Madagascar: mejorar la calidad de vida en las prisiones

10-10-2013 Entrevista

En 2011, el CICR reforzó su presencia en el Océano Índico estableciendo una delegación regional en Antananarivo (Madagascar) que también cubre Comoras, Mauricio y Seychelles. Christoph Vogt, jefe de la delegación, explica el papel del CICR en un contexto donde no existen los conflictos armados, pero las preocupaciones humanitarias son significativas.

¿Por qué el CICR está presente en Madagascar y en una región relativamente calma, sin conflictos armados?

La pobreza y las crisis políticas recurrentes afectan la situación en las cárceles. En 2002, las autoridades de Madagascar permitieron el acceso del CICR a las personas detenidas en relación con la situación política en ese entonces. Enseguida nos dimos cuenta de que las condiciones en los centros de detención eran extremadamente duras. Luego de observar las necesidades, decidimos actuar y ayudar a mejorar la situación.

Nuestra delegación, con su pequeño núcleo de especialistas, proporciona conocimientos y experiencia para mejorar las condiciones de detención en general. La carencia de personal y de recursos, así como también el tamaño del país, agravan las dificultades del gobierno en lo que respecta al mantenimiento de los lugares de detención. Al permitirnos acceder a las prisiones, las autoridades demuestran su voluntad de cooperar y su transparencia.

¿Cuáles son las prioridades de la delegación regional del CICR en Antananarivo?  

En Madagascar y las Comoras, nos centramos en visitar a las personas privadas de libertad. Trabajamos con las administraciones de los centros de detención y tratamos de brindar un valor agregado en varios temas básicos, como la salud, la nutrición, el acceso al agua, la renovación de infraestructura y el respeto por las garantías judiciales. Entablamos un diálogo constante y constructivo con las autoridades sobre las condiciones generales de detención, y esto ha generado mejoras sustanciales.

Nuestra segunda prioridad es brindar apoyo a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, especialmente en materia de preparación para las situaciones de emergencia (disturbios o tensiones políticos).

En tercer lugar, ayudamos a las autoridades a adoptar el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, en particular en los aspectos relacionados con el uso apropiado de la fuerza para el mantenimiento del orden.

Por último, gracias al Fondo Especial del CICR para los Discapacitados, brindamos apoyo a un centro ortopédico en Madagascar que ofrece excelentes servicios de rehabilitación física para los discapacitados.

¿Cómo cambió la situación humanitaria en Madagascar durante estos últimos años?

Durante algunas décadas, la situación política de Madagascar se caracterizó por su inestabilidad. La crisis de 2009 agravó una situación socioeconómica precaria, con un alto umbral de pobreza y una tasa de desnutrición elevada.

Desafortunadamente, esa situación se refleja en las cárceles del país de diversas maneras: hacinamiento, difícil acceso a los servicios de salud, infraestructura deteriorada y falta de respeto por las garantías judiciales. Ha habido algunas mejoras, pero la situación en las cárceles sigue siendo preocupante.

Por otra parte, la crisis política sobrevino en un momento de inseguridad creciente, especialmente en el sur de la isla, donde los ladrones de cebúes, conocidos como “dahalo”, preocupan a la policía.

¿Qué sucede en las otras islas cubiertas por la delegación?

En las Comoras, además de nuestro trabajo en las cárceles, también desarrollamos actividades relacionadas con la migración ilegal a Mayotte y las consecuentes necesidades humanitarias. La separación de las familias y las detenciones relacionadas con la migración ilegal dejan a las personas especialmente vulnerables (las mujeres embarazadas, los niños o los enfermos) en una situación angustiante.

Además, Comoras, Madagascar, Mauricio y Seychelles son zonas propensas a las catástrofes naturales, como los ciclones, las inundaciones y las sequías. Estas situaciones requieren la intervención del CICR y sus socios en el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

¿Cuáles serán los principales desafíos en los próximos años?

El hacinamiento y la desnutrición en las prisiones de Madagascar siguen siendo las principales preocupaciones para las autoridades y el CICR. Algunos asociados que trabajaron en las cárceles hasta fines de 2012 ya se retiraron; por lo tanto, extendimos nuestras actividades y ahora trabajamos en 27 de los 41 centros de detención del país. Estos centros deberán incluirse en los programas nacionales de salud, como los de control del paludismo o de la tuberculosis.

Otro desafío es nuestro trabajo en favor de la adopción de las normas del derecho internacional de los derechos humanos en el uso de la fuerza en las operaciones de mantenimiento del orden, en otras palabras, su inclusión en la doctrina y la formación de las fuerzas de seguridad, y del establecimiento de un sistema de sanciones en casos de abusos o infracciones comprobados. Resulta alentador que las autoridades hayan demostrado que están verdaderamente comprometidas a avanzar en este sentido, y nuestra función es ayudar a lograr este objetivo.

Fotos

Christoph Vogt 

Christoph Vogt
© CICR

Prisión de Antanimora, en el corazón de la capital, Antananarivo. 

Prisión de Antanimora, en el corazón de la capital, Antananarivo.
© CICR / Didier Revol

Antananarivo. Salón principal de la prisión de Antanimora. 

Antananarivo. Salón principal de la prisión de Antanimora.
© CICR / G. Binet / mg-e-00096

Campiña cerca de la localidad de Madiro, en el distrito de Miarinarivo. 

Campiña cerca de la localidad de Madiro, en el distrito de Miarinarivo.
© CICR / Didier Revol