A causa de los enfrentamientos, extensas zonas de Muadamiya quedaron destruidas. Miles de personas se vieron obligadas a huir, y las calles son hoy una memoria tangible de la devastación que deja el conflicto urbano.
A causa de los enfrentamientos, extensas zonas de Muadamiya quedaron destruidas. Miles de personas se vieron obligadas a huir, y las calles son hoy una memoria tangible de la devastación que deja el conflicto urbano.
Abou Imran, padre de ocho hijos, sufrió mucho durante los años de conflicto. Perdió una pierna; su hermano y su cuñada están desaparecidos. Hoy en día, Abou Imran regresa a Muadamiya luego de haber vivido como desplazado con sus ocho hijos y los tres hijos huérfanos de su hermano. En un apartamento de tres ambientes, los trece miembros de la familia viven en una de las habitaciones, y comparten la cocina y el baño con otras dos familias.
Zeinab envía a algunos de sus hijos a la escuela, y se esfuerza por atender las necesidades esenciales de su familia, vendiendo la leche de una vaca que le facilitó del CICR. Afortunadamente, la familia de Abou Imran recibió otro presente valioso: un pequeño ternerito.
Mohamed perdió una pierna a la edad de 19 años, pero siempre mantuvo la esperanza. Hoy en día, se ocupa de cinco ovejas que le proveyó el CICR. “Las ovejas son mi riqueza”, dice con orgullo.
Mazen posa junto al colectivo que alguna vez fue la fuente de ingresos de su padre, quien lo conducía para atender las necesidades de su familia. Hoy, solo quedan recuerdos – y una estructura de acero calcinada, luego de que fuera bombardeado durante los enfrentamientos.
Mazen se fue de Muadamiya, su ciudad natal, durante los años de conflicto. Hoy está de regreso para vivir con su familia en lo que queda de su casa. Se ocupa de cuidar de algunas ovejas que le recibió del CICR.
Abou Maher vive en un barrio rural de Muadamiya y se esfuerza por obtener el mejor provecho del lugar: tiene previsto criar las ovejas que recibió en el invierno para venderlas cuando llegue el verano. Todavía no decidió cómo se ganará la vida después, pero, ahora está feliz de poder mantener a su familia.
Antes del conflicto, Mostafa trabajaba como albañil. Se fue de Muadamiya con su esposa, quien perdió la pierna a raíz de un bombardeo. Cuando cesaron los enfrentamientos, Mostafa regresó a Muadamiya con su mujer y sus dos hijos, pero no tiene trabajo. Actualmente, se ocupa de dos cabezas de ganado que le proveyó el CICR para cubrir las necesidades de su familia.
Finalmente cesaron los enfrentamientos que, durante años, tuvieron lugar en la ciudad de Muadamiya, en Damasco Rural; pero, para muchas personas, la vida cambió para siempre.
El CICR les brinda ayuda para que se recuperen, suministrándoles, por ejemplo, ganado y servicios de rehabilitación física.
Nunca es fácil empezar de cero; pero para los habitantes de Muadamiya, la esperanza renace con la oportunidad de un nuevo comienzo.