Reducir el impacto de la contaminación por armas en las poblaciones en África

19-07-2010 Entrevista

Igor Ramazzotti se desempeña como asesor en contaminación por armas en la delegación del CICR en Nairobi. Su labor es multifacética y se desarrolla en grandes regiones del continente, y su objetivo global es aliviar el sufrimiento de las personas que padecen los efectos de las guerras mucho tiempo después del cese de las hostilidades activas.

     
©CICR/Wojtek Lembryk/cd-e-00504 
   
Provincia de Katanga, República Democrática del Congo. Limpiando un campo sembrado de minas, cerca de Kabalo.      
               
©CICR/Boris Heger/sd-e-01627 
   
Jartum, Sudán. Expertos del CICR examinan a una muchacha que recientemente perdió parte de una pierna en la explosión de una mina, con miras a proporcionarle una pierna ortopédica.      
               
©CICR/VII/Christopher Morris/lr-e-00461 
   
Monrovia, Liberia. Jóvenes amputados, víctimas de la guerra en Liberia que finalizó en 2003, sacan el mayor provecho posible de su situación como miembros de un equipo de fútbol de amputados de categoría mundial.      
               
©CICR/Boris Heger/sd-e-02238 
   
Juba, Sudán meridional. Un colaborador local y un ortopedista del CICR examinan a un paciente en el centro ortopédico del CICR.      
           
     
©CICR 
   
    Igor Ramazzotti      
         

  ¿Qué significa "contaminación por armas"?  

Las minas y los restos explosivos de guerra como bombas, obuses y submuniciones de las municiones en racimo sin estallar, siguen matando y mutilando incluso después de terminado un conflicto. Ése es el significado de la expresión " contaminación por armas " : incluye la contaminación generada por los obuses, proyectiles y minas de diferentes tipos sin estallar, así como por las armas pequeñas y las municiones que quedan abandonadas tras un enfrentamiento.

  ¿Cuáles son las consecuencias para la población que reside en las zonas afectadas?  

Los incidentes causados por los restos explosivos de guerra o por las minas pueden matar o lesionar a innumerables personas. La contaminación por armas también priva a poblaciones enteras de agua, leña, tierra cultivable, servicios de salud y educación. Puede obstaculizar la acción humanitaria, privando a la gente de socorros y agravando los problemas de índole humanitaria. Puede asimismo causar el desplazamiento de poblaciones enteras.

  ¿Cuáles son los países más afectados en África, y por qué?  

Experimentan este problema principalmente los países que han atravesado varios años de guerra, por ejemplo Sudán, Chad, Angola o la región de Casamance en Senegal. Sin embargo, es muy difícil medir el grado de la contaminación por armas. Por ejemplo, se puede medir la contaminación según el número de dispositivos por metro cuadrado, pero eso no nos dice mucho acerca del impacto que la contaminación causa en la población local. El CICR examina el problema desde el punto de vista humanitario: la gravedad del impacto de la contaminación en las vidas de las personas que viven en una zona afectada, y las medidas que se pueden adoptar para mejorar la situación.

Por ejemplo, en algunos países africanos hay grandes superficies sembradas de minas terrestres, en zonas donde nadie vive y que nadie visita o en zonas que están claramente marcadas. En esos casos, el impacto humanitario es relativamente bajo. Pero, si la contaminación afecta una zona pequeña cercana a una aldea, para los residentes puede ser imposible trabajar en sus campos o acceder a las fuentes de agua; en tal caso, las repercusiones desde el punto de vista humanitario son mucho más graves.

  ¿Cuál es exactamente su trabajo como asesor en contaminación por armas del CICR en Nairobi?  

Mi trabajo consiste en prestar apoyo a las delegaciones del CICR en África que están basadas en países donde la contaminación por armas representa un problema grave. Viajo a esos países y, en primer lugar, analizo la gravedad de la contaminación y el impacto humanitario en la población. Algunas de las preguntas que debo contestar son, entre otras, qué porcentaje de la población ha sufrido la mutilación de miembros debido a la explosión de minas; si los agricultores tienen acceso a sus tierras, y si los niños corren el riesgo de encontrar artefactos sin estallar en las proximidades de las escuelas.

El segundo paso consiste en evaluar si las organizaciones dedicadas a esta cuestión, sean ONG, organizaciones internacionales o entidades gubernamentales, responden a estos problemas de índole humanitaria y cómo lo hacen. Eso me ayuda a identificar posibles necesidades no satisfechas por los actores presentes en el país.

También procuro determinar con la mayor exactitud posible los peligros y los riesgos que afrontan los colaboradores del CICR y los socios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, por ejemplo cuando distribuyen socorros o cuando construyen pozos y puntos de abastecimiento de agua.

En función de los resultados de mis investigaciones en cada región, puedo proponer un programa de apoyo del CICR destinado a reducir los efectos de la contaminación por armas en la población y ayudarla a recuperarse. El programa puede abarcar desde la organización de sesiones de educación sobre el peligro de las minas hasta programas de servicios de ortopedia. Además, organizo un curso sobre la contaminación por armas que se realiza dos veces al año  en cooperación con la Escuela Humanitaria de Apoyo a la Paz en Nairobi, y que está destinado a sensibilizar sobre el tema a los colaboradores del CICR.

  ¿De qué modo puede el CICR intervenir para mejorar la situación?  

     

El CICR realiza actividades en el ámbito de la acción contra las minas desde hace mucho tiempo. Históricamente, en varios países africanos, se ha concentrado en la asistencia directa a las víctimas, reflejada en actividades relacionadas con servicios de cirugía y ortopedia, así como en los programas de educación sobre el peligro de las minas.

Con el paso de los años, el CICR ha desarrollado la capacidad de poner en práctica un programa de acción contra las minas mucho más amplio, que abarca desde la recopilación de información sobre incidentes hasta la limpieza de zonas contaminadas o la destrucción de almacenes de armas, lo que señala un cambio en la tradición de la Institución. Hoy, el CICR se ocupa de las armas en forma directa cuando lo considera necesario, mientras que antes centraba sus esfuerzos en procurar que los gobiernos interesados cumpliesen con su obligación de intervenir.

Por ejemplo, podemos realizar actividades de eliminación de artefactos explosivos, que consisten en neutralizar y destruir los artefactos explosivos sin estallar. Actualmente, el CICR cuanda con sus propios equipos de eliminación de artefactos explosivos, formados por tres miembros como mínimo: dos especialistas en limpieza y un médico. En situaciones de emergencia, el CICR puede desplegar equipos de limpieza en cualquier lugar del mundo en menos de 72 horas.

No sólo las personas heridas necesitan asistencia; a largo plazo, también la necesitan las personas que han perdido el acceso a la tierra o a otra actividad generadora de ingresos situada en una zona contaminada. El CICR puede decidir la aplicación de iniciativas microeconómicas o proporcionar asistencia directa, consistente en alimentos, agua o artículos domésticos esenciales, a las personas afectadas que han sido privadas de sus medios de subsistencia por la contaminación por armas.

Otro aspecto importante de las actividades que realiza nuestra unidad se relaciona con el apoyo a los países que afrontan dificultades a la hora de cumplir con sus obligaciones internacionales.

  ¿Qué establecen las normas del derecho internacional humanitario con respecto a las minas, las municiones en racimo y los restos explosivos de guerra?  

     

En conjunto, las normas consuetudinarias del derecho internacional humanitario, el Protocolo adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949, la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal, el Protocolo II enmendado y el Protocolo V de la Convención sobre ciertas armas convencionales, y la Convención sobre municiones en racimo, constituyen un marco jurídico internacional amplio para la prevención de los sufrimientos humanos causados por las minas, las municiones en racimo y todas las otras municiones explosivas utilizadas por las fuerzas armadas o los grupos armados no estatales y para la respuesta a esos sufrimientos.

Los Estados partes en estos instrumentos tienen prohibido utilizar minas terrestres y municiones en racimo, y se les imponen obligaciones que van desde limpiar las zonas contaminadas y destruir los almacenes de armas, hasta proporcionar una asistencia integral a las víctimas.