Colombia: me siento una mamá fuerte y decidida

02-03-2010 Reportaje

La violencia sexual en el marco del conflicto armado es cada vez más evidente en Colombia. La padecen mujeres, hombres y menores de edad de ambos sexos. Muchas víctimas nola denuncian por amenazas o por temor a ser estigmatizadas.Las historias se repiten una y otra vez en silencio. Preocupado por esta situación, el CICR hace cuanto puede para que las víctimas de la violencia sexual reciban la oportuna asistencia, acorde con sus necesidades. Nunca se insistirá lo bastante en la importancia que tiene la protección y la ayuda que debe prestarse a las mujeres en los conflictos armados.

     

©CICR/ C von Toggenburg 
   
Una imagen de Marta, víctima del desplazamiento y la violencia sexual. 
         

  Unos minutos que le cambiaron la vida  

Marta vivía en un puerto ubicado al suroeste del país. Su vida transcurría normalmente hasta que, el 11 de noviembre de 2008 por la tarde, dio un vuelco radical. Dos hombres armados derribaron la puerta y entraron en su casa, abusaron sexualmente de ella, la drogaron y marcaron su cuerpo con cortes y quemaduras.

Desde ese momento, cada minuto que pasaba era un infierno. El miedo le impidió denunciar el hecho a las autoridades locales. Prefirió huir a la ciudad más cercana y encerrarse en un angustioso silencio. " Sentí como si mi vida no tuviera salida, como atrapada en una jaula " , comenta Marta.

" Un mes después, me enteré de que estaba embarazada de mellizos. No sabía que hacer, pensé en todo. Yo era una persona desplazada en una ciudad desconocida y no tenía con quien hablar de mi problema " . Un día, Marta decidió contactar al CICR y contar su difícil historia. 

Además de proporcionarle alimentos y artículos no alimentarios, el CICR remitió a Marta a Profamilia, entidad estatal con la que el CICR ha suscrito un acuerdo para llevar a cabo un programa de ayuda a mujeres víctimas de la violencia sexual en el marco del conflicto armado. " Ellos me apoyaron mucho y, con la orientación de un psicólogo, logré salir adelante. "

" Sufrí mucho, porque no quería aceptar lo que estaba pasando, pero luego me di cuenta de que mis niños no tenían la culpa de lo sucedido y decidí salir adelante con ellos. Gracias a Dios, ahora he olvidado un poco lo que pasó. Me siento una mamá fuerte y decidida a salir adelante por mis hijos. Soy una mamá valiente y me siento con fuerzas para criarlos y quererlos mucho. "

" A las mujeres que, por desgracia, les suceda lo mismo, les digo que cuiden a sus hijos. Ellos no tienen la culpa de nada. Con ayuda, pueden salir adelante. "

Hoy Marta es una desplazada, vive con su hermano y sus dos hijos y busca los medios para seguir su proceso de superación.

  Apoyo oportuno  

Durante el tiempo de gestación y el nacimiento de los niños, Marta fue acompañada por personal del departamento de Salud del CICR.

También se sometió el caso a toda la red de asistencia que el Estado colombiano ofrece para este tipo de víctimas. En 2009, el CICR documentó 21 casos de víctimas de violencia sexual y les prestó asistencia médica y psicosocial. La violencia sexual e stá prohibida por el DIH y es posible evitarla.

Este tipo de violencia no se limita a la violación en sí. Abarca también la prostitución forzada, la esclavitud sexual, la fecundación, la maternidad y la esterilización forzadas, el aborto forzado, los atentados contra el pudor, la trata de personas, los exámenes médicos inadecuados y los cacheos corporales a personas que han de desnudarse. Las consecuencias para una persona que ha sido víctima de violencia sexual son graves y van más allá del sufrimiento físico y psíquico inmediato.

Además de estar expuestas al riesgo de infecciones de transmisión sexual, en particular por el VIH del SIDA, o a un embarazo no deseado en el caso de mujeres, las personas afectadas padecen un trauma psicológico que puede durar mucho tiempo e impedir el desarrollo de su vida personal y social. 

Por este motivo, las víctimas de abusos sexuales no acuden siempre a las autoridades competentes para denunciar los hechos y no reciben, por consiguiente, la asistencia y los tratamientos médicos necesarios.