Llamamiento del CICR ante la COP29: Aplicar medidas de mitigación ambiciosas y ampliar la acción climática en situaciones de conflicto armado

El cambio climático representa una amenaza existencial para la humanidad. El aumento de temperatura de la atmósfera, los océanos y la tierra –ocasionados por la actividad del ser humano– está provocando variaciones climáticas y fenómenos extremos en todo el mundo. Más de 3.000 millones de personas viven en lugares altamente vulnerables a estas alteraciones (IPCC, 2023), y las medidas adoptadas hasta la fecha por la comunidad internacional no han sido suficientes para frenar o revertir estas tendencias.
Los efectos negativos del cambio climático en algunas de sus manifestaciones más extremas recaen en las personas que viven en lugares afectados por conflictos armados y otras situaciones de violencia. Estas personas no están preparadas para hacer frente y adaptarse a un clima en constante cambio y reciben un apoyo insuficiente a tal efecto (CICR, 2020 y 2023). En los últimos años, se ha reconocido en mayor medida la urgente necesidad de fortalecer la acción climática en lugares que son escenario de un conflicto armado y en otros entornos frágiles, como se refleja en la Declaración sobre el clima, el socorro, la recuperación y la paz de la COP28. Resulta urgente llevar a la práctica los compromisos, ya que es esencial emprender una acción climática contundente en lugares afectados por conflictos armados, así como movilizar los fondos necesarios para apoyarla, a fin de reducir las necesidades humanitarias, preservar los logros en materia de desarrollo y evitar quiebres sistémicos y fragilidad a largo plazo.
En el marco de la COP29, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) insta a las partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y los órganos de gobierno de la Conferencia de las Partes (COP) a asumir tres compromisos para no dejar rezagadas a las personas que se hallan en medio de un conflicto armado:
- En primer lugar, comprometerse nuevamente a emprender acciones políticas urgentes y ambiciosas para reducir emisiones y mantener el calentamiento dentro de un rango compatible con la vida a fin de evitar que las peores consecuencias del cambio climático recaigan en la población.
- En segundo lugar, reconocer oficialmente la gran vulnerabilidad ante los riesgos climáticos de los países donde se libran conflictos armados debido a su limitada capacidad de adaptación.
- En tercer lugar, cumplir los compromisos internacionales asumidos para apuntalar la acción climática en países particularmente vulnerables al cambio climático mediante el fortalecimiento de la acción climática y el apoyo a través de un financiamiento adecuado y accesible en países que se hallan en situaciones de conflicto armado y otros tipos de violencia.
1. Comprometerse de nuevo a emprender acciones políticas urgentes y ambiciosas para reducir emisiones y mantener el calentamiento en un rango compatible con la vida para evitar que las peores consecuencias del cambio climático recaigan en las personas.
Las negociaciones encaminadas a cómo limitar las peores consecuencias del cambio climático se vienen manteniendo desde hace décadas. En 2015, los signatarios del Acuerdo de París se pusieron de acuerdo en limitar el calentamiento a niveles “muy por debajo” de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y establecer un tope de aumento de 1,5 °C. Sin embargo, las promesas actuales de los Gobiernos marcan un rumbo en el cual superar la marca de 1,5 °C en el futuro cercano es una probabilidad real (OMM, 2023; PNUMA, 2022).
En todos los pronósticos posibles, se mantendrá un cierto nivel de calentamiento debido a las emisiones pasadas, que agravarán e intensificarán los extremos climáticos y exacerbarán las crisis humanitarias. Sin mitigación, la necesidad de adaptación climática seguirá aumentando y, en algunos casos, requerirá transformaciones sociales, culturales, políticas y económicas de gran escala. Ante la ausencia de una mitigación eficaz y superados los límites de la adaptación, el cambio climático seguirá afectando de manera negativa la vida de las personas, así como sus viviendas, su infraestructura, sus bienes y medios de subsistencia. Por lo tanto, se necesitará apoyo para evitar, minimizar y atender las pérdidas y los daños causados por el clima, así como para limitar la pérdida de biodiversidad y la degradación del medio ambiente, de modo que las comunidades más vulnerables, entre ellas, las que se ven afectadas por conflictos armados y otras situaciones de violencia, no queden aún más rezagadas.
Instamos a las partes en la CMNUCC a que hagan lo siguiente:
- Acelerar y aumentar sus ambiciones de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a un mayor nivel de riesgos y atender las pérdidas y daños.
2. Reconocer la gran vulnerabilidad ante los riesgos climáticos de los países donde se libran conflictos armados debido a su limitada capacidad de adaptación en las decisiones oficiales de la COP29.
La comunidad internacional se ha comprometido a prestar apoyo a países altamente vulnerables al cambio climático. Más de la mitad de los países considerados más vulnerables y menos preparados para adaptarse a esa realidad están atravesando un conflicto armado. No es que el cambio climático ocasione conflictos de manera directa, sino que los conflictos armados aumentan la fragilidad de las instituciones, los servicios esenciales, la infraestructura, la gobernanza y otras capacidades fundamentales para sobrellevar y adaptarse a los cambios del clima.
La Declaración sobre el clima, el socorro, la recuperación y la paz de la COP28 constituyó un hito importante al reconocer oficialmente que queda mucho por hacer para abordar la gran vulnerabilidad de los países que se hallan en situaciones de conflicto armado. Este reconocimiento debe profundizarse mediante la introducción de un texto relacionado en los documentos finales formales de la COP. Ello no implicaría crear una nueva categoría: la mayoría de los países que atraviesan un conflicto armado también están entre los menos desarrollados del mundo (ND-GAIN, 2023), una categoría que, como ya ha señalado la CMNUCC, requiere un apoyo particular para adaptarse a los efectos adversos del cambio climático. El reconocimiento formal de los desafíos a los que se enfrentan los países que se hallan en situaciones de conflicto armado permitiría poner más atención a la búsqueda de maneras de responder a sus necesidades específicas y procurar que se adopten medidas suficientes y urgentes en estos lugares.
Asimismo, a fin de procurar que las comunidades reciban suficiente apoyo para adaptarse a un clima en constante cambio, también es importante que se reconozca en los documentos finales formales de la COP que el conflicto y la fragilidad son factores de vulnerabilidad de las personas y de toda la comunidad. Con ello se respaldarían los esfuerzos para llegar y ayudar a las comunidades que viven en entornos inestables.
Instamos a las partes en la CMNUCC a que hagan lo siguiente:
- Reconocer y visibilizar la gran vulnerabilidad ante los riesgos climáticos de los países y las comunidades que se hallan en medio de conflictos armados en los documentos oficiales de la COP, incluido el nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación climática, una medida esencial para una acción climática adecuada en esos lugares.
3. Acelerar los esfuerzos para apuntalar la acción climática en países particularmente vulnerables al cambio climático mediante el fortalecimiento de tal acción y apoyo a través de financiamiento adecuado y accesible en países en situaciones de violencia.
La comunidad internacional se ha comprometido a ayudar a las personas a adaptarse a un clima cambiante en países que se hallan en situaciones de conflicto armado y fragilidad. Se han adoptado medidas positivas en este sentido, pero los progresos siguen siendo demasiado lentos. La acción por el clima y la financiación para el clima siguen siendo deficientes en entornos sumamente inestables debido a las complicaciones asociadas con los programas a largo plazo en esos lugares. Las zonas afectadas por un conflicto dentro de un país –en particular, cuando esas zonas no están bajo control del Estado– suelen quedar excluidas de la financiación climática para mitigar riesgos, con lo cual se excluye a millones de personas de la obtención de apoyo. Mientras tanto, apenas una fracción de la financiación climática internacional se destina a la acción local (Cao et al., 2021).
A fin de subsanar esta deficiencia, se deben acelerar e intensificar los esfuerzos para revisar la implementación de la acción climática en lugares afectados por conflictos armados. Los criterios para acceder a la financiación –en particular, para adaptación y pérdidas y daños– y evaluar los riesgos deben ajustarse a la medida de los desafíos específicos que presentan los lugares de extrema fragilidad (CICR, 2022).
Instamos a las partes en la CMNUCC a que hagan lo siguiente:
- Redoblar esfuerzos para fortalecer la acción climática en favor de países, personas y comunidades afectadas por conflictos armados mejorando los conocimientos y las prácticas en torno a la preparación, la respuesta y la resiliencia contra los choques climáticos en estos contextos.
- Revisar los mecanismos vigentes para acceder, distribuir y absorber la financiación de la acción climática a fin de no excluir a millones de personas de la recepción de un apoyo sumamente necesario. Para ello, es preciso reevaluar los apetitos de riesgo y brindar financiación flexible a una escala adecuada.
