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Malí-Níger: el cambio climático y el conflicto crean una mezcla explosiva en el Sahel

Ginebra (CICR) – Los efectos del cambio climático exacerban el conflicto entre las comunidades, tanto en Malí como en Níger, lo que genera una profundización de la pobreza, un deterioro de los servicios públicos y una alteración en los medios de subsistencia tradicionales.

La violencia y las dificultades que enfrenta la región no se deben solo al conflicto, sino que también están vinculadas con la disminución de las tierras útiles y la imprevisibilidad de los recursos hídricos, destacó Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, tras una visita de ocho días a la región.

"Las antiguas tensiones entre las comunidades agrícolas y de pastoreo se intensifican debido al cambio climático, a medida que disminuye la disponibilidad de tierras útiles y que las fuentes de agua se vuelven menos confiables", Maurer afirmó. "El cambio climático suma un factor complicado en una región donde el subdesarrollo, la pobreza endémica, la criminalidad generalizada y la violencia ya dan lugar a una calidad de vida sumamente frágil. Esta combinación explosiva significa que debe haber un cambio radical en los enfoques respecto del Sahel, que fortalezca la capacidad de las personas de resistir mejor las crisis climáticas".

Las temperaturas en el Sahel aumentan 1,5 veces más rápido que el promedio mundial. Las precipitaciones son erráticas y las estaciones húmedas se están reduciendo. La ONU estima que cerca del 80% de las tierras cultivables del Sahel están deterioradas, incluso cuando aproximadamente 50 millones de personas en el Sahel dependen de la ganadería y compiten por la tierra.

De acuerdo con las estimaciones, a fines de 2018, alrededor de 33 millones de personas en el Sahel se encontraban en situación de inseguridad alimentaria. Las comunidades empobrecidas afrontan dificultades para, de manera segura, acceder a la asistencia de salud, encontrar escuelas para sus hijos u obtener un ingreso básico. Al buscar formas de mantener a sus familias, las personas pueden verse confrontadas con decisiones difíciles, como migrar por rutas peligrosas o unirse a grupos armados.

La violencia registra una tendencia preocupante. El grupo de investigación Armed Conflict Location & Event Data Project reveló que en Malí se registraron 1.686 muertes en 2018, en comparación con 949 en 2017 y 320 en 2016. Las zonas conflictivas también se están extendiendo, desde el norte hasta el centro de Malí, así como a lo largo de las fronteras entre Níger, Malí y Burkina Faso.

Independientemente de cuánto pueda influir el cambio climático en la violencia, queda claro que la supervivencia de las comunidades es mucho más complicada cuando se ven afectadas por ambos factores a la vez.

"Los habitantes de Malí y Níger ya saben que la creciente escasez de recursos exacerba la violencia entre pastores y agricultores", expresó Maurer. "Se dedica mucha energía a encontrar soluciones, pero debemos prestar ayuda a las personas en el fortalecimiento de su capacidad para afrontar los efectos del cambio climático y de la violencia, ya que esta mezcla explosiva no desaparecerá en el corto plazo".

El cambio climático no restringe la responsabilidad de todas las partes armadas (fuerzas, milicias y grupos) de respetar el derecho humanitario y de esforzarse mucho más para evitar que se cometan infracciones a esta norma. Pero las iniciativas políticas urgentes y profundas tendientes a mitigar el cambio climático son cruciales a fin de evitar las consecuencias más terribles para el Sahel. Junto con la acción climática a nivel mundial, las medidas específicas pueden incluir las siguientes:

_ Crear asociaciones y planificar a largo plazo, así como también invertir en nuevos modelos financieros. Los donantes, los actores humanitarios, las organizaciones locales y los científicos deben trabajar con las comunidades para implementar soluciones a largo plazo. Las organizaciones humanitarias deben trabajar para prevenir situaciones de sufrimiento en lugar de brindar respuestas ante ellas.


_ La gestión del suministro de agua y de energía debe mejorarse a escala, y dichas medidas deben facilitarse en el terreno. A nivel local, las soluciones pueden incluir un aumento de estaciones de bombeo con energía solar y pequeñas represas que retengan el agua durante la temporada de lluvia, para que el agua se filtre hacia el suelo y reabastezca los acuíferos. Es crucial limitar la degradación ambiental en todo momento.

_ Las poblaciones de Malí y de Níger deben saber que tienen futuro y perspectivas viables. En función de la realidad actual, esto supone mejorar el acceso a la educación, a la formación y al empleo, incluso a través de iniciativas microeconómicas, y contribuir al fortalecimiento de la capacidad de las personas para identificar soluciones y aplicarlas a escala. Este enfoque requerirá mecanismos financieros innovadores para ampliar la asistencia humanitaria tradicional y ayudar a las personas a generar medios de sustento en entornos frágiles.

Notas:
- El nuevo e impactante sitio web desarrollado por el Instituto Igarapé y por Earthtime.org ilustra cómo todos los indicadores sobre el clima están en rojo y cómo aumenta la violencia en diferentes zonas del Sahel. El CICR colaboró con el Instituto Igarapé y con Earthtime.org en esta iniciativa que permite visualizar cómo actúan estos fenómenos combinados. Earthtime.org utilizó datos de código abierto, procedentes de una serie de fuentes confiables, científicas y de otra índole, para capturar esta dinámica. En primer lugar, describen el panorama general del Sahel y cómo está cambiando su clima (ver aquí), luego ilustran la dinámica de la violencia que afecta a la subregión, particularmente en Malí (ver aquí), antes de contemplar qué soluciones podrían considerarse (ver aquí).
- Por el Sahel, se entiende la región en el oeste de África que comprende Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad, a veces conocida como el Sahel occidental.


Contacto para entrevistas y consultas:
Germain Mwehu, CICR, Bamako, tel.: +223 76 99 63 75
Kadidia Abdou Djabarma, CICR, Niamey, tel.: +227 92 19 91 96
Krista Armstrong, CICR, Ginebra, tel.: +41 79 217 32 87