Las armas nucleares deben prohibirse y eliminarse definitivamente

13-02-2014 Declaración

Segunda conferencia sobre las repercusiones humanitarias de las armas nucleares, Nayarit, México, 13-14 de febrero de 2014, declaración de Christine Beerli, vicepresidente del CICR.

Quisiera empezar expresando mi agradecimiento al Gobierno de México por su invitación al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para que participe en este importante acto. México es un gran partidario y defensor de la no proliferación y del desarme nuclear. Con la organización de esta conferencia, México ha demostrado nuevamente el protagonismo que está ejerciendo en este ámbito.

Es ineludible impedir que se vuelvan a utilizar estas armas. Sus consecuencias catastróficas para la humanidad deben llevar a los Estados a la conclusión de que tienen que trabajar de forma urgente y con determinación para lograr la prohibición y la eliminación de estas armas para siempre"

El debate sobre las armas nucleares reviste una gran importancia y, a este respecto, el CICR puede aportar testimonios de primera mano sobre sus efectos devastadores. A su llegada a Hiroshima en agosto de 1945, los delegados del CICR se encontraron con la cruda realidad de las armas nucleares. El grado de destrucción de una sola bomba atómica, tanto por lo que respecta a las víctimas como a los daños en la infraestructura, fue inimaginable. Los muertos y desaparecidos se contaban por miles y, hasta donde alcanzaba la vista, prácticamente toda la infraestructura civil había sido arrasada. Otro hecho alarmante, sobre todo para una organización humanitaria como el CICR, fue la destrucción casi total de las instalaciones y servicios de salud a los que los heridos y enfermos habrían acudido normalmente para tratar sus heridas. El CICR y la Cruz Roja Japonesa hicieron todo lo posible por ayudar a los heridos y aliviar el sufrimiento de las personas afectadas por la explosión.

El CICR aprendió muchas cosas de su presencia en Hiroshima. Aprendimos que las repercusiones de las armas nucleares son catastróficas. Aprendimos que las enfermedades causadas por la radiación se cobran más vidas en las semanas y meses posteriores a la explosión que en la propia detonación. Aprendimos que, cuando se utilizan armas nucleares, los sistemas tradicionales de asistencia a las víctimas quedan destruidos o gravemente dañados en solo un instante, lo que impide prestar la ayuda necesaria posteriormente. Aprendimos también que el número de víctimas y el sufrimiento de la población civil se prolongan muchos años, como consecuencia del desarrollo de cánceres como el de tiroides o la leucemia y que, con el tiempo, se pierden muchas más vidas.

La Conferencia de Oslo sobre las repercusiones humanitarias de las armas nucleares fue, en muchos aspectos, un acontecimiento trascendental, ya que fue la primera vez que los Gobiernos se reunieron para debatir las consecuencias humanitarias de las armas nucleares. La conferencia contribuyó a que la comunidad internacional entendiera mejor las consecuencias del empleo de las armas nucleares sobre la población civil, el medio ambiente y, en última instancia, el planeta. Vino a demostrar que mientras, por un lado, la capacidad de desarrollar armas nucleares más potentes ha aumentado con respecto a 1945, la capacidad de la mayoría de los Estados y organizaciones de prestar la ayuda necesaria ante una explosión nuclear es claramente deficiente. La reunión también sirvió para recordarnos que, además del sufrimiento que padeció la población de Hiroshima y Nagasaki hace casi 69 años, aún hoy muchas otras personas siguen soportando los efectos de los ensayos nucleares en lugares como Kazajistán y las islas del Pacífico.

En los próximos dos días, esta conferencia de Nayarit ahondará en las consecuencias humanitarias del empleo de las armas nucleares, especialmente en sus repercusiones a largo plazo, tema que no se ha debatido con suficiente amplitud. Las últimas investigaciones y las herramientas tecnológicas han hecho posible predecir y entender mejor los efectos de estas armas en la salud pública, el desarrollo, la migración y la economía mundial, por citar solo algunos de los temas que serán objeto de debate en esta reunión. El CICR valora muy positivamente que se haga hincapié en estas cuestiones, ya que creemos que el debate sobre las armas nucleares debe basarse en un conocimiento exacto de las consecuencias a corto, medio y largo plazo que entraña su uso.Para el CICR y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en general, este debate informado sobre las armas nucleares era necesario desde hace tiempo. Ya en septiembre de 1945 y poco después de sus primeras visitas a Hiroshima y Nagasaki, el CICR apeló a los Estados para que prohibiesen las armas nucleares. Desde 1948 en adelante, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en una serie de resoluciones, hizo un llamamiento exhortando a la prohibición de las armas de destrucción masiva en general, y de las armas nucleares en particular. En noviembre de 2011, la opinión del Movimiento sobre las armas nucleares se plasmó en una resolución histórica en la que este reitera su preocupación por las consecuencias humanitarias del uso de las armas nucleares y se subraya que el Movimiento considera difícil imaginar cómo cualquier uso de estas armas podría ser compatible con las normas del derecho internacional humanitario, por lo que hace un llamamiento a todos los Estados para que se aseguren de que nunca vuelvan a emplearse armas nucleares y emprendan negociaciones sobre la prohibición del uso y la eliminación completa de estas armas mediante un acuerdo internacional jurídicamente vinculante basado en los compromisos y obligaciones vigentes.

Hace solo tres meses, en noviembre de 2013, el Movimiento dio un paso más al adoptar un plan de acción cuatrienal en el que se definen las actividades que pueden adoptar las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en sus países para dar a conocer las preocupaciones y la opinión del Movimiento sobre las armas nucleares. Dicho plan de acción tiene por objeto ayudar a las Sociedades Nacionales interesadas a tratar esta cuestión de manera más activa con los Gobiernos de sus respectivos países y con el gran público. Otra muestra del compromiso asumido por el Movimiento es el hecho de que 24 Sociedades Nacionales asistan a esta reunión como parte de la delegación de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

En 2010, 190 Estados partes en el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares reconocieron las “consecuencias humanitarias catastróficas” de estas armas. Desde entonces, se han multiplicado los llamamientos de los Estados y organizaciones internacionales y de la sociedad civil en los que se exhorta a la eliminación de las armas nucleares, como se puso de manifiesto recientemente en la declaración realizada por Nueva Zelanda, en representación de 125 países, en la que se reconocía que la perspectiva humanitaria del debate sobre las armas nucleares “ya está arraigada en la agenda de la comunidad internacional” y se destacaba que “no deben escatimarse esfuerzos para eliminar la amenaza de estas armas de destrucción masiva”. Las conferencias de Oslo y Nayarit son claves para explicar la naturaleza y magnitud de las consecuencias de las armas nucleares y recabar más apoyos en esta dirección.

El CICR acoge favorablemente estos avances. Confiamos en que la experiencia acumulada en el pasado y los conocimientos adquiridos en las reuniones de Oslo y Nayarit sirvan para que los Estados reflexionen sobre la mejor manera de avanzar hacia el desarme nuclear en el siglo XXI. Es ineludible impedir que se vuelvan a utilizar estas armas. Sus consecuencias catastróficas para la humanidad deben llevar a los Estados a la conclusión de que tienen que trabajar de forma urgente y con determinación para lograr la prohibición y la eliminación de estas armas para siempre.

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