Papúa Nueva Guinea: atrapados en los enfrentamientos entre clanes

07-02-2014 Reportaje

Debido a enfrentamientos entre los clanes de Wambea y Kombia en las zonas altas de la Provincia Meridional de Papúa Nueva Guinea, en octubre pasado, muchas familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Algunas personas, como Helen Pewi, resultaron gravemente heridas y necesitaron asistencia del CICR para sobrevivir.


El CICR y la Cruz Roja de Papúa Nueva Guinea entregaron ayuda para 2.000 personas, entre ellas Helen Pewi (derecha), desplazada a raíz de los enfrentamientos entre clanes. © CICR / Vincent Meyer


“Las dos veces, llegaron por la noche”, explica Helen en voz baja, “la primera vez cuando incendiaron mi casa, y luego, cuando mataron a mi marido.”

Helen es tan solo una de las tantas personas atrapadas en medio de los enfrentamientos entre los clanes en conflicto del distrito de Kagua Erave, en  Papúa Nueva Guinea. Cuando los combatientes enemigos incendiaron la casa donde vivía con su esposo y sus dos hijos, tuvo la suerte de poder escapar a la localidad aledaña de Haus Man, junto a decenas de sus vecinos desplazados.

"Las dos veces, llegaron por la noche”, explica Helen en voz baja, “la primera vez cuando incendiaron mi casa, y luego, cuando mataron a mi marido."

Dos semanas después, Helen no fue tan afortunada, cuando hombres armados atacaron de nuevo con granadas y rifles de alto poder. Su marido fue asesinado a tiros, y cuando Helen trataba de cubrir con su cuerpo a su hijo, Ezequiel, de tres años de edad, del techo en llamas, al escapar hacia la selva, sufrió quemaduras de tercer grado en la espalda, la cabeza y los brazos. Gracias a sus heroicos esfuerzos, pudo resguardar a su pequeño Ezequiel, que solo sufrió lesiones menores. Se cree que 34 personas, muchas de ellas mujeres y niños, murieron esa noche.

Helen, llevada en brazos por su padre la mayor parte del camino, apenas consiguió llegar al día siguiente al Centro de Salud Sumbura, donde recibió atención básica.

"En Sumbura, no contamos con el equipo necesario para tratar este tipo de lesiones graves”, se lamentó la hermana Deborah, que ha dirigido  ininterrumpidamente el centro de salud durante los últimos 27 años, y añadió: "el suministro de agua no funciona desde 1987, y el centro no dispone de capacidad quirúrgica. Hemos podido limpiar y vendar sus quemaduras, pero no encontramos a nadie para que la trasladase al hospital debido a que los combates aún persistían en la zona. De todos modos, Helen no contaba con suficiente dinero para solventar el costo del tratamiento.”

Un largo viaje en busca de tratamiento médico

Helen Pewi, con su padre y su hijo, de regreso a su tierra natal en el distrito deKagua Erave, de las zonas altas de la Provincia Meridional. 

Helen Pewi, con su padre y su hijo, de regreso a su tierra natal en el distrito deKagua Erave, de las zonas altas de la Provincia Meridional.
© CICR / Gauthier Lefèvre

Finalmente, el CICR pudo llevar a Helen y a su padre, en un viaje que duró cuatro horas, a Mount Hagen, y sufragó su tratamiento en el Hospital Provincial allí ubicado. Asimismo, el CICR entregó suministros médicos muy necesarios, como, apósitos y material de primeros auxilios, a los centros de salud de Kagua y de Sumbura, adonde muchos de los heridos han acudido para procurarse tratamiento médico.

Afortunadamente, Helen sobrevivió y, a principios de enero, el CICR la llevó de regreso a casa de su padre, en Wakipanda, para que finalizase su período de convalecencia, junto a sus dos hijos. Helen es consciente de que su recuperación será larga, y su futuro, incierto. “Lo he perdido todo”, dice,  “mi esposo, mi casa, mi salud, y ya no puedo cuidar de mis hijos ni de mi padre."

Los aldeanos de Wakipanda les regalan kau kau (boniatos) y verduras para que puedan sobrevivir, pero les hace falta ropa y otros artículos de primera necesidad.

La situación de Helen mejoró un poco el 23 de enero, cuando el CICR, en colaboración con la Cruz Roja de Papúa Nueva Guinea, proveyó socorros de emergencia, a Helen, y a otras 2.000 personas desplazadas por los combates. Helen recibió mantas, colchonetas, lonas, ollas y sartenes, jabón y demás artículos de higiene para ayudarle a reiniciar su vida.

"En los últimos años, ha habido muchos enfrentamientos entre clanes en esta zona, pero esta es la primera vez que personas de fuera han venido a ayudar a quienes quedan atrapados en medio de los conflictos. Tal vez, al final, algo bueno saldrá de todo esto", reflexionó Helen.