Valle de Kodori: ayuda para las personas que quedaron atrás

15-04-2011 Reportaje

El CICR distribuye ayuda humanitaria a las personas que viven en lo alto de las montañas de Georgia, en el pintoresco pero aislado valle de Kodori. Durante el conflicto de 2008, la mayor parte de la población huyó del valle. Las pocas personas que quedaron atrás deben recuperar la autosuficiencia en algún momento. ¿Será posible lograrlo?

     
©CICR / P.E. Ducruet 
   
Un camión y un Land Cruiser del CICR se dirigen a una aldea aislada.  
               
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Organizando una distribución en el valle de Kodori. 
                 
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Colaboradora del CICR (izq.) con Annetta, residente de la aldea de Ptysh/Ptyshi 
               
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El convoy del CICR cruza un río por un puente de madera. 
               
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Beneficiarios de una distribución en el valle de Kodori. 
           

Svaneti es uno de los lugares más pintorescos de Georgia. Rodeada por picos montañosos que alcanzan alturas de 3.000 a 5.000 metros, es la región habitada más alta del Cáucaso.

En zonas remotas, todavía hay osos y lobos que, a veces, se acercan a las tradicionales casas rurales de madera y atacan a las personas o al ganado. Sin embargo, más peligrosos que los animales salvajes son los conflictos que han asolado esta región durante los últimos años, sobre todo el último, que tuvo lugar en agosto de 2008. Estos conflictos han causado muchas dificultades en la región.

Tras el conflicto de agosto de 2008, la región de Svaneti, al igual que otros distritos en Georgia, quedó dividida por una línea fronteriza administrativa. El establecimiento de la línea fronteriza trajo nuevos problemas a los residentes de Svaneti, que ya era problemática debido a la ubicación de la zona y a las inusuales características del clima, que afectan su vida cotidiana y crean condiciones difíciles para la agricultura, actividad de la que dependen para su subsistencia.

El CICR proporcionó asistencia en esta región tanto durante como después del conflicto que se desarrolló en agosto de 2008. Inicialmente, realizó distribuciones de alimentos a los miembros más vulnerables de la comunidad, que conformaban por lo menos la mitad de la población. Más tarde, la Institución cambió el tipo de asistencia y pasó a centrarse en iniciativas microeconómicas destinadas a fomentar la autosuficiencia de los beneficiarios, a fin de reducir su dependencia de la ayuda humanitaria externa. Por ejemplo, en 2010, el CICR prestó ayuda para la agricultura a más de 1.000 de las familias más vulnerables, que vivían por debajo de la línea de pobreza en 18 aldeas de la región de Svaneti.

El valle de Kodori, que, sin que haya razones particulares para ello, se halla del otro lado de la línea fronteriza administrativa, es una joya ecológica ubicada en un lugar aislado, lejos de la vida urbana. Los residentes locales lo llaman " valle de Dali " , en honor de la diosa mitológica de la caza, quien -según se cree- era tan hermosa como este valle. Al valle de Kodori sólo se puede llegar tras muchas horas de viaje por un camino que es prácticamente intransitable salvo para los vehículos todo terreno.

El valle de Kodori se vio particularmente afectado por el conflicto. De los 2.000 habitantes, unos 1.800 tuvieron que huir de su hogar. Las personas desplazadas no regresaron, sino que encontraron refugio en la casa de familiares o en alojamientos comunitarios provisionales. Los 200 residentes que se quedaron son, en su mayoría, personas que viven prácticamente aisladas debido a su edad y a la inaccesibilidad del lugar.

Estas personas tienen necesidades humanitarias de todo tipo, ya que carecen de acceso a los mercados y no pueden vender sus propios productos ni comprar los que no producen. El CICR es la única organización que presta ayuda a los residentes locales distribuyendo productos alimenticios, como harina, aceite vegetal y guisantes, así como jabón en polvo y productos de higiene personal, por ejemplo dentífrico y jabón.

En 2010, el CICR distribuyó alimentos y artículos de higiene personal a los residentes del valle de Kodori. Las raciones estaban calculadas para satisfacer las necesidades básicas de los habitantes durante las estaciones de primavera-verano e invierno.

En 2011, se realizó una distribución similar a principios de marzo, cuando un equipo de la oficina del CICR en Sukhumi distribuyó alimentos y productos de higiene a las personas que residían en el valle.

Cada distribución es precedida de una evaluación de las necesidades, y el personal del CICR conoce a todos los beneficiarios por su nombre. Las distribuciones son ocasiones importantes para los habitantes de este remoto valle, cuya tranquilidad rara vez se ve turbada por la presencia de visitantes.

Según Lika Avidzba, que trabaja para el CICR desde hace 18 años, " ésta es la única ayuda que reciben los habitantes de Kodori, pero las distribuciones también representan una oportunidad para hablar con personas del mundo exterior y obtener algunas noticias, ya que aquí ni siquiera funcionan los teléfonos móviles " .

Los residentes locales son muy hospitalarios y les gusta conversar con nosotros acerca de lo que sucede fuera de su región. Por ejemplo, Annetta, de la aldea de Ptysh/Ptyshi (foto), vive sola en una casa aislada en medio del bosque y a veces pasa días o hasta semanas sin ver a nadie -ni siquiera a los habitantes de Kodori, mucho menos a alguien del " mundo exterior " .

Cuando llegan los camiones y los Land Cruiser blancos del CICR y los colaboradores de la Institución, con sus emblemas de la Cruz Roja, se ocupan de descargar las bolsas que contienen ayuda humanitaria, algunas granjas alejadas se transforman en centros de distribución de ayuda para otras granjas situadas aún más arriba en el valle. Desde allí, la gente baja a buscar los socorros, a veces a caballo.

Sin embargo, estas distribuciones no durarán mucho tiempo más, al menos no en su forma actual.

Ynske Vandormael, jefe de la oficina del CICR en Sukhumi, explica: " El CICR viene ayudando a estas personas vulnerables desde finales de 2008, proporcionándoles artículos que no pueden comprar. Hay que reconsiderar esta estrategia y procurar que la ayuda permita a estas personas autoabastecerse de manera sostenible. Tal vez la forma de lograrlo sea mediante el apo yo a proyectos microeconómicos centrados en la producción de artículos de alta calidad " Fabricados en Kodori " .

Mientras tanto, hasta la siguiente distribución, que se realizará en julio, el valle se irá despertando del invierno y volverá, para bien o para mal, a su modo de vida pausado, lejos de la civilización.