Los ganadores sin podio: las víctimas de la guerra en los Juegos de Río 2016

14 septiembre 2016
Los ganadores sin podio: las víctimas de la guerra en los Juegos de Río 2016
Luyina Rosette (en el centro), atletas y dirigentes de las delegaciones de República Democrática del Congo y de Malí visitan la exposición "Más allá de las barreras: la rehabilitación física a través del deporte", que organizó el CICR en la Casa de Suiza en Río de Janeiro. Foto: Valda Nogueira/ CICR

Anochecía cuando Luyina Rosette, una joven de República Democrática del Congo (RDC), entraba junto a otros atletas de alto rendimiento en el Estadio Olímpico de Río de Janeiro el primer día de las pruebas de atletismo en los Juegos Paralímpicos. Reflectores, flashes, cámaras y el sonido de una hinchada entusiasmada componían el escenario de un lugar donde se han superado récords cada día. Realmente, una noche de gloria. Pero no se trata de medallas y de podio. La historia de Rosette comienza mucho antes de eso.

En 2000, Luyina Rosette vivía con su familia en el este de RDC, más precisamente en el territorio de Rutshuru (Kivu Norte), un lugar de mucha belleza natural, pero que se transformó en escenario de conflictos armados recurrentes. En la guerra, ella perdió a su padre. Como si ese drama fuera poco, en plena fuga se sumó a las miles de víctimas de minas antipersonal. Por ese episodio, hubo que amputar parte de su pierna derecha.

En ningún lugar del mundo, la vida de una persona con discapacidad es fácil. Se les interponen obstáculos todos los días: desde mayores dificultades de locomoción hasta la reducción de oportunidades económicas. En una zona de conflicto armado, donde los servicios de salud e infraestructura están muchas veces colapsados, la realidad es todavía más dura para estas personas.

"Debido a la guerra que vivimos en RDC, tenemos cada vez más personas con discapacidad o amputadas, o incluso que viven con trastornos psicológicos. Esas personas muchas veces están abandonadas en nuestro país", explica la presidenta del Comité Paralímpico Nacional Congoleño, Betty Miangindula. "Los campesinos dejan de sembrar porque pueden ser atacados. Como no pueden trabajar, se empieza a instalar el problema de la pobreza en nuestro país", agrega.

Presidenta del Comité Paralímpico Nacional Congoleño, Betty Miangindula, cuenta su experiencia en la Casa de Suiza. Foto: Valda Nogueira/ CICR

Después de sufrir la amputación, Rosette fue incluida en el Programa de Rehabilitación Física del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Primero en Goma, en Kivu Norte, y después en la capital del país, Kinshasa. Fue en la capital donde la joven se transformó en atleta, desde la fundación del comité paralímpico del país en 2010.

Luyina Rosette durante la competición en el estadio Engenhão. Foto: Peter Mikael Alexander

Rosette practicó básquetbol, pero en el atletismo fue donde hizo carrera. Hoy levanta peso y lanza jabalina. "Cuando comencé a practicar deporte, no imaginaba que estaría aquí, en Río de Janeiro hoy", cuenta la atleta. En los juegos clasificatorios de Brazzaville, Rosette conquistó su lugar en la Paralimpíada y vio que el futuro le reservaba la participación en el mayor evento deportivo del mundo. "Fue muy emocionante poder participar de una competición de tan alto nivel", afirma la atleta todavía con la experiencia fresca en la memoria.

"Cuando comencé a practicar deporte, no imaginaba que estaría aquí en Río de Janeiro hoy", cuenta Luyina. Foto: Valda Nogueira/ CICR

La presidente del Comité Paralímpico Nacional Congoleño observa que si la vida de una persona amputada o con discapacidad está marcada por el abandono, el deporte tiene el poder de cambiar esa percepción. "Este tipo de atención que la sociedad otorga a los atletas con discapacidad les brinda valoración y, consecuentemente, un aumento de su autoestima", afirma Miangindula. "El eco del deporte de las personas con discapacidad resonó fuertemente en muchos barrios y comunidades en Kinshasa."

La fundación del comité paralímpico de la RDC todavía es reciente, pero desde 2010 los atletas de ese país ya hacen notar su presencia en su segunda paralimpíada. En los planes del secretario general de Deporte y Recreación de RDC, Barthélémy Okito Oleka, los atletas tomarán vuelos todavía más altos: "Espero que podamos continuar con nuestro trabajo en colaboración con el CICR. Estoy seguro de que en el futuro tendremos grandes campeones".

La delegación paralímpica de República Democrática del Congo está formada por cuatro atletas, todos incluidos por el Programa de Rehabilitación Física del CICR. Para ellos, estar en una competición de alto nivel y ayudar a las personas con discapacidad a darles un sentido de mérito y dignidad es una gran victoria. Ellos visitaron la muestra de fotos del CICR, en la Casa de Suiza "Más allá de las Barreras -la rehabilitación física a través del deporte" y realizaron una conferencia sobre la experiencia de RDC.

Entre enero y junio de 2016, 530 personas con discapacidad en RDC se beneficiaron con los servicios de rehabilitación física del CICR, de las cuales 302 fueron beneficiadas con la colocación de dispositivos ortopédicos.

 Entrenador del equipo paralímpico acompañado del secretario general del Comité Paralímpico Congoleño, Kampempe Amisi Billy León, de la presidenta del Comité Paralímpico Congoleño, Bernadette Miandula, y de la médica del equipo, Berthe Barhayiga. Foto: Peter Mikael Alexander