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Bosnia-Herzegovina: las familias facilitan datos importantes para la búsqueda de las personas desaparecidas

06-12-2004 Reportaje

Recientemente, el CICR y sus socios en Bosnia-Herzegovina tomaron contactocon más de 12.000 familias que siguen sin tener noticias de parientes desaparecidos a raíz de la guerra que finalizó hace casi diez años. La información recopilada durante esas reuniones podría poner fin a años de incertidumbre para familias como los Camo.

Hace pocos días, finalizó una campaña llevada a cabo en todo el país a fin de recabar más información de las familias que siguen sin tener noticias de parientes desaparecidos a raíz de la guerra en Bosnia-Herzegovina. Esta campaña, realizada conjuntamente por el CICR, la Cruz Roja de Bosnia-Herzegovina y las asociaciones que representan a los familiares de los desaparecidos, se centró en la recopilación de datos ante mortem, es decir información sobre las personas desaparecidas y las circunstancias de su desaparición, que podría ayudar a identificar los miles de restos mortales que se encontraron en el país.

En los últimos meses, unos 200 voluntarios de la Cruz Roja y unos 50 miembros de las asociaciones de familiares tomaron contacto con más de 12.000 familias que todavía buscan a familiares desaparecidos. Casi diez años después de la guerra que devastó a Bosnia-Herzegovina, el CICR estima que sigue sin conocerse el paradero de más de 16.600 personas desaparecidas. Los expertos forenses verifican los datos ante mortem recopilados en relación con los resultados obtenidos durante la exhumación de restos mortales. Los datos ante mortem ,   combinados con los resultados de los análisis de ADN, facilitan la identificación confiable de los restos humanos descubiertos y, por consiguiente, permiten que los familiares finalmente conozcan la suerte corrida por sus seres queridos.

La campaña de recopilación de datos ante mortem se preparó minuciosamente. Los voluntarios de la Cruz Roja que participaron en ella recibieron capacitación que les permitió brindar apoyo a las familias visitadas mientras atravesaban el difícil momento de recordar su último encuentro con sus allegados desaparecidos. Unas 600 familias también aceptaron el apoyo psicológico ofrecido por la Cruz Roja.

Al mismo tiempo, el CICR comenzó a trabajar con varias sociedades nacionales de la Cruz Roja en toda Europa, América del Norte y Australia, a fin de tomar contacto con las familias de Bosnia-Herzegovina que se establecieron en esos países. Los datos ante mortem que se recopilen se incorporarán a la base de datos creada por el CICR en Bosnia-Herzegovina.

Las reacciones de las familias que se reunieron con los colaboradores de la Cruz Roja demuestran claramente que, incluso muchos años después de la guerra, su esperanza de descubrir lo sucedido aún no se ha desvanecido. Estas familias tienen derecho a conocer la suerte que corrieron sus seres queridos desaparecidos.

Sanela Bajrambasic, de la oficina del CICR en Sarajevo, se reunió con una de estas familias.

Mejra y Osman Camo vieron a su hijo, Alija, por última vez en mayo de 1993, cuando una noche volvió a casa de los cuarteles de Vranica, en Mostar, donde se alojaba el 4º cuerpo del ejército. Alija, un taxista de 28 años que se había alistado en el ejército, pidió a su madre que le lavara el uniforme; en realidad, también deseaba sentir el bienestar y la seguridad de encontrarse en su hogar. " Nos dijo que al día siguiente vendría a cenar con un amigo. Me pidió que preparara algo bueno " , recuerda Mejra.

La noche siguiente, Osman y Mejra miraban la televisión mientras aguardaban la llegada de Alija y del amigo de éste para la cena, que probablemente hubiera consistido en una modesta sopa. Al igual que los vecinos, solían mirar el canal de televisión controlado por la parte adversaria en el conflicto, sólo para enterarse de lo que pasaba. Imaginen lo que sintieron cuando, de repente, vieron imágenes de su hijo Alija y de diez personas más mientras eran sacados de Vranica por las tropas enemigas, con las manos atadas por encima de sus cabezas. 

Desde aquella noche fatídica, han pasado once años, pero para Osman, de 63 años, y su esposa Mejra, la espera parece mucho más larga. Tienen cuatro hijas, pero Alija es su único hijo varón. Pese a la interminable espera, se aferran a la esperanza de que Alija esté con vida. " Fui a verlos a todos: sacerdotes, imanes y adivinos " , dice Mejra. " Todos me dijeron que Alija todavía está vivo " .

Aún recuerdan cada prenda que Alija vestía ese día y me mostraron sus zapatos, que guardaron durante todos estos años. Sin embargo, pese a sus esperanzas, saben que, probablemente, el cuerpo de Alija se halle entre los miles de restos mortales no identificados que se encontraron en todo el país.

Ahora, los patólogos utilizarán la información suministrada por Osman y Mejra cuando analicen los huesos hallados en fosas comunes o en tumbas individuales. Como ambos aceptaron dar una muestra de sangre, los especialistas podrán efectuar un análisis de ADN. Tal vez sea posible encontrar los restos de Alija para que Osman y Mejra puedan, por fin, conocer la suerte que corrió su querido hijo.