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Riesgo de utilización de las ciencias de la vida con fines hostiles

20-01-2004

Durante muchos siglos, el envenenamiento y la propagación deliberada de enfermedades fueron objeto de la repulsa pública y están prohibidos en diversas culturas, religiones y tradiciones militares. Esta prohibición se ha consignado también en varios instrumentos internacionales, como el Protocolo de Ginebra de 1925, la Convención sobre Armas Biológicas de 1972 y la Convención sobre Armas Químicas de 1993.

  ¿Por qué nos concierne?  

     

A pesar de la existencia de estas normas, es cada vez mayor el riesgo de un ataque a gran escala con armas biológicas. La Convención sobre Armas Biológicas prohíbe el empleo de estas armas, pero no contiene medidas para garantizar el cumplimiento de sus disposiciones, y disuadir o atrapar a los infractores.

Paralelamente, si bien los nuevos adelantos en las ciencias de la vida son promisorios en variados contextos de paz, se sigue acrecentando el riesgo de que se recurra a la biotecnología con fines hostiles. Estos adelantos ofrecen una mayor comprensión del organismo humano y los medios para manipular con más eficacia los procesos básicos de la vida.

La información obtenida de los Gobiernos, los organismos de las Naciones Unidas, los círculos científicos, las asociaciones médicas y la industria permite elaborar una larga lista de posibilidades –existentes y en desarrollo– de emplear los avances científicos de manera indebida. Entre ellas, cabe mencionar:

  • la propagación deliberada de ciertas enfermedades, como la fiebre tifoidea, el carbunco y la viruela, con objeto de sembrar el terror, causar daño o provocar muertes;

  • la alteración de los agentes de enfermedades existentes para hacerlas más nocivas;

  • la creación de ciertos virus a partir de materiales sintéticos, según se ha demostrado con la reconstitución del virus de la poliomielitis (cuyos resultados fueron publicados en julio de 2002), valiéndose de recetas disponibles en Internet y secuenciadores de genes que pueden obtenerse por correo;

  • el posible desarrollo futuro de agentes biológicos étnica o racialmente específicos;

  • el desarrollo de nuevos agentes biológicos para utilizarlos de manera simultánea con la vacuna correspondiente para sus propias tropas o población;

  • nuevos métodos para la propagación secreta de agentes biológicos que se producen naturalmente, a fin de alterar, en las poblaciones destinatarias, procesos fisiológicos tales como la conciencia, el comportamiento o la fertilidad quizás durante años;

  • la producción de agentes biológicos para atacar la infraestructura agrícola o industrial (la liberación, aunque fuera involuntaria, de tales agentes podría tener efectos incontrolables y desconocidos sobre el medio ambiente natural).

Tendencias como éstas harán que las armas biológicas sean más atractivas, más eficaces y más difíciles de detectar. Para una explicación sobre los recientes avances en las ciencias de la vida y cómo funcionan algunos agentes biológicos como el carbunco, véase el sitio (en inglés) : http://science.howstuffworks.com/ .(Cabe observar que el CICR no se responsabiliza por el contenido de sitios externos).

  El mundo ante un nuevo desafío  

Frente a los adelantos de las ciencias de la vida, el mundo se encuentra hoy en la misma situación que en los años cuarenta al surgir las ciencias nucleares. Se halla, pues, ante la disyuntiva de ejercer adecuados controles prácticos de estos nuevos avances para evitar que se empleen con fines hostil es, o de permitir una proliferación incontrolada y peligrosa. La utilización de estos avances en las ciencias de la vida con fines adversos podría tener consecuencias desastrosas.

A través de sus contactos con los diversos actores en el ámbito de las ciencias de la vida –no sólo la industria, sino también los círculos académicos y las comunidades científica y médica– el CICR ha observado que en general esos interlocutores no conocen bien los riesgos de uso hostil de los descubrimientos científicos, ni las normas existentes que lo prohíben. Ahora bien, recae básicamente en estas mismas personas la responsabilidad jurídica y moral de reducir al mínimo los riesgos de utilización abusiva. Esta situación indujo al CICR a efectuar, en septiembre de 2002, un llamamiento público titulado " Biotecnología, armas y humanidad " .



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