Madagascar: el CICR refuerza su presencia en la región

02-02-2011 Entrevista

En enero de 2011, la misión del CICR en Antananarivo se transformó en una delegación regional que abarca Madagascar, Comoras, Mauricio y Seychelles. El CICR intensifica sus actividades en las cárceles de Madagascar y sigue prestando apoyo a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en la región. Olivier Jenard, jefe de la delegación regional para el Océano Índico, explica las razones de esta reorganización y enumera las prioridades del CICR para los próximos meses.

     
 
   
Olivier Jenard 
               
©CICR / B. Heger / mg-e-00026 
   
Madagascar, Antananarivo. Familias buscan en la basura para sobrevivir. 
               
©Curz Roja Malgache / mg-e-00014 
   
Madagascar, Atananarivo. Voluntarios de la Cruz Roja Malgache transportan en camilla a una persona herida en una manifestación. 
               
©CICR / C. Favre 
   
Una de las principales cárceles de Madagascar. El CICR ayuda a las autoridades a construir instalaciones de saneamiento. Los trabajadores suelen reclutarse entre los detenidos, quienes, gracias a esta actividad, pueden ganar algo de dinero. 
           

  ¿Cuáles son los principales problemas humanitarios en la región?  

Madagascar y Comoras son los países de la región más afectados por problemas humanitarios. Esos problemas se ven agudizados por crisis políticas que a veces dan lugar a situaciones de violencia. Los gobiernos no siempre están en condiciones de ofrecer una respuesta adecuada a los problemas económicos y sociales de la población. Por ejemplo, en la zona meridional de Madagascar, el elevado nivel de inseguridad alimentaria es, desde luego, un problema de larga data, pero también es causado por una combinación de factores, como las restricciones en el acceso al agua o las dificultades relacionadas con el desarrollo.

Este tipo de problemas también se observa en el ámbito carcelario, donde el CICR presta apoyo a la administración penitenciaria, a fin de mejorar las condiciones de detención.

Por otra parte, Madagascar, Comoras, Mauricio y Seychelles son islas del Océano Índico expuestas a frecuentes ciclones, lo que afecta severamente a poblaciones que ya viven en situaciones muy precarias.

Los voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a menudo desempeñan un papel muy importante en la respuesta a las situaciones de emergencia causadas por la violencia o por los desastres naturales. 

  En Madagascar, la crisis política persiste desde hace dos años. ¿Cuáles son sus consecuencias humanitarias en los lugares de detención?  

Una de las consecuencias de la actual crisis ha sido la suspensión de numeroso s proyectos de cooperación internacional. Además, han disminuido los recursos del Estado y, por ende, los fondos destinados al sistema penitenciario.

Si bien el presupuesto destinado a la alimentación de las personas detenidas no se ha visto afectado, la ejecución de determinados proyectos, por ejemplo la rehabilitación de las instalaciones de saneamiento, ha quedado parcialmente suspendida. También se ha visto afectado el acceso de los detenidos a la atención médica de calidad.

  ¿Es éste el motivo que ha inducido al CICR a fortalecer sus actividades en las cárceles de Madagascar?  

Así es. Estamos reforzando nuestro equipo, al que hemos sumado un ingeniero y un médico. Además, estamos poniendo a punto un sistema de supervisión nutricional. Decidimos realizar esta actividad porque consideramos que de este modo podremos responder mejor a las necesidades de índole humanitaria que afectan a las personas detenidas.

El CICR trabaja en los lugares de detención de Madagascar desde hace varios años. Prestamos apoyo a las autoridades penitenciarias de las cárceles en Antananarivo y en la región meridional, donde no hay muchas entidades que intervengan en este ámbito. Estos lugares albergan a unos 10.000 detenidos, cifra que representa más de la mitad de la población penitenciaria de Madagascar.

  ¿Por qué abrir este año una delegación regional para el Océano Índico?  

Además de sus actividades en Madagascar, el CICR presta apoyo a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de la región, organizando y solventando cursos de formación y, cuando es necesario, proporcionándoles diversos materiales.

Otra actividad que el CICR ya viene realizando en la región se relaciona con la sens ibilización de las fuerzas armadas y de mantenimiento del orden con respecto al derecho aplicable en situaciones de violencia.

En Comoras, Mauricio y Seychelles, hasta 2010, estas actividades se realizaban desde la delegación regional del CICR en Nairobi. Pero, teniendo en cuenta las similitudes socioculturales, económicas y geográficas de estos países insulares, nos ha parecido más coherente realizar estas intervenciones desde Madagascar.

Además, al adoptar esta decisión hemos tenido en cuenta el hecho de que ciertos mecanismos de coordinación humanitaria cuentan con la misma cobertura regional, y que es importante establecer una buena coordinación y actuar de manera complementaria con los otros actores humanitarios.

  ¿Cuáles son los principales desafíos que afronta la delegación regional para el Océano Índico en 2011?  

No tenemos dificultades para acceder a los lugares de detención. Las administraciones penitenciarias de Madagascar y Comoras, con las que tenemos un diálogo constructivo, están abiertas a nuestras recomendaciones. Sin embargo, uno de nuestros desafíos más difíciles es garantizar la capacidad de esas autoridades de prevenir o de responder a problemas graves, como la insuficiencia de alimentos.

Tenemos otra preocupación, que se relaciona con todos los países abarcados por la delegación regional. Numerosas organizaciones humanitarias trabajan gracias a los fondos que recibieron tras el tsunami que tuvo lugar en 2004. Esos fondos se están agotando y ciertas ONG podrían verse obligadas a disminuir sus actividades o incluso a retirarse. Esa situación traería consecuencias fácilmente imaginables para las respuestas a los problemas humanitarios de la región.