Fatmeh vive en un pueblo en las afueras de Hebrón. En los días de visita a la prisión, debe levantar temprano a sus dos hijas para tomar el autobús que sale de Hebrón a las 6 de la mañana. CC BY-NC-ND / CICR / Alyona Synenko

Los obstáculos que sortean los palestinos para visitar a sus familiares encarcelados

Una vez por mes, miles de palestinos toman autobuses de la Cruz Roja para visitar a sus familiares detenidos en cárceles israelíes.
Artículo 28 noviembre 2018 Israel y los territorios ocupados

Ensayo fotográfico publicado originalmente por Al Jazeera

Por Alyona Synenko

Una vez al mes, miles de palestinos realizan el largo viaje hasta varias prisiones en Israel para visitar a sus familiares detenidos.

"Esas noches, apenas puedo dormir. No dejo de pensar que podría olvidarme algo –el permiso o mi documento de identidad– y perder la visita", dice Mona Daraghmeh, que vive en Tubas, un pueblo en los territorios ocupados de Cisjordania.

Aunque puede ver a su hijo por solo 45 minutos, y solo a través de un tabique vidriado, perder la visita mensual a la prisión es una idea aterradora para Daraghmeh, de 70 años de edad.

Su familia trató de disuadirla de realizar el viaje de 12 horas, incluidas las horas de espera en los puestos de control y la rigurosa inspección antes del ingreso a la prisión.

"Incluso tratamos de mentirle, diciendo que no tenía el permiso, pero no ayudó", dice su hija, Kheyreyeh.

Durante el resto del mes, Daraghmeh revisa viejas cartas, fotografías y libros, intentando llenar la atormentadora ausencia de su hijo.

Más de 100.000 personas de los territorios ocupados de Cisjordania, de Gaza y de Jerusalén oriental toman autobuses de la Cruz Roja todos los años para visitar a sus familiares detenidos en Israel, un derecho otorgado a los detenidos en virtud del derecho internacional humanitario.