En octubre de 2016, el estado de Rakhine, en Myanmar, experimentó un aumento significativo del nivel de violencia. A raíz de la tensa situación en materia de seguridad, se negó el acceso de organizaciones humanitarias y medios de comunicación a muchas comunidades.
CC BY-NC-ND / CICR / Minzayar Oo
El conflicto obligó a setenta mil personas a desplazarse. Cruzaron la frontera y se dirigieron a Cox's Bazar, en Bangladesh. Cerca de veinte mil personas se desplazaron en el interior del propio estado de Rakhine.
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Entre los desplazados, predominaban las poblaciones musulmanas. Si bien la mayor parte regresó a sus comunidades, miles de esas personas permanecen desplazadas.
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La mortalidad infantil y la salud materna continúan siendo muy deficientes en estados como Rakhine debido al acceso limitado a una asistencia de salud adecuada en las comunidades rurales. En la actualidad, Myanmar ocupa el segundo lugar de países del sudeste asiático con niveles más altos de mortalidad materna.
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La acción del CICR ha permitido que las clínicas de salud en zonas rurales recibieran capacitación para abordar estas dos cuestiones fundamentales. Actualmente, el CICR está presente en seis municipios de Rakhine.
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En gran parte de estas comunidades rurales, un equipamiento médico moderno permite mejorar los servicios de asistencia de salud. La mejora puede lograse realizando tareas tan sencillas como reparar una cama de parto o un filtro de agua, proporcionar material estéril para los partos o instalar luces alimentadas por energía solar.
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En lo referido a salud materna, la mejora incluye controles durante el embarazo, partos seguros, atención posnatal y vacunación de bebés.
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Durante 2017, solo en el municipio de Pauktaw, cerca de doscientas personas —auxiliares sanitarios, parteras, médicos y parteras tradicionales— participaron en cursos de perfeccionamiento sobre salud materna e infantil.
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En consecuencia, profesionales de la salud como San Mya Yee están mejor preparados para brindar servicios médicos a la comunidad. “Aquí todos son bienvenidos. Todos reciben la misma atención. Les damos un buen servicio.”
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Las clínicas rurales, como Sin Tet Maw, representan un puente que conecta dos comunidades en vías de recuperación de la violencia y de los conflictos permanentes.
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Esta coexistencia pacífica nos recuerda que es posible reconstruir comunidades sanas y prósperas.
El estado de Rakhine, Myanmar, aún vive permanentes conflictos entre la comunidad rakhine y la comunidad musulmana. Desde octubre de 2016, los disturbios dieron lugar al desplazamiento de miles de personas a desplazarse y a la falta de acceso a bienes básicos y a la asistencia de salud. El CICR continúa trabajando junto con el Ministerio de Salud y Deportes en el fortalecimiento de los servicios de asistencia de salud para las comunidades locales, especialmente en las zonas rurales de Rakhine. La salud materna y la mortalidad infantil son dos cuestiones cruciales para mejorar la salud de la comunidad a nivel general en el estado de Rakhine. A través de la instalación de clínicas en las comunidades rurales y la provisión de servicios de salud para todos por igual, Sin Tet Maw demuestra que la coexistencia pacífica es posible.
