. Mark Mitchell, TIME Asia , 6 de agosto de 2001, vol. 158, nº 5.

4. Véase, p. ej., Andrew Buncombe, The Independent , 27 de marzo de 2001.

5. Juan Forero, New Yok Times , 26 de julio de 2001.

6. Defiende esta opinión el Premio Nobel de Economía Milton Friedman, entre otros.

7. Fuentes: Informe sobre las inversiones en el mundo 2001 , UNCTAD, Ginebra, 2001; y 2000 Development Co-operation Report , OCDE/CAD, París, 2001. Cabe señalar que la mayoría de las inversiones extranjeras directas en los países en desarrollo se concentra en unos pocos países beneficiarios, como China e India. Son menos cuantiosas en países expuestos a la guerra, pero no dejan de ser importantes en los sectores petrolero y minero.

8. Fuente: Estadísticas del Banco Mundial. Cabe señalar que las cifras correspondientes al PNB están subestimadas dado que, a menudo, las actividades no oficiales no se registran en los datos macroeconómicos oficiales.

  9. World Link , septiembre - octubre de 2001. Percy Barnevik, dice, sin embargo, que la fuerza de las grandes compañías es relativa: " De las 500 compañías más grandes de Estados Unidos, un tercio habrá desaparecido dentro de diez años, y no sólo a raíz de fusiones y adquisiciones " .

10. A. Wild, The East India Company: Trade and Conquest from 1600 , Harper Collins, Londres, 1999.

11. T.L. Karl, The Paradox of Plenty: Oil Booms and Petro-States , University of California Press, Londres, 1997.

12. Tim Weiner, " CIA in 1950's drew up list of Guatemalan leaders to be assassinated " , New York Times , 28 de mayo de 1997.

13. M. Ottaway, " Reluctant missionaries " , Foreign Policy , julio-agosto de 2001.

14. A/RES/34/169, de 17 de diciembre de 1979.

15. Adoptados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, La Habana, 1990.

16. Véase, p. ej. P. Utting, " UN-business partnerships: whose agenda counts? " Transnational Associations , nº 3, 2001.

17. R. Thakur, " Normas mu ndiales y derecho internacional humanitario: una perspectiva asiática " , RICR , nº 841, marzo de 2001 ver: texto en inglés, resumen en español

18. http://www.state.gov/www/global/human_rights/001220_fsdrl_principles.html.

19  Los principios se refieren al intercambio de evaluaciones de riesgos relativos a la identificación de riesgos de seguridad, el potencial de violencia, expedientes de derechos humanos, análisis de conflictos, trasferencias de armas, etc.

20. W. Schabas, " Hacer respetar el derecho internacional humanitario: la captura de los cómplices " , RICR, nº 842, junio de 2001.

21. Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I), del 8 de junio de 1977, art. 86.

22. Véase, por ejemplo, M. Nyberg, " At risk from complicity with crime " , Financial Times , 27 de julio de 1998.

23. Se establecerán asimismo contactos (de conformidad con el artículo 36 del Protocolo adicional I) con los diseñadores y los fabricantes privados de armas, así como con los intermediarios financieros y comerciales.

24. Y. Sandoz, " The privatization of security: Framing a conflict prevention and peacebuilding policy agenda " , mimeografía pre sentada en la Conferencia de Wilton Park, CICR, Ginebra, 1999, p. 90.

25. El Movimiento está integrado por el CICR, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Consejo de Delegados (Ginebra, noviembre de 2001), Estrategia para el Movimiento, Informe de un Grupo de Trabajo, Ginebra, 2001, p. 24, y resolución 3 del Consejo de Delegados, 2001.



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