El número de pacientes atendidos en este período (933 casos, 41 de los cuales fueron declarados muertos al llegar) supera el total de los incidentes con víctimas en masa de los 12 meses anteriores. La mayoría de las personas que resultaron heridas en estos últimos incidentes dijeron que estaban intentando llegar a un punto de distribución de asistencia.
El personal de salud se ve en enormes dificultades para atender a la enorme cantidad de pacientes que llegan al hospital de campaña, a quienes intenta salvar mientras se expone constantemente a balas perdidas que ponen en riesgo tanto a los que prestan asistencia como a los que la reciben. Todo esto pone en riesgo la capacidad misma del hospital de campaña para seguir funcionando.
La velocidad sin precedentes con la que llegan al hospital personas heridas que requieren intervención inmediata tiene al personal exhausto y trabajando bajo presión. Los insumos se usan más rápido de lo que se pueden reponer.
“Seguimos recibiendo grandes números de pacientes a diario, y nos vemos obligados a ubicarlos donde se pueda. Hay camillas en el suelo”, describe Grace Osumo, responsable de programas del hospital.
En los últimos días, también se han incrementado las hostilidades en las inmediaciones de los pocos hospitales que siguen en pie y en funcionamiento, lo que dificulta cada vez más los traslados de pacientes entre distintos centros y hace que, en muchos casos, los heridos no puedan recibir la atención intensiva o especializada que necesitan.
En virtud del derecho internacional humanitario, los heridos deben recibir atención médica adecuada a su situación y sin demoras. Con este fin, hay que respetar y proteger las instalaciones de salud, así como tomar todas las medidas posibles para apoyar el trabajo del personal sanitario, garantizar su seguridad y evitar que se vea privado de los recursos vitales necesarios para llevar adelante su labor.