Las cuatro cosas que debemos hacer para reducir el sufrimiento en Siria

04 abril 2017
Las cuatro cosas que debemos hacer para reducir el sufrimiento en Siria

Peter Maurer, presidente del CICR: "Para poner fin al sufrimiento en Siria, es preciso abordar algunas cuestiones clave".

Hace cuatro meses, en una de las operaciones humanitarias más complejas y peligrosas de la guerra siria, más de 35.000 personas fueron evacuadas de Alepo oriental en solo ocho días. El Comité Internacional de la Cruz Roja y nuestros colegas de la Media Luna Roja Árabe Siria facilitaron esta operación. Probablemente se salvaron cientos, si no miles, de vidas.

Las escenas que mis colegas presenciaron en Alepo fueron verdaderamente desgarradoras. Una familia de seis niños huérfanos, perdidos, vagando por el paisaje bombardeado. La mayor: una niña de siete años de edad. El menor: un niño de siete meses de edad. No habían comido durante dos días.

Personas discapacitadas, vestidas en harapos, confundidas e indefensas, sentadas alrededor de fuegos al aire libre, abrazándose para calentarse. Una anciana cojeando, llevando todas sus pertenencias en una bolsa plástica.

Y se pueden ver escenas similares del otro lado de la línea del frente. Más de 1.200 personas fueron evacuadas de las ciudades de Foua y Kefraya. Civiles desesperados que habían perdido todo. Incluso la esperanza.

Todos los días, nuestro personal vive y es testigo de la guerra siria. Lo hicimos desde el principio y continuaremos haciéndolo, ya que este conflicto no terminó aún. Como todos sabemos, mientras estamos sentados alrededor de esta mesa, prosiguen los enfrentamientos.

Las necesidades son enormes.

Seis millones trecientas mil personas han tenido que desplazarse en el interior del país; es la cifra más alta del mundo. En los primeros tres meses de este año, el CICR y nuestros colegas de la Media Luna Roja Árabe Siria (MLRAS) entregaron alimentos para 1,3 millones de personas. Se distribuyeron artículos de primera necesidad, como mantas, ropa de invierno, colchones, a casi medio millón de personas. Ayudamos a proporcionar agua potable para siete millones de personas. Otras organizaciones humanitarias también están haciendo todo lo que está a su alcance.

Hace unas horas, estuve en contacto con mis colegas en el terreno, en Hama, una zona que sufrió terriblemente durante el conflicto, donde cientos de miles de personas fueron arrancadas de sus hogares. Nuestro equipo, que trabaja junto con la Media Luna Roja Árabe Siria, se encuentra en un pueblo que alberga a muchas de las personas que huyeron de los enfrentamientos. Hace diez días, llegaron varios miles de personas más. La mayoría son mujeres y niños: todos con mucho miedo y confusión. Me dijeron que algunos de ellos han tenido que desplazarse más de tres veces. Distribuimos comida, colchones y otros artículos de primera necesidad.

Para reducir el sufrimiento en Siria, es preciso abordar algunas cuestiones clave en forma urgente.

En primer lugar, es necesario que haya un mayor respeto por el derecho internacional humanitario. Ataques contra hospitales, atentados contra la vida de trabajadores de la salud y trabajadores humanitarios. Armas explosivas pesadas que se emplean en zonas densamente pobladas. Civiles e infraestructura civil tomados como objetivo de los ataques. ¿Dónde están los límites de este conflicto? ¿Por qué se ignoran las obligaciones humanitarias? Es hora de ser más innovadores y usar el derecho humanitario en formas que ayuden y protejan a las personas.

Es vital que los Estados respeten las normas de la guerra. Y que alienten a otros, incluidos los grupos armados no estatales, a hacer lo mismo. Es necesario adoptar una serie de medidas.

Debemos considerar más cuidadosamente lo que en realidad constituye una "necesidad militar" y cómo se puede proteger mejor a los civiles durante las operaciones militares. Es necesario que haya períodos de calma en los que las personas más afectadas por la violencia tengan tiempo de recuperase. Las zonas desmilitarizadas podrían establecerse alrededor de la infraestructura crítica, como hospitales y escuelas. Si no se toman medidas como éstas, el camino de regreso a la normalidad –cuando finalmente las armas callen- estará plagado de dificultades.

En segundo lugar, mientras se busca urgentemente una solución política, se debe conceder acceso incondicional, sin obstáculos y seguro a las organizaciones humanitarias. Y este acceso no debe depender de factores políticos. Para negociar un alto el fuego, las negociaciones humanitarias de primera línea deben disociarse de los acuerdos militares y de seguridad. Esas negociaciones también deben disociarse de los esfuerzos de mediación política para resolver las raíces más profundas de este conflicto. Las soluciones humanitarias, militares y políticas no deben -no pueden- depender unas de otras. No se debe atar las manos de los trabajadores humanitarios, que sólo intentant aliviar el sufrimiento de la población.

Y cuando realmente tenemos una solución política, debe ser viable y sostenible.

En tercer lugar, la cuestión de los desaparecidos. Miles de familias siguen separadas. Muchas de ellas viven durante años con la angustia de "no saber". ¿Sus seres queridos fueron secuestrados? ¿Asesinados? ¿O están detenidos? Una vez más, cuando comience el largo camino hacia la reconciliación, esta cuestión será de importancia fundamental. La cuestión de las personas desaparecidas no debe convertirse en un asunto de concesión política. Debe seguir siendo una preocupación humanitaria en la que las diferentes partes trabajen con las organizaciones humanitarias, como el CICR, para encontrar soluciones.

En cuarto lugar, no debemos olvidar el impacto regional de este conflicto. Las ondas de choque de la guerra siria repercutieron severamente en los países vecinos. Más de cinco millones de sirios se vieron obligados a huir al extranjero, la mayoría de ellos, a países vecinos. Esto es una carga enorme. Nuestros socios regionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja están haciendo todo lo que está a su alcance. Pero no subestimemos la magnitud de la tarea, para todos.

Quisiera elogiar la labor realizada por nuestros colegas de la Media Luna Roja Árabe Siria con sus 11.000 voluntarios trabajando en el terreno en cada parte de Siria. Hicieron enormes sacrificios para tratar de ayudar a los más vulnerables. Sesenta y tres de estos voluntarios pagaron con sus vidas.

Es importante que reafirmemos nuestro compromiso con Siria y con el pueblo sirio. Se necesita una financiación generosa por parte de todos los que tengan la capacidad de hacerlo. Se necesita una determinación más fuerte para influir sobre las partes en conflicto a fin de que lleguen a una solución. Y tiene que haber un mensaje claro para el pueblo sirio: no nos olvidamos de ustedes. Los escuchamos. Lo estamos intentando. Y esta pesadilla llegará a su fin.

Hace cuatro meses, en medio de las temperaturas heladas de la evacuación de Alepo, una ambulancia sucia y ensangrentada de la Media Luna Roja Árabe Siria estaba en tierra de nadie. En la parte posterior, los médicos luchaban para ayudar a una mujer embarazada. Alrededor del mediodía, tal vez contra todas las predicciones, la madre dio a luz a una niña. La bebé recibió el nombre de Houreyya, que significa "sirena". Unas horas más tarde, madre e hija, junto con muchos otros, fueron trasladadas fuera de la tierra de nadie y hacia un futuro incierto e impredecible.

Bienvenida al mundo, Houreyya.

Intentemos sentar las bases de un mundo mejor para Houreyya, y para tantos otros como ella.

Adaptado de un discurso pronunciado por el presidente ante la Conferencia de la Comisión Europea sobre el futuro de Siria, Bruselas, 4 de abril de 2017.