En el día de hoy, honramos la memoria de los millones de personas que sufrieron y perdieron la vida durante uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad. A 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, recordamos la resiliencia de quienes sobrevivieron, la enorme pérdida de quienes no y los aprendizajes que esta tragedia nos dejó para siempre.
Para más de un millón y medio de personas —en su inmensa mayoría judíos— el campo de concentración de Auschwitz marcó la última etapa de un calvario indescriptible; un duro testimonio de las dolorosas consecuencias del odio, el prejuicio y la indiferencia. Para el Comité Internacional de la Cruz Roja, representa el fracaso más grande en su haber, por no haberse manifestado y protegido a millones de víctimas de persecución y genocidio por parte del nazismo.
En este día solemne, propicio para la reflexión, renovamos nuestro compromiso de preservar la memoria de las víctimas y los sobrevivientes del Holocausto, y de empeñarnos en construir un mundo en el que la dignidad y la humanidad de cada persona no sean solo reconocidas, sino defendidas implacablemente, con valentía y determinación, sin excepciones.
