Iraq: ayudar a las mujeres a tomar las riendas de su destino

17-04-2012 Reportaje

Frecuentemente, las mujeres se cuentan entre las personas más vulnerables de Irak. Pero, las mujeres iraquíes son fuertes. Asumen la responsabilidad de sus familias o dedican sus vidas a aliviar el sufrimiento de los demás. El CICR las apoya en su lucha por un futuro más digno.

Parzhen, fisioterapeuta en Erbil

"Mi trabajo me gusta y estoy orgullosa de lo que hago", dice Parzhen. Tiene 23 años y trabaja en el centro de rehabilitación física dirigido por el CICR en Erbil desde abril de 2010, donde ayuda a las personas que han recibido una prótesis a reanudar su vida normal. "La discapacidad física no hace a las personas menos humanas", señala Parzhen.

Graduada en el Instituto Médico de Erbil, Parzhen atiende entre 30 y 35 mujeres y niños por semana. Les ayuda a aprender a caminar con una pierna artificial o a utilizar una silla de ruedas. "Mi trabajo tiene un aspecto humanitario, y ayudar a los pacientes a vivir la vida más plena posible me da mucha satisfacción. Además, el ambiente de trabajo es muy agradable. Espero poder seguir ayudando a las personas discapacitadas por mucho tiempo más".

Eman, tendera en Bagdad

Eman, madre de siete hijos, quedó viuda en 2007, cuando su esposo fue secuestrado y asesinado. Aunque recibió un importante apoyo de su comunidad y consiguió trabajo como empleada de limpieza, experimentó las típicas dificultades económicas y sociales con que tropiezan las mujeres cuando quedan solas para criar a sus hijos y alimentar a sus familias. "Quiero que mis hijos tengan educación y un buen trabajo", dice. Con la ayuda del CICR, abrió una pequeña tienda en Al Dora, adonde se trasladó después de la muerte de su marido.

"Ahora, puedo satisfacer las necesidades básicas de mi familia", explica. "Me siento más independiente y no tengo que depender enteramente de mis padres y suegros". Con el dinero que gana, espera dar a sus hijos el futuro que sueña para ellos. "Quisiera decirle a todas las mujeres jefas de familia que aunque queden solas, deben confiar en sí mismas y en que podrán mantener a la familia".

Zainab, fabricante de "abayas" en Missan

Zainab perdió su pierna izquierda en 2003, cuando un obús estalló en el mercado donde hacía sus compras. Su esposo la abandonó debido a su incapacidad. Sola con una hija de 12 años, tuvo que depender de sus padres, quienes también tienen dificultades en ganarse el sustento. Recientemente, su hija tuvo que dejar la escuela para cuidar a su madre.

El CICR proporcionó a Zainab una máquina de coser y los materiales necesarios para empezar a coser abayas (vestidos). Zainab nunca antes había trabajado, pero está muy agradecida por la oportunidad que se le ha ofrecido. "Este proyecto está cambiando mi vida, y me enorgullece mostrar mi trabajo a la gente", dice. Ahora, Zainab es más independiente y espera conseguir nuevos clientes.

Summaya, asistenta psicosocial en Bagdad

Summaya presta apoyo psicosocial a pacientes enfermos de cáncer en el Hospital Escuela Pediátrico Central, en Bagdad. "Gracias a mi trabajo con la Media Luna Roja de Irak, puedo ayudar a los grupos más vulnerables de la comunidad", dice. "Creo firmemente en los principios del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, como el principio de humanidad, que se refleja en la solidaridad y la empatía que muestro a los pacientes con quienes trabajo".

Impulsada por su gran deseo de ayudar a las personas necesitadas, Summaya empezó a trabajar con la Media Luna Roja de Irak hace cuatro años como voluntaria, y participó en uno de los primeros cursos de primeros auxilios organizados por el CICR para los colaboradores y voluntarios de la Media Luna Roja de Irak.

Fotos

Summaya ofrece apoyo psicológico a un niño enfermo de cáncer. 

Summaya ofrece apoyo psicológico a un niño enfermo de cáncer.
© CICR / B. H. Ali

Parzhen enseña a pacientes discapacitados cómo vivir con una prótesis. 

Parzhen enseña a pacientes discapacitados cómo vivir con una prótesis.
© CICR / A. Y. Mohammad

Eman está orgullosa de su taller de costura, que le permite sustentar a su familia. 

Eman está orgullosa de su taller de costura, que le permite sustentar a su familia.
© CICR / M. Pawlak

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