En los próximos meses, el CICR cerrará las oficinas de Apartadó y Pasto. Así mismo, la subdelegación de Bucaramanga concluirá sus operaciones y la respuesta humanitaria en el nororiente del país se coordinará desde Cúcuta. De igual manera la subdelegación de Cali cerrará y se establecerá una nueva en Popayán, desde donde se orientará su acción humanitaria en el suroccidente del país.
Estas medidas, infortunadamente, afectarán a alrededor de 120 posiciones laborales. El CICR lamenta profundamente el impacto que esto genera en el personal que resulta afectado, y expresa su más sincero reconocimiento a los colegas que, con compromiso, entrega y cariño, han contribuido durante años a su misión humanitaria.
El contexto en el que se adoptan estos ajustes es especialmente complejo y doloroso: mientras la situación humanitaria en Colombia se deteriora y las necesidades de las comunidades afectadas por los conflictos armados y la violencia aumentan, disminuyen los recursos globales disponibles para la acción humanitaria. Por esta razón, aunque no ha sido una decisión fácil, el CICR ve necesario reorientar sus operaciones para garantizar la continuidad efectiva y la sostenibilidad de su labor en el país con los limitados medios actuales.
El CICR concentrará sus esfuerzos en las zonas más afectadas por los conflictos armados, priorizando la protección de la población civil, la promoción y el respeto del derecho internacional humanitario, y la respuesta a emergencias cuando las instituciones nacionales u otros actores humanitarios no puedan brindar asistencia de manera suficiente o inmediata.
El CICR es plenamente consciente de que la reducción de su capacidad operativa implicará impactos en algunas comunidades, y reconoce que esta situación puede afectar el alcance de su acción. No obstante, el CICR mantiene su firme compromiso de permanecer cerca de las personas afectadas por los conflictos armados, trabajando para aliviar su sufrimiento y proteger su vida y su dignidad.
En el marco de estos ajustes, la delegación del CICR en Colombia asumirá también un carácter regional. Esto significa que, además de sus actividades en el país, tendrá a su cargo y supervisión la oficina del CICR en Lima (Perú) y las actividades desarrolladas en Ecuador y Bolivia.
El CICR reafirma que continuará actuando conforme a sus principios fundamentales de Humanidad, Neutralidad, Independencia e Imparcialidad, que guían su labor en Colombia y en el mundo.
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