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Normas por las que se prohíben el envenenamiento y la propagación deliberada de enfermedades

20-01-2004

  Armas biológicas y derecho internacional humanitario  

Durante muchos siglos, el envenenamiento y la propagación deliberada de enfermedades han sido objeto de repudio público y varias culturas, religiones y tradiciones militares han proscrito tales prácticas.

A pesar de estas normas bien establecidas, existen fundadas razones para mantenerse vigilantes. Los adelantos en las ciencias de la vida junto con la mayor difusión de los conocimientos en ese ámbito han adquirido un ritmo sostenido. Esto y el empleo del carbunco para infundir terror, a fines de 2001, hacen temer que las antiguas normas impuestas para restringir el empleo de las armas biológicas sean ignoradas o menoscabadas. Además, cabe suponer que algunos Estados continúan desarrollando clandestinamente programas de fabricación de armas biológicas con fines ofensivos.

El CICR considera que el uso de agentes biológicos para causar enfermedades, provocar la muerte o infundir terror son actos repulsivos y aborrecibles. Tales actos deben ser condenados universalmente, en particular, porque están prohibidos por el Protocolo de Ginebra de 1925 Convención sobre Armas Biológicas y la de 1972 . Esta Convención prohíbe, además, el desarr ollo, la producción y el almacenamiento de armas biológicas.

  Esfuerzos internacionales para potenciar la Convención sobre Armas Biológicas  

Después de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo en 1991, se renovaron los esfuerzos en el plano internacional para luchar contra la proliferación de las armas biológicas y químicas. En la Conferencia sobre Desarme, celebrada en Ginebra, cuyas prolongadas negociaciones habían quedado empantanadas en los años ochenta, se dio un impulso decisivo para concluir con éxito una convención exhaustiva y verificable sobre armas químicas. Firmado en 1993, este tratado entró en vigor en 1996.

Sin embargo, el problema de las armas biológicas iba a ser más difícil de resolver. El Protocolo de Ginebra y la Convención sobre Armas Biológicas constituyen una prohibición total del envenenamiento y de la propagación deliberada de enfermedades. Pero a diferencia de la Convención sobre Armas Químicas, estos acuerdos internacionales no contienen medidas que permitan verificar el cumplimiento de sus disposiciones. Además, como lo evidenciaron las inspecciones internacionales realizadas en Irak en los años noventa, puede resultar difícil detectar los programas de armas biológicas, dada la índole misma de las tecnologías utilizadas. Un grupo internacional de expertos gubernamentales en verificación (VEREX), instituido por los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas, opinó que, en principio, sería viable establecer un dispositivo de verificación eficaz.

Así pues, los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas constituyeron un Grupo ad hoc encargado de elaborar un protocolo de la Convención jurídicamente vinculante, por el cual se establecería un régimen de verificación para garantizar el cumplimiento de las prohibiciones en ella contenidas. La com unidad internacional esperaba que ese tratado incluyera medidas, tales como declaraciones anuales obligatorias por parte de los países con ciertas actividades en el sector biotecnológico; actividades corrientes in situ para verificar la exactitud de esas declaraciones, así como disposiciones para realizar investigaciones en las instalaciones previstas para la producción de armas biológicas o en zonas donde que pudieran verse afectadas por brotes repentinos o sospechosos de enfermedad. Asimismo, era necesario contemplar medidas en materia de asistencia técnica y de cooperación con fines pacíficos, y para prestar asistencia a los Estados objeto de ataques con armas biológicas.

Bajo la dirección de su presidente, el embajador de Hungría Tibor Toth, el Grupo ad hoc trabajó en Ginebra, durante todo el decenio de 1990, en el marco de las negociaciones multilaterales. Se plantearon muchos problemas técnicos y políticos, sobre todo si se toma en consideración que en ese mismo período las ciencias de la vida siguieron desarrollándose a un ritmo acelerado. En 2000, el proyecto de protocolo constaba de dos volúmenes que totalizaban varios centenares de páginas, salpicados de varios miles de frases puestas entre corchetes que representaban los puntos específicos de desacuerdo entre los negociadores.

A mediados de 2001, esas numerosas frases fueron condensadas en un " texto compuesto " del presidente; en efecto, el embajador Toth depuró el texto suprimiendo los párrafos entre corchetes para obtener un documento con una formulación definitiva que plasmaba lo que a su juicio podía ser aceptable para los negociadores. La finalidad era que este texto estuviera lo suficientemente próximo de lo que la comunidad internacional estaba dispuesta a aceptar para que los negociadores pudieran zanjar las diferencias en beneficio del compromiso general que representaba el texto compu esto.

Pero las esperanzas quedaron truncadas. En julio de 2001, los Estados Unidos –país clave en las negociaciones– rechazaron el texto compuesto del presidente y el " texto evolutivo " del proyecto de protocolo que contenía aún algunos párrafos entre corchetes. Los Estados Unidos indicaron al Grupo ad hoc que no había razón para proseguir las negociaciones sobre dicho protocolo y la perspectiva de que los Estados Unidos no participaran en el proceso condujo a la interrupción de las negociaciones del Grupo ad hoc .

     

  La Quinta Conferencia de Examen y el período posterior  

     

La Convención sobre Armas Biológicas prevé una reunión de examen cada cinco años. Celebrada en diciembre de 2001, la Quinta Conferencia de Examen transcurrió en un clima de tensión, en parte debido al reciente fracaso de las negociaciones en torno al proyecto de protocolo, y no logró concluir sus trabajos. El último día, la Quinta Conferencia de Examen fue suspendida por un año, y se volvió a convocar para noviembre de 2002.

Entretanto, esas dificultades junto con la preocupación más amplia debida al riesgo de envenenamiento y de propagación deliberada de enfermedades indujeron al CICR a hacer un llamamiento público titulado " Biotecnología, armas y humanidad " . Uno de los objetivos de este llamamiento fue captar la atención del público y de las altas instancias políticas acerca de la acción llevada a cabo en el proceso multilateral, con el propósito de potenciar las normas que prohíben el envenenamiento y la propagación deliberada de enfermedades, incluyendo la Convención sobre Armas Biológicas.

En noviembre de 2002, en la sesión reanudada de la Conferencia de Examen, los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas pudieron llegar a un acuerdo final. Decidieron convocar cada año una reunión de los Estados Partes hasta la próxima Conferencia de Examen en 2006, así como una serie de reuniones de un grupo de expertos encargados de debatir diversos tipos de medidas que pudieran servir para detener la proliferación de armas biológicas. Muchos de los aspectos arriba esbozados se incluyeron en el mandato de este grupo.

La Conferencia decidió, por consenso, " examinar y promover un entendimiento común y medidas eficaces sobre los siguientes asuntos:

adopción de las medidas nacionales necesarias para aplicar las prohibiciones estipuladas en la Convención, incluida la promulgación de leyes penales;

mecanismos nacionales para instituir y mantener la seguridad y la vigilancia de los microorganismos patógenos y las toxinas;

fortalecimiento de las capacidades internacionales de respuesta, investigación y mitigación de efectos con respecto a los casos de supuesta utilización de armas biológicas o toxínicas o a los brotes de enfermedades de carácter sospechoso;

fortalecimiento y ampliación de los esfuerzos institucionales y los mecanismos existentes en los planos nacional e internacional para la vigilancia, detección y diagnóstico de las enfermedades infecciosas que afectan a los seres humanos, los animales y las plantas para la lucha contra tales enfermedades;

contenido, promulgación y aprobación de códigos de conducta para los científicos " .

La primera reunión de expertos tuvo lugar en Ginebra, en agosto de 2003, y examinó los puntos (i) y (ii) arriba mencionados. Además, en su sesión reanudada de noviembre de 2002, la Conferencia de Examen acordó celebrar reuniones anuales de los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas, a partir de noviembre de 2003 hasta la Sexta Conferencia de Examen en 2006.

Para los documentos relativos a la Convención sobre Armas Biológicas y el proceso de reuniones de expertos, consulte el sitio web Biological and Toxin Weapons Convention.  

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