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Veinte años después de la guerra Irán-Irak, sigue sin conocerse el paradero de decenas de miles de combatientes

16-10-2008 Reportaje

El 16 de octubre de 2008, los Gobiernos de Irán e Irak, junto con el CICR, firmaron un memorando de entendimiento que representa un importante paso adelante para aliviar el sufrimiento de miles de afligidas familias iraquíes e iraníes. En el documento se establece un marco para recolectar información y compartirla entre ambos países, así como para entregar restos mortales. Con el apoyo del CICR, expertos procedentes de ambos países realizarán estas tareas.

  Un capítulo que no se ha cerrado  

     

La guerra Irán-Irak, librada entre 1980 y 1988, dejó tras sí una triste herencia para decenas de miles de familias que siguen esperando noticias de sus seres queridos desaparecidos. Muchos de ellos son combatientes desaparecidos en acción y personas detenidas en calidad de prisioneros de guerra, cuyo paradero sigue sin conocerse.

Durante esa guerra, que duró ocho años, el CICR visitó a casi 40.000 prisioneros de guerra iraníes y a más de 67.000 prisioneros de guerra iraquíes, y registró sus datos. Más tarde, muchos de esos prisioneros fueron repatriados por su propia voluntad, con el apoyo del CICR. El CICR confirmó el paradero de otros, tras su liberación. Sin embargo, decenas de miles de miembros de las fuerzas armadas iraquíes e iraníes, incluidos algunos soldados capturados como prisioneros de guerra, siguen desaparecidos hasta hoy. No existen registros exhaustivos de todas las personas civiles y combatientes que desaparecieron a raíz de la guerra.

  La punta del iceberg  

     

Los prisioneros de guerra y las personas desaparecidas en acción representan sólo un reducido porcentaje de los centenares de miles de personas que desaparecieron en la guerra entre Irán e Irak y en los sucesivos conflictos que asolaron a Irak en los últimos decenios.

En ambos países, incontables familias siguen tratando de averiguar lo q ue pasó con sus familiares, recorriendo hospitales, comisarías, morgues, institutos de medicina forense y organizaciones humanitarias. Debido a la inseguridad que prevalece en Irak, esos esfuerzos a menudo conllevan grandes riesgos.

La vida cotidiana de las mujeres que han perdido a sus esposos, hermanos o padres es muy dura, sobre todo si han perdido al sostén de familia; además, sufren la angustia de no saber cómo ni cuándo podrán superar la situación.

" Cuando, en 2003, se trasladaron restos mortales de Irak a Irán " , recuerda un delegado del CICR que participó en la operación de entrega, " madres y hermanas de soldados iraníes desaparecidos acudieron a la ciudad fronteriza de Ghazre Shirin llevando retratos de sus seres queridos, con la triste esperanza de que sus cuerpos se encontraran entre los que habían sido trasladados " .

Husein cuenta la historia de sus padres, que esperaron a su hijo Ahmed, un soldado iraquí, hasta el último día de sus vidas. " Mi madre esperaba en la calle todos los convoyes que traían a personas que regresaban de Irán. Una vez, me pidió que le hiciera un gran cartel de papel con el nombre de mi hermano, para que, cuando ella estuviese parada en la calle, Ahmed la viera de inmediato desde el autobús. Cuando veía que Ahmed no estaba en el autobús, visitaba a todas las personas que habían regresado para preguntarles si lo habían visto. Mi hermano nunca volvió. Mi padre murió de pena y mi madre mantuvo el cartel junto a su cama hasta el último momento " .

  Una tarea complicada  

     

Desde que terminó la guerra, el CICR ha apoyado a ambos gobiernos en sus intentos por determinar el paradero de todas las personas aún dadas por desaparecidas.

" Hoy, la cues tión de los desaparecidos en Irak es extremadamente complicada " , dijo Yamila Hammami, delegada del CICR a cargo del tema de las personas desaparecidas en Irak. " Hay varias dificultades; las principales son el gran número de personas desaparecidas y las críticas condiciones de seguridad, que no permiten realizar el seguimiento necesario sobre el terreno " . 

En Irak, el Ministerio de Derechos Humanos se encarga de efectuar el seguimiento de todos los casos de personas desaparecidas a raíz de los diferentes conflictos que tuvieron lugar en los últimos decenios. Según fuentes públicas iraquíes, el número de personas desaparecidas desde la guerra Irak-Irán oscila entre 375.000 y un millón de personas.

Gracias a los esfuerzos del Ministerio y del CICR, desde 2003 se ha confirmado el paradero de más de 200 prisioneros de guerra iraquíes. Algunos regresaron a Irak y solicitaron certificados de detención al CICR o al Ministerio, a fin de facilitar los trámites de solicitud de compensaciones y pensiones.

En junio de 2008, el CICR firmó un memorando de entendimiento con el Gobierno iraquí a fin de acelerar las averiguaciones sobre el paradero de las personas que habían sido registradas por el CICR como prisioneros de guerra iraquíes e iraníes y cuyo paradero seguía sin conocerse.

En febrero de 2004, se firmó un documento análogo con el Gobierno de Irán, lo cual permitió abordar la cuestión en forma conjunta.

En Irán, varias organizaciones trabajan, en paralelo, sobre diferentes aspectos de la cuestión. Sus esfuerzos son coordinados por la Comisión de Prisioneros de Guerra y Desaparecidos del estado mayor del ejército. En tanto que la Media Luna Roja de Irán se dedica, básicamente, a recibir solicitudes de búsqueda de los familiares, la Fundación de los Mártires y Veteranos presta servicios y asistencia, y la Comisión de Búsqueda y Recuperación, junto con otra s organizaciones, identifica restos mortales.

  Renovadas esperanzas  

     

Muchos familiares preferirían recibir la confirmación del fallecimiento de sus parientes desaparecidos, antes que seguir ignorando lo que les pasó. " Creo que es más fácil si uno ve el cuerpo de la persona que busca. Sin embargo, nosotros buscamos por todos lados. Ya no sé qué más podemos hacer, salvo esperar " , dice Ashwak, una mujer iraquí que perdió a su hermano.

Después de treinta años, el sufrimiento de los familiares de los desaparecidos, tanto en Irak como en Irán, no ha disminuido. " Se fue hace veintitrés años " , dice Um Bassam, cuyo hijo fue dado por desaparecido en 1985. " Lo he esperado y seguiré esperándolo. Para mí, sigue teniendo 19 años " .

El documento firmado el 16 de octubre entre Irak, Irán y el CICR debería renovar las esperanzas de los familiares en cuanto a esclarecer prontamente lo que pasó con sus seres queridos. 

" No dejaremos de seguir de cerca este asunto hasta que cada familia pueda poner un final a la situación " , dice la señora Béatrice Mégevand-Roggo, jefa de operaciones del CICR para Oriente Próximo y África del Norte. " En ambos países, la mayoría de las familias ha estado esperando durante años, y no escatimaremos esfuerzos para sostenerlas en su derecho a saber lo que ocurrió a sus seres queridos " .

 

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