Uganda: Atim y su largo viaje de regreso a casa
08-03-2013 Reportaje
La historia de Atim, una niña ugandesa de siete años. Los colaboradores del CICR buscaron a sus familiares durante un año y medio antes de que lograran reunir a Atim con sus seres queridos, a principios de este año.
Para Atim*, de siete años, su llegada al puesto fronterizo de Vurra, en el noroeste de Uganda, en la mañana del 17 de enero de 2013, marcó el comienzo del final de una importante etapa de su vida. Pensativa, pero expectante, Atim parecía saber que el viaje que había emprendido dos años atrás en un bosque congoleño estaba a punto de culminar en la aldea de Pogola, en la región de Amuru (norte de Uganda). Se notaba su intenso deseo de reunirse por fin con su madre, tras varios años de separación forzada.
Adong*, la madre de la niña, había sido arrebatada a su familia en Pogola a la edad de 12 años por un grupo armado que, por ese entonces, asolaba la región atacando aldeas, secuestrando menores para emplearlos como "niños soldados" y raptando mujeres para usarlas como "esposas".
Adong viajó con la milicia por toda Uganda y llegó a la República Democrática del Congo (RDC), donde dio a luz a Atim y a otros dos niños, hijos de un ex comandante del grupo armado.
Separación entre los enfrentamientos
Atim y su madre quedaron separadas en agosto de 2011, cuando las Fuerzas Populares de Defensa de Uganda y el ejército congoleño atacaron a elementos del grupo armado, en su campamento en el bosque de Garamba, en la RDC. Madre e hija quedaron separadas mientras huían. Adong recuerda haber oído los gritos de Atim detrás de ella. Cuando miró atrás para ver si Atim la seguía, se dio cuenta de que la niña había desaparecido.
"En ese momento, creí que nunca más vería a mi hija. Temí lo peor", dijo. Adong y sus otros hijos fueron rescatados por el ejército congoleño y trasladados a Dungu, en la RDC. Más tarde, los regresaron en avión a Uganda, donde se reunieron con los familiares de Adong.
Un aldeano ve un parecido
Atim, que en ese momento tenía cinco años, fue encontrada y trasladada al refugio infantil en Dungu, donde el CICR inició sus esfuerzos por encontrar a sus familiares. Los colaboradores del CICR viajaron a la zona norte de Uganda con la fotografía de Atim, que mostraban a los retornados. Cuando uno de los aldeanos vio que la niña de la foto se parecía a Adong, el CICR fue a visitar a la mujer que era, tal vez, la madre de Atim.
Ese día, Oliver, un colaborador local del CICR, se reunió con Adong. "Adong miró la fotografía y la apretó contra su corazón por varios minutos", dijo. "No dijo una palabra. Miraba la foto una y otra vez, incrédula". Entonces, se envió una fotografía de Adong a Atim, quien al verla, se emocionó profundamente. Orgullosa, corrió a mostrar la foto a sus vecinos. Había comenzado el largo viaje de regreso a casa de Atim .
Ramas y un huevo para Atim
En la aldea reinaba el entusiasmo, sobre todo cuando se supo que el auto que transportaba a Atim se hallaba a pocos kilómetros de distancia. Una muchedumbre aguardaba la llegada de esa hija tan esperada. Para muchos aldeanos, Atim era sólo una historia, ya que jamás la habían visto.
Cuando el automóvil comenzó a aproximarse por el camino de tierra, Adong no pudo contener su emoción. Corrió hacia el vehículo y miró por la ventanilla para ver a su hija. La bisabuela de Atim condujo a la niña hasta un sendero situado a la entrada de la aldea. Su bisabuelo había dispuesto ramas a lo largo del sendero, así como un huevo que Atim debía pisar - una bienvenida tradicional para festejar su regreso a la aldea y a la familia con la que había soñado desde que se alejó.
Luego, su madre se hizo cargo de Atim. Antes de mostrarla a los aldeanos, que se habían reunido bajo un gran árbol, la llevó aparte, para pasar un momento de paz y reflexión. Atim fue exhibida como un trofeo, como el premio que Adong tanto había esperado. "La han traído a casa, donde pertenece. Ahora, nuestra familia está completa", dijo el abuelo de Atim al CICR.
*Los nombres son ficticios