Sr. Presidente, estimados ministros, colegas:
Cuando la política fracasa, los actores humanitarios se hacen cargo de muchas de las consecuencias.
Sin embargo, la acción humanitaria nunca es suficiente en las situaciones de sufrimiento inconcebible generado por guerras en las que se tiene poca consideración por la vida y la dignidad de las personas civiles.
En el último año, hemos sido testigos del grave costo humano que ha tenido el conflicto en Gaza. Los Estados no pueden permitir que una situación así de trágica se repita en Líbano.
Que quede claro: las personas y la infraestructura civiles gozan de protección en virtud del derecho internacional humanitario. Esta protección abarca a quienes permanecen en zonas de evacuación. Las personas mayores, con discapacidad, heridas o enfermas no pueden, a menudo, cumplir las órdenes de evacuación, sobre todo en plazos cortos. Deben adoptarse medidas continuas para protegerlas. Es imperativo que reciban asistencia vital y tengan acceso a servicios básicos.
Debe permitirse que las personas desplazadas de sus hogares lo hagan en condiciones seguras. Los socorros deben ser suficientes para hacer frente a las necesidades que surgen de un desplazamiento de semejante magnitud. Las partes en conflicto no están exentas de sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario cuando las personas civiles no pueden ser evacuadas o deciden no hacerlo.
Por otra parte, cada vez que se usa indebidamente un hospital, se lo daña o destruye, o bien cada vez que se ataca una ambulancia, peligra la vida del personal de primera respuesta y de los pacientes que reciben su asistencia. Los hospitales, incluidos los que están en zonas de evacuación, deben ser protegidos.
Los hospitales y las instalaciones sanitarias son y deben continuar siendo espacios seguros en los que se preserva la vida humana. El colapso permanente de los sistemas de salud que estaban en funcionamiento y del que somos testigos hoy en Gaza y en otros lugares genera graves preocupaciones respecto de las interpretaciones laxas del derecho internacional humanitario.
Por último, todavía no hemos visto que la asistencia llegue sin restricciones al sur de Líbano y que su distribución sea confiable. Las partes en conflicto tienen la responsabilidad de permitir y facilitar el paso rápido y sin trabas de ayuda humanitaria para las personas civiles. Es crucial que se pongan en marcha mecanismos de coordinación y garantías de seguridad en el momento para que el personal humanitario pueda llegar a las personas que lo necesitan.
Sr. Presidente, estimados ministros:
Imaginen la magnitud de la transformación de las vidas civiles si se atendieran estos tres pedidos en el campo de batalla.
Se necesitan con urgencia medidas políticas firmes para evitar las muertes y dar fin al sufrimiento indescriptible y la destrucción a gran escala. El derecho internacional humanitario exige la liberación de los rehenes, el trato humano de las personas detenidas, el regreso de las comunidades a sus hogares en un marco de protección y la garantía de que las poblaciones de Líbano, Gaza e Israel puedan reanudar su vida de manera digna y segura.
Y lo más importante: no se trata de una transacción. Cada parte debe cumplir las normas del derecho internacional humanitario independientemente de lo que haga la otra parte.
El rumbo actual de guerra sin límites se está transformando en un camino sin retorno. Una vez más, instamos a la reducción de las hostilidades y a que los Estados cumplan sus responsabilidades jurídicas —y morales— mediante el respeto del derecho internacional humanitario.
Gracias.