Servicio Internacional de Búsquedas: encontrarse a uno mismo, después de 66 años

26-11-2012 Reportaje

"Finalmente estoy tranquilo... siento un enorme alivio". George Jaunzemis, de 69 años, resume así sus sentimientos. Nunca supo quién fue su madre, cuál era su nombre verdadero ni dónde había nacido. Ahora, el Servicio Internacional de Búsquedas (SIB) en Bad Arolsen ha respondido a estas preguntas. George quedó separado de su madre en el caos de la Europa de posguerra, cuando tenía 4 años. En mayo de 2011, conoció a sus familiares y visitó Magdeburgo, su ciudad natal.

George se crió en Nueva Zelandia junto a Anna Jaunzemis, una mujer que decía ser su madre, pero que no lo era. "Siempre tuve mis dudas con respecto a ella", cuenta Jaunzemis. "No se comportaba como una madre. Era un tanto fría; nunca me abrazaba. Y cuando le reprochaba su falta de afecto por mí, se enojaba". Anna, nacida en Letonia, evitaba hablar del pasado en general, y de la Segunda Guerra Mundial en particular. "Cuando le hacía preguntas sobre nuestra familia, su única respuestas era: 'Están todos muertos'". Le dijo a George que su padre había sido oficial de un submarino.

En realidad, George nació en Magdeburgo el 18 de octubre de 1941, con el nombre de Peter Thomas. Su madre, Gertrud, se enamoró un prisionero de guerra belga, Albert van der Velde, sometido a trabajos forzados en la oficina de correos del ferrocarril de Magdeburgo. En cuanto terminó la guerra, se casaron en el registro civil del casco antiguo de Magdeburgo, el 22 de mayo de 1945. Albert reconoció a Peter como hijo y la familia partió a Bélgica.

Pero, por ser ciudadana alemana, Gertrud carecía de permiso de ingreso. Se la retuvo en un campo de internamiento por tres meses. Madre e hijo quedaron separados, y Peter, de cuatro años, terminó en un campamento para personas desplazadas.

Anna Rausis, una letona de 46 años, cuidó del niño en el campamento y lo llamó George. Tras transitar por diversos campamentos para desplazados en Lübeck y Munich, el 20 de mayo de 1949 Anna abordó el buque "Dundalk Bay" con el niño y emigró a Nueva Zelandia vía Italia. Cambió su apellido, primero a Rause y después a Jaunzemis. Albert y Gertrud van der Velde pasaron años buscando a su hijo perdido, en vano. En ese momento, los Aliados participaron en la búsqueda del niño, como se refleja en el expediente de búsqueda de niños de 150 páginas conservado en los archivos del SIB.

Todas mis averiguaciones fueron infructuosas

Jaunzemis recuerda que el desconocimiento de su origen lo atormentó durante toda la infancia. "Los otros niños tenían familiares. Pero yo no tenía a quién recurrir. La vida sin raíces familiares es solitaria y triste". Tras la muerte de Anna, en 1978, empezó a rastrear sus orígenes, y dio el paso inicial en Nueva Zelandia. "Quería echar un vistazo a nuestros documentos de inmigración, pero no conseguí ninguna información", recuerda Jaunzemis.

El contacto con Letonia le permitió hacer un primer descubrimiento. "Viajé a Letonia por primera vez en 1997. Mi búsqueda se complicó porque yo sólo conocía el apellido Jaunzemis, no Rause. Finalmente, averigüé que Anna había salido de Letonia en octubre de 1944, pero sola". Por ende, no había documentos que dieran fe del nacimiento de "George Jaunzemis" en Riga, en noviembre de 1941. "Siempre había supuesto que era uno de los 300 huérfanos que se hallaban a bordo del barco que en ese momento partía rumbo a Alemania", relata Jaunzemis. "Quedé conmocionado cuando me di cuenta de que todas mis teorías eran erróneas".

En 2000, Jaunzemis se trasladó a Letonia, donde había conocido a la mujer con la cual se casaría. Intensificó su búsqueda, pero "por siete largos años, mis investigaciones fueron infructuosas. Empecé a pensar que nunca obtendría resultados. Como último recurso, acudí al SIB". Escribió al SIB en octubre de 2009. Después de un año y medio, el SIB logró determinar la auténtica identidad de George Jaunzemis, cuyo nombre verdadero era Peter Thomas, y pudo encontrar a sus familiares con la ayuda de las autoridades municipales de Magdeburgo y de las Cruces Rojas de Letonia y Bélgica. "Al principio, todo esto me parecía imposible. Pero, después, todo se aclaró. Los documentos del SIB, los que yo ya tenía en mi poder... cada pieza encajaba con las otras. Siento un enorme alivio, porque el hecho de no saber quiénes eran mis padres era una constante fuente de angustia para mí".

Jaunzemis visita Magdeburgo, su ciudad natal

Por desgracia, la casa de Magdeburgo donde George nació ya no existe, pero el alcalde lo invitó a una recepción. "Todo es muy emocionante", dice Jaunzemis. "Estoy feliz de tener una familia, pero me sigue pareciendo extraño e irreal. Hemos perdido tanto tiempo". Durante una visita de una semana a Alemania que realizó en mayo de 2011, el neocelandés (que ahora también tiene la nacionalidad letona) se reunió con dos primos en Magdeburgo y un sobrino en Berlín. "La reunión con el hijo de mi hermana fue maravillosa", dice Jaunzemis con entusiasmo. "Él siempre supo que, en algún lugar, tenía un tío. Cuando llegué, lo primero que hizo fue abrazarme. Casi estallé en lágrimas. Me brindaron tanto apoyo, tanta comprensión. Y no había distancia entre nosotros, ni siquiera al principio".

Jaunzemis supo que su hermana Gerda había presentado a la Cruz Roja de la ex Alemania Oriental una solicitud de búsqueda en su favor. Pero, como sólo pudo darles el nombre de Peter Thomas, la búsqueda no tuvo éxito, más aún porque, en ese momento, Alemania Oriental y Occidental estaban divididas. Gerda, que había quedado con sus abuelos en Magdeburgo en 1945, murió en enero de 2007.

Gertrud, la madre de Jaunzemis, murió en Bélgica en abril de 2009, seis meses antes de que Peter pidiera ayuda al SIB. Su esposo Albert tiene ahora 90 años y vive en una residencia para ancianos, en Bélgica. "No quiere hablar conmigo. Le pidió a otras personas que me dijeran que me compadece", dice Jaunzemis. "No ha querido revelar a los familiares alemanes el lugar donde se halla la tumba de mi madre". Otro enigma que el SIB intentará resolver. "Todo esto ha sido una gran sorpresa para nosotros", dice uno de los primos de Peter, Joachim Sumpmann, de Magdeburgo. "Nuestra familia pensaba que Peter había muerto". Los familiares intercambiaron fotos con él y completaron su árbol familiar a la luz de estas novedades. "Estos nuevos acontecimiento nos han llenado de alegría", dice Sumpmann.

La Fuerza Aérea me brindó un sentido de pertenencia

Jaunzemis sigue tejiendo hipótesis sobre las razones por las que Anna lo secuestró. "Hay una cosa innegable: nunca quiso separarse de mí". Entre 1949 y 1952, Anna y él vivieron en Wellington, antes de trasladarse a Christchurch. "Creo que era analfabeta", dice Jaunzemis. "Nunca se casó y siempre trabajó como empleada doméstica, cocinera u obrera. Nunca aprendió bien el inglés y tuvo enormes dificultades para adaptarse a la vida en Nueva Zelandia". En 1952, el niño le fue retirado temporalmente porque Anna lo descuidaba.

Cuando George finalizó la escuela, en 1967, se fue de su casa para incorporarse a la Real Fuerza Aérea de Nueva Zelandia como mecánico de aviones. "La Fuerza Aérea me brindó un sentido de pertenencia. Con el tiempo, mi relación con Anna se enfrió cada vez más".

Jaunzemis permaneció con la Fuerza Aérea hasta su jubilación y pasó los últimos años de su vida laboral trabajando en el museo que él mismo había ayudado a crear. "Tengo sentimientos dispares hacia Anna. Me esfuerzo por comprenderla. A veces la odio, a veces no. Pero, al mirar atrás, no veo que haya habido entre nosotros afecto ni una relación verdadera".

Fotos

George Jaunzemis con una fotografía de cuando era niño, tomada antes de su partida a Nueva Zelandia. 

Servicio Internacional de Búsquedas, Bad Arolsen, Alemania.
George Jaunzemis con una fotografía de cuando era niño, tomada antes de su partida a Nueva Zelandia.
© Servicio Internacional de Búsquedas

George Janzemis con los familiares que encontró después de 66 años, gracias al SIB. 

Magdeburgo, Alemania.
George Janzemis con los familiares que encontró después de 66 años, gracias al SIB.
© Servicio Internacional de Búsquedas

George Jaunzemis y su primo Joachim Sumpmann revisan el expediente de búsqueda de 150 páginas generado por el SIB en respuesta a la solicitud de búsqueda presentada por su madre. 

Servicio Internacional de Búsquedas, Bad Arolsen, Alemania.
George Jaunzemis y su primo Joachim Sumpmann revisan el expediente de búsqueda de 150 páginas generado por el SIB en respuesta a la solicitud de búsqueda presentada por su madre.
© Servicio Internacional de Búsquedas