En América Latina, cada país debería aplicar protocolos y estándares para el diseño de sus centros penitenciarios, de acuerdo con las necesidades y circunstancias locales. Dentro de contextos culturalmente similares, sería necesario que cada país desarrollara sus mecanismos para lidiar con las complejas problemáticas que la infraestructura penitenciaria representa. Es por eso que, durante dos años, en Latinoamérica se han llevado a cabo Talleres de Infraestructura Penitenciaria, en los que se comparten experiencias sobre aciertos y desafíos que pueden ser útiles para que las autoridades tomen medidas que mejoren las condiciones de las personas privadas de libertad.
Muchos centros penitenciarios en Latinoamérica experimentan, en menor o mayor grado, problemáticas, como el hacinamiento, que condicionan las posibilidades de rehabilitación de las personas privadas de libertad. A éstas se suman las deficiencias en la infraestructura penitenciaria, que hacen que la situación sea más complicada.
En el II Taller de Infraestructura penitenciaria, que se llevó a cabo en Costa Rica en julio de 2017, así como en el anterior, se ahondó en la importancia de comprender las realidades de cada contexto, enfatizando que todos enfrentan retos parecidos, y que comparten más similitudes que diferencias en sus problemas de infraestructura penitenciaria. Fue un espacio que permitió que se contrastaran estrategias para abordar los desafíos comunes.
Los temas prioritarios que se trataron en el taller fueron: interacción entre la infraestructura y la gestión penitenciaria, procesos de diseño de prisiones, salud en los centros penales, desarrollo de normas y estándares nacionales, y la prevención de riesgos de incendios. Todos fueron enfocados hacia la relación que tienen las condiciones de la infraestructura con las personas que ocupan las instalaciones, tanto el personal que trabaja en ellas, los visitantes, las autoridades y las personas privadas de libertad.
Para próximas ediciones, el CICR impulsa la organización conjunta de los talleres de Infraestructura y de Gestión Penitenciaria, que hasta la fecha se han llevado a cabo por separado. Esto permitirá a los técnicos en infraestructuras intercambiar puntos de vista y experiencias con las autoridades a cargo de la gestión de las prisiones. Así, el diálogo será más integral y completo, ya que considerará un espectro mucho más amplio del sistema, permitiendo a los participantes aplicar conceptos comunes a sus labores.