Gaza: un esfuerzo incesante para aliviar el sufrimiento

28-07-2011 Resumen de actividades

Los habitantes de Gaza llevan cuatro años viviendo en un espacio cerrado y sometido a severas restricciones a la circulación de bienes y personas. Un año después de que Israel tomara medidas para aliviar el bloqueo, la población civil continúa sufriendo.

Los 1,6 millones de habitantes de Gaza, que viven en una estrecha franja de tierra de apenas 360 kilómetros cuadrados, ansían llevar una vida normal, aunque saben, sobre todo los jóvenes, que mientras persista el bloqueo a la zona, las probabilidades de que su deseo se haga realidad son muy escasas. Las exportaciones son casi inexistentes y las importaciones están muy limitadas. En una evaluación reciente, el CICR constató que la relajación del bloqueo israelí en junio de 2010 no fue suficiente para reactivar la economía local. A finales de mayo de 2011, y por primera vez en cuatro años, se reabrió de forma permanente, aunque con restricciones, el paso de Rafá, en Egipto, de vital importancia para los habitantes de Gaza, al ser el único punto fronterizo entre la franja y otro país distinto de Israel.

Aunque el CICR no cuestiona el derecho de Israel de imponer medidas de seguridad y control, sí desea recalcar que dichas medidas no pueden tener un efecto desproporcionado en la población civil. El mismo principio se aplica al bloqueo marítimo, prohibido por el derecho internacional humanitario si el daño a la población civil es, o se prevé que sea, excesivo en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista. Israel tiene la obligación de velar por que la población siga teniendo acceso a bienes y servicios esenciales como los alimentos, el agua, la atención médica y la vivienda.

Una economía hundida, desesperada por crecer

En estos tiempos de crisis, en los que incluso las economías más sólidas del mundo están afrontando serios problemas, Gaza tiene que lidiar además con las limitaciones ocasionadas por las restricciones a la circulación de bienes y personas y por el bloqueo marítimo. Fruto de ello son una tasa de desempleo que ronda el 40 por ciento, y personas y negocios que tienen que adaptarse como pueden para sobrevivir. Sin embargo, si no se crean unas condiciones que permitan reducir significativamente esa tasa de desempleo y aumentar el poder adquisitivo de la población, esas estrategias de adaptación no servirán de nada.

Pese a que cerca de una cuarta parte de la población de Gaza se gana la vida con la agricultura, muchos siguen dependiendo de la ayuda alimentaria. Las tierras situadas a 300 metros de la valla que separa la franja de Israel, en su mayoría tierras de cultivo, han sido declaradas zona prohibida por las Fuerzas de Defensa de Israel, y las situadas en un radio de un kilómetro se consideran peligrosas, por lo que son prácticamente inutilizables. Tampoco el mar se libra: la industria pesquera casi ha desaparecido desde que se prohibió la pesca más allá de las tres millas náuticas a partir de la línea de costa.

Para dar a la población la oportunidad de ganarse la vida y beneficiar a la comunidad a largo plazo, el CICR dirige un programa de “dinero a cambio de trabajo”, con el fin de mejorar el estado de pequeñas carreteras, reciclar los residuos domésticos, detectar trastornos del habla infantil y prestar muchos otros servicios útiles.

El CICR también ha estudiado las necesidades de los agricultores que trabajan en la zona cercana a la frontera entre Gaza e Israel. Para la próxima campaña agrícola proporcionará a unos 200 agricultores esquejes de plantas, plantones de árboles frutales y sistemas de riego. Además, regenerará las tierras afectadas por las operaciones militares.

Preocupación por el bienestar de la población civil

Los ataques israelíes a la franja de Gaza en los meses de marzo y abril se saldaron con numerosas víctimas civiles y con la destrucción de inmuebles de particulares. Los disparos de misiles desde la franja de Gaza a territorio israelí, que alcanzaron su punto álgido en este mismo período, también provocaron daños generalizados y lesiones a personas civiles. “Debe respetarse a la población civil de ambos bandos, y dejar que vivan el día a día en condiciones de seguridad”, declaró Juan Pedro Schaerer, jefe de la delegación del CICR en Tel Aviv.

El CICR sigue de cerca las consecuencias de los ataques y las operaciones militares en la población y en los bienes de carácter civil, tanto en Gaza como en Israel. La organización está en contacto permanente con la población afectada de ambos bandos, documentando los incidentes y presentando sus conclusiones a las autoridades competentes. Para el CICR es especialmente importante que se mantenga el diálogo bilateral sobre las normas relativas a la conducción de las hostilidades y al uso de la fuerza, por lo que insta a las autoridades israelíes y de Hamás a que acaten las normas del derecho internacional humanitario aplicables a la conducción de las hostilidades y a que se abstengan de hacer un uso excesivo de la fuerza en las operaciones de mantenimiento del orden. Cuando las viviendas quedan destruidas como consecuencia de las operaciones militares, el CICR colabora estrechamente con la red de voluntarios de la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina para atender algunas de las necesidades básicas más inmediatas de las personas afectadas.

Visitas a los detenidos y restablecimiento del contacto entre familiares

Los delegados del CICR visitan con frecuencia a las personas recluidas en las cárceles o por las fuerzas de seguridad en Gaza y presentan a las autoridades, de manera confidencial, sus conclusiones y recomendaciones acerca de las condiciones de detención y el trato dispensado a los detenidos. Las visitas también permiten a los detenidos intercambiar con sus seres queridos mensajes breves con noticias familiares.

Los delegados del CICR también visitan periódicamente a las personas detenidas en Israel, en particular a los detenidos de Gaza afectados por la decisión de Israel de 2007 de suspender las visitas de familiares entre Israel y Gaza. No poder ver a sus familiares cara a cara es muy doloroso para los detenidos y sus familias, especialmente para los niños, que corren el riesgo de perder un vínculo muy especial con un padre, y para los padres enfermos o ancianos, que se acercan al ocaso de sus vidas. El CICR procura mantener los lazos entre estos detenidos y sus familiares en Gaza a través de mensajes de Cruz Roja y de mensajes “Sano y salvo”, si bien estos no se pueden equiparar al contacto directo. En algunas ocasiones, el CICR busca a las familias que se encuentran en la franja de Gaza para comunicarles directamente noticias de sus parientes detenidos. El CICR ha pedido en reiteradas ocasiones que se reanuden las visitas de familiares, que son un importantísimo medio de contacto entre los detenidos y sus familiares, previsto además en el derecho internacional humanitario.

Familias desgarradas

El desplazamiento de la población de Gaza por el paso de Erez sigue limitándose a las personas que necesitan atención médica urgente, a algunos empresarios, y a los empleados de organizaciones internacionales. El impacto de las restricciones se deja sentir en la vida diaria de las personas: familias disgregadas entre Gaza y Cisjordania pierden el contacto, y las personas que precisan atención médica tienen que cumplir unos requisitos de seguridad tan estrictos para obtener los permisos, que algunos llegan demasiado tarde o son denegados directamente.

El soldado israelí Gilad Shalit lleva cinco años incomunicado. El CICR ha exhortado a Hamás en repetidas ocasiones, todas ellas en vano, que permitan al señor Shalit intercambiar noticias familiares con sus seres queridos. También ha reiterado varias veces su petición de acceder a este soldado, pero Hamás siempre se ha negado. Dado que hace casi dos años que no se han recibido señales de vida del soldado israelí, el CICR ha solicitado a Hamás que dé alguna prueba de que sigue vivo.

Servicios hidráulicos

El cerco a la franja está afectando directamente a los servicios básicos de los que dependen los habitantes de Gaza. Al ser imposible obtener el equipamiento, los suministros, los repuestos y la tecnología necesarios, no se pueden mejorar servicios como el agua y el saneamiento, ni realizar siquiera el mantenimiento que precisan.

“El abastecimiento de agua y los sistemas de tratamiento de aguas residuales no se pueden gestionar si no se tiene acceso a la tecnología necesaria”, explicó Marco Albertini, ingeniero del CICR que trabaja en Gaza. “El cerco a la franja nos deja muy pocas alternativas para atender los problemas de agua de Gaza”.

Para colmo de males, el suministro eléctrico necesario para el uso de las instalaciones no siempre funciona. Equipamiento básico como bombas de agua y productos químicos como el cloro (utilizado para depurar el agua) o bien faltan, o son muy difíciles de conseguir. El acuífero está sobreexplotado y tiene un alto grado de salinidad. En algunos lugares, las aguas residuales se vierten directamente al mar sin ningún tipo de tratamiento, contaminando el Mediterráneo. No hay una red hidráulica en condiciones para todos los habitantes.

El CICR continúa con su labor de mejora de las condiciones de salubridad, en particular, con la rehabilitación de la planta de tratamiento de aguas residuales de Rafá, donde el agua tratada se puede reutilizar en la agricultura, por ejemplo, para regar los árboles. Los 150.000 habitantes de Rafá viven ahora en un entorno más salubre. Las aguas residuales se eliminan de una manera más segura, ya que se vierten al Mediterráneo con menos sustancias contaminantes y a través de tuberías.

Atención sanitaria

La sanidad en Gaza sufre constantemente la escasez de medicamentos básicos y material desechable. Este año, la situación está siendo peor que nunca. La falta de un sistema fiable de suministro de medicamentos y artículos desechables a Gaza ha afectado directamente a la atención de los pacientes. Hace tres meses que se agotaron las reservas de medicamentos para el tratamiento de pacientes con cáncer, trasplante de riñón y hemodiálisis. Recientemente, el CICR tuvo que enviar urgentemente a la franja de Gaza un suministro de fentanil, un anestésico.

“Es necesario mejorar la cooperación entre los ministerios de sanidad de Ramala y Gaza para ofrecer un suministro fiable y previsible de medicamentos básicos y material desechable en la franja”, afirmó Morven Murchison, coordinadora de salud del CICR. “Es inaceptable que los pacientes sean víctimas de una situación de estancamiento político”, añadió.

Otro problema que no se ha podido resolver con la flexibilización del bloqueo es la falta de recambios para el equipamiento médico. Los técnicos de revelado de las placas de rayos X, que estaban listos para entrar en la franja en septiembre pasado, todavía no han podido hacerlo. Las resonancias magnéticas se han tenido que suspender, lo que ha elevado drásticamente el número de pacientes a los que ha habido que derivar al extranjero. Los centros sanitarios de Gaza ni siquiera disponen de muchos servicios de diagnóstico básicos.

El CICR sigue de cerca la situación en estrecha colaboración con el Ministerio de Sanidad de Gaza, y mantiene un diálogo abierto con el Ministerio de Sanidad en Ramala. Cada tres meses, suministra una partida de medicamentos y material desechable al ministerio de Gaza. Este año, con carácter excepcional, también proporcionó una gran cantidad de medicamentos adicionales y otros artículos. En lo que va de año, el CICR ha donado un total de 122 toneladas de medicamentos y consumibles sanitarios a los hospitales dependientes del Ministerio de Sanidad de Gaza para que puedan hacer frente a las emergencias, y ha organizado el transporte de 69 palés con mercancías desde el Ministerio de Sanidad de Ramala a Gaza.

Otra cuestión muy preocupante son los cortes de suministro eléctrico de los hospitales, que se siguen produciendo entre seis y ocho horas al día de media. El desabastecimiento de combustible y la falta de un suministro eléctrico estable están mermando directamente la capacidad de los hospitales de prestar un servicio adecuado y fiable, especialmente a los pacientes con diálisis. Los cortes de electricidad afectan a todos los servicios hospitalarios, desde la esterilización de los instrumentos, al lavado de sábanas y toallas, la ventilación de los pacientes o el funcionamiento de los ascensores. Hasta ahora se han podido improvisar algunas soluciones pero, ahora que el Banco Mundial va a dejar de financiar el combustible destinado a los hospitales, preocupa mucho la seguridad y el bienestar de los pacientes.

Es vital que los pacientes reciban los mejores cuidados posibles antes de su llegada al hospital, por eso, el CICR proporciona apoyo financiero y técnico a los servicios médicos de urgencia de la Media Luna Roja Palestina. La Media Luna Roja, responsable de la atención de urgencia prehospitalaria, en particular de la evacuación de los heridos, enfermos y fallecidos de la zona que se extiende a un radio de un kilómetro desde la valla que separa la franja de Gaza de Israel, no tiene un canal de comunicación directo con las autoridades israelíes, por lo que depende del CICR para coordinar con ellas sus desplazamientos en la zona. El CICR también proporciona apoyo económico para que se sigan llevando a cabo los programas y talleres de formación organizados por los institutos médicos de la Media Luna Roja Palestina.

El CICR sigue apoyando el Centro ortopédico para prótesis y poliomielitis de Gaza, el único centro de este tipo en todo el territorio, en el que se atiende a los pacientes que requieren prótesis y ortesis y se proporcionan servicios de rehabilitación. El CICR ha terminado la ampliación y renovación del centro para hacerlo más accesible a los discapacitados. Durante el primer trimestre de 2011, el centro atendió a 880 pacientes, de los cuales 104 recibieron nuevas prótesis.

Difusión del derecho internacional humanitario

El CICR explica su trabajo a diversos grupos, desde los dirigentes comunitarios a las agrupaciones de jóvenes, desde los profesionales de los medios de comunicación a los líderes religiosos. Como la mayoría de la población de Gaza es menor de 18 años, las escuelas son un lugar importante en el que explicar la función de las organizaciones humanitarias y promover la cultura del respeto de los derechos humanos.

El CICR también difunde el conocimiento del derecho internacional humanitario entre la sociedad civil, los órganos gubernamentales y las fuerzas armadas. Cuando es posible, el CICR y la Media Luna Roja Palestina organizan conjuntamente sesiones de información sobre el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y sobre el derecho internacional humanitario.

El CICR mantiene su diálogo con las fuerzas de seguridad y los grupos armados palestinos para que le faciliten sus actividades humanitarias, mejorar el conocimiento del derecho internacional humanitario y promover el cumplimiento del derecho internacional de los derechos humanos.

Para más información:
Umar Phiri, CICR, Gaza, tel.: +972 59 960 30 15
Maria Cecilia Goin, CICR, Jerusalén, tel.: +972 52 601 91 50
Nadia Dibsy, CICR, Jerusalén, tel.: +972 52 601 91 48
Ran Goldstein, CICR, Tel Aviv, tel.: +972 35 24 52 86 ó +972 52 275 75 17
Hicham Hassan, CICR, Ginebra, tel.: +41 21 730 25 41 ó +41 79 536 92 57