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África meridional: El CICR restablece el contacto entre niños refugiados y sus familiares

26-10-2000 Comunicado de prensa 00/41

" En 1996, cuando jugaba con unos amigos cerca del río, varias personas vinieron hacia nosotros y nos persiguieron. Me alcanzaron, me pegaron y me metieron en un coche. Me dijeron que a partir de ese día yo era miembro de su familia " . Ésta es la historia que cuenta Ngaba Nagwali (nombre ficticio) de 12 años, que fue secuestrada en su pueblo natal cuando tenía ocho años, durante la guerra en la República Democrática del Congo (RDC). Cuando la encontró el CICR, estaba sola entre miles de refugiados y llevaba cuatro años viviendo en un campamento en Botsuana, sin noticias de sus familiares ni contacto alguno con ellos.

Las historias como la de Ngaba son muy corrientes. La pérdida o la separación de las familias es una de las consecuencias más trágicas de la guerra y, en estas circunstancias, el CICR no escatima esfuerzos para buscar a los parientes desaparecidos y reunir a los familiares.

Ngaba es uno de los niños que han tenido suerte, pues su historia tiene un final feliz. El CICR registró sus datos en el campamento de refugiados de Dukwe (Botsuana), y la información que la niña había proporcionado se utilizó para dar con el paradero de su madre en la RDC. Madre e hija han pedido que las reúnan.

En los campamentos de refugiados de Dzaleka (Malaui) y Mwange (Zambia), durante los años 1999 y 2000 el CICR registró los datos de otros 16 niños no acompañados, cuyos familiares han sido localizados en Tanzania y en la RDC. Los familiares han transmitido mensajes de Cruz Roja a los niños y también han pedido ayuda al CICR para poder reunirse con ellos.