Panamá: Las familias en duelo encuentran consuelo en la ciencia forense

Panamá: las familias en duelo encuentran consuelo en la ciencia forense

La selva del Darién, conocida como la brecha del Darién, es la única conexión terrestre entre Centroamérica y Sudamérica. Se ha convertido en una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo.
Artículo 05 abril 2023 Panamá

Darién, Panamá. Los cantos a la vida, la abundancia y el renacimiento -escenas que pueden colarse en nuestra imaginación cuando hablamos de la naturaleza- se desvanecen cuando nos enfrentamos a la realidad de la selva del Darién, sobre todo cuando se menciona la migración. Esta selva, conocida como el Tapón del Darién, es un traicionero bosque tropical natural que separa Colombia de Panamá. Durante la travesía de cinco a siete días, los migrantes que cruzan el Darién están expuestos a terrenos peligrosos, altas temperaturas, insectos venenosos y fuertes corrientes de agua. Esta dura geografía se une a otros riesgos para los migrantes y puede provocar separaciones familiares, desapariciones y muertes.

Según los registros oficiales, sólo en 2022, 248.284 personas cruzaron la selva huyendo de la pobreza extrema, los conflictos y otras situaciones de violencia. Es imposible saber el número de personas que cruzaron, pero no lograron salir con vida. La tragedia humana y las muertes sin rostro abundan en esta exuberante vegetación.

El deseo de una vida mejor y un lugar seguro para las personas y sus familias es lo que impulsa a la gente a arriesgarse en esta selva mortal. Migrantes de Venezuela, Haití, Cuba y Ecuador, así como personas de países del otro lado del Atlántico, como Afganistán, Siria y Eritrea, cruzan el Darién con la esperanza de escapar de conflictos u otras situaciones de violencia, así como de la pobreza extrema. Por desgracia, no todos sobreviven a la travesía, lo que deja preguntas sin respuesta y una angustia permanente para las familias que se quedan atrás. No saber qué ocurrió puede ser lo más difícil.

En Panamá, los médicos forenses trabajan para dar a los seres queridos el cierre que necesitan. En el ámbito humanitario, los médicos forenses tienen el privilegio de desempeñar un papel fundamental para aliviar la tragedia humana. Se hacen presentes, fugazmente, en momentos de profundo dolor, constante incertidumbre y extensa melancolía. Están ahí cuando, a diario, las personas se enfrentan a las diversas formas de límites físicos. Están ahí cuando la muerte se materializa; cuando un padre, una hija, un hermano ha sido arrancado del seno de una familia, por circunstancias de la vida, violencia, conflicto o migración. Los médicos forenses están ahí cuando las fragantes rosas de la existencia pinchan las almas con sus espinas más afiladas.

Mediante herramientas de entrevista, documentación clínica, recuperación de cadáveres e identificación científica, los médicos forenses aportan datos que conectan a los familiares más próximos con la dura realidad de la desaparición de alguien. Los forenses descifran lo que, en un principio, parece una enmarañada trama de sucesos, dolor y violencia, y traducen estos puntos de información en palabras y escritos comprensibles para un juez imparcial y para los familiares que necesitan desesperadamente conocer el destino de un ser querido.

La ciencia forense no sólo es operativa, técnica y científica, también se utiliza como herramienta para transformar el angustioso ruido de la pérdida y la desaparición en notas inteligibles que pongan fin a la historia de un ser querido, ahora emigrante a otras tierras, más allá de este mundo.

Los médicos forenses no trabajan solos. La identificación, el esclarecimiento del destino de una persona desaparecida y el alivio de la incertidumbre y el sufrimiento requieren una estrecha colaboración entre las instituciones y autoridades locales, así como sólidos mecanismos de coordinación entre los Estados. Infraestructuras como tanatorios y lugares de enterramiento individualizados garantizan la preservación de las identidades y la localización de los seres queridos. Como asesora forense en el ámbito humanitario, colaboro estrechamente con los equipos sobre el terreno que trabajan a diario con las familias afectadas, así como con las autoridades y con asesores jurídicos, entre otros.

La Delegación Regional para Panamá y el Caribe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entrega este mes de marzo los "Módulos de Resguardo Humanitario para personas migrantes que fallecen en la ruta del Darién". Este módulo consiste en 100 nichos para la inhumación individual digna de migrantes que puedan morir a lo largo de la ruta migratoria del Darién y cuyas identidades aún no han sido establecidas, o cuyos parientes más cercanos, que normalmente viven en el extranjero, no han reclamado el cuerpo para un proceso de entierro separado, o un proceso de repatriación. Un nicho es una estructura sobre el suelo, utilizada como lugar de descanso temporal o final individualizado para restos humanos. La estructura arquitectónica ha sido diseñada por el oficial de agua y saneamiento del CICR Panamá y arquitecto Eduardo Silgado. La materialización de este módulo es el resultado de un marco de cooperación entre el CICR, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses - Ministerio Público, y el Municipio de Pinogana - Darién.

A través de su labor forense, el CICR busca garantizar que los restos de quienes perdieron la vida en relación con conflictos armados y otras situaciones de violencia, incluida la migración, sean buscados, recuperados, documentados y gestionados de manera digna y profesional, en consonancia con las mejores prácticas forenses y las normas internacionalmente aceptadas.

 

Este artículo forma parte de la serie "Situación migratoria en el Tapón del Darién" del Comité Internacional de la Cruz Roja en colaboración con Australian Outlook.
Liliana Dueñas es Asesora Forense y de Desaparecidos del Comité Internacional de la Cruz Roja en Panamá.
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