Asistencia de salud en peligro: la realidad del problema

27-01-2012 PublicaciónRef.. 4072

El objetivo de esta publicación es sacar a la luz uno de los problemas humanitarios más cruciales, aunque ignorados, de la actualidad: la violencia contra la asistencia de salud. Atacar al personal médico, las instalaciones de salud y las ambulancias, y obstaculizar los intentos de los heridos por conseguir ayuda son sucesos habituales en los conflictos de todo el mundo.

En Sri Lanka y Somalia, se han bombardeado hospitales; en Libia y Líbano se ha disparado contra las ambulancias; en Bahrein se está juzgando al personal médico que atendió a los manifestantes; y en Afganistán, los heridos languidecen durante horas en los vehículos que hacen cola en los puestos de control. De Colombia a Gaza, de la República Democrática del Congo a Nepal, no se respeta la neutralidad del personal, las instalaciones y  los vehículos sanitarios, tanto por parte de quienes los atacan como por quienes los utilizan indebidamente para obtener una ventaja militar.

El CICR lleva desde 2008 documentando la violencia contra el personal médico, las instalaciones sanitarias y los pacientes en 16 de los países en los que trabaja. El número de incidentes que ha registrado es apabullante. Sin embargo, las estadísticas no representan sino la punta del iceberg, ya que no reflejan el costo agravado de la violencia: personal médico que abandona su puesto, hospitales que se quedan sin existencias, campañas de vacunación suspendidas… estas repercusiones limitan drásticamente el acceso a la atención médica de comunidades enteras, cuyos miembros pueden padecer problemas de salud crónicos o relacionados con la guerra.

Prácticamente, los ataques deliberados al personal médico, los pacientes, las instalaciones y los vehículos sanitarios violan siempre el derecho internacional. Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales establecen el derecho de los heridos y los enfermos ―combatientes y civiles― a no padecer sufrimientos a mayores durante los conflictos armados y a recibir asistencia. Para que esto se traduzca en la práctica, el personal médico, las instalaciones y los vehículos sanitarios gozan de un estatuto de protección siempre y cuando mantengan su carácter neutral y traten por igual a todos los pacientes, independientemente de su ideología política, credo, u origen étnico. El personal, las instalaciones y los vehículos sanitarios se identifican claramente mediante símbolos de protección como la cruz roja, la media luna roja y el cristal rojo. Asimismo, todas las partes en conflicto están obligadas por ley a buscar y recoger a los heridos tras la batalla, y a facilitarles el acceso a las instalaciones sanitarias. Estas leyes, vinculantes para todos, no siempre se respetan.

El CICR y sus socios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se afanan por buscar vías para acceder y ayudar a las personas heridas durante los conflictos armados y los disturbios internos, y por proteger las instalaciones sanitarias. Algunas iniciativas son puramente jurídicas, como difundir el derecho internacional humanitario entre los actores estatales y no estatales, y tratar con ellos las violaciones cuando se cometen. Otras son más concretas, como la protección de los hospitales con sacos de arena y películas a prueba de bomba para las ventanas, el señalamiento de los tejados y las fachadas con una cruz o media luna roja, o la formación de los conductores de las ambulancias para que conozcan técnicas de acceso seguro. También se han desarrollado medidas innovadoras para atender las necesidades locales, como el servicio de taxis en el sur de Afganistán para transportar a los heridos desde las líneas del frente al hospital. Pero todavía queda mucho por hacer para detener la violencia contra la asistencia sanitaria antes de que se produzca. La responsabilidad primordial de proteger la asistencia sanitaria incumbe a los combatientes y los Estados, que tienen la obligación de respetar el derecho, no a las organizaciones humanitarias, que se encargan de abordar las consecuencias de las violaciones. El CICR está emprendiendo una campaña para concienciar al público sobre este problema tan acuciante, y está movilizando un grupo de interés. Esta iniciativa mundial, que tendrá una duración de cuatro años, pretende mejorar la situación de las personas afectadas sobre el terreno.

  • Derechos de autor: CICR
  • Año de producción: 2011
  • Disponible en: Español*, inglés, francés, árabe
  • Tipo de producto: Folleto
  • Referencia: 4072

24 pp., fotos, 30 x 21 cm

 

* Para obtener ejemplares en español, envíe un mail a bue_log@icrc.org