Comunicado de prensa

A causa del alza del precio de los alimentos, la pérdida de puestos de trabajo y los conflictos incesantes, se teme que aumente el hambre en numerosas comunidades de África

Ginebra (CICR) — A causa del alza de los precios de los alimentos y de la pérdida de puestos de trabajo causados por la pandemia de COVID-19, se teme que aumenten la inseguridad alimentaria y la malnutrición entre las comunidades de bajos ingresos en diversos lugares de África. Esto podría suceder sobre todo en lugares donde los conflictos persisten sin tregua y obstaculizan tanto el acceso de las personas a los mercados como sus posibilidades de cultivar sus tierras.

En una encuesta realizada recientemente por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entre 2.400 personas en 10 países africanos, el 94% de los encuestados indicaron que, desde el comienzo de la pandemia, los precios de los alimentos y de otros artículos de primera necesidad en los mercados locales habían aumentado, mientras que el 82% señalaron que sus ingresos habían disminuido. Solo el 7% respondieron que contaban con ahorros suficientes como para enfrentar una crisis prolongada*.

"Se corre el riesgo de que el alza de los precios de los alimentos y la reducción de los ingresos de las personas causen un aumento de la malnutrición, ya sea porque las personas no disponen de medios para comprar suficientes alimentos, o porque los que sí pueden comprar no son tan ricos en nutrientes", dijo Pablo Lozano, analista de seguridad económica del CICR para África. "Nuestra encuesta revela claramente que las personas que residen en las comunidades en las que trabajamos tienen problemas económicos. Esto sucede, en particular, con las personas que dependían de su trabajo diario para subsistir o los propietarios de pequeños comercios. También padecen esta situación las comunidades que ya antes experimentaban problemas de inseguridad alimentaria debido a conflictos o situaciones de violencia".

En el nordeste de Nigeria, zona afectada por un conflicto, el CICR ha observado un aumento de las tasas de malnutrición entre los niños que asisten a los centros de nutrición apoyados por la organización. El número de niños tratados mediante el programa de nutrición de pacientes ambulatorios registró un aumento del 20%, mientras que el número de casos de malnutrición grave creció un 10% en comparación con el mismo período del año pasado. El aumento de pacientes se pudo observar pese a que el programa de extensión comunitaria del CICR, que es, en general, la herramienta más eficaz para detectar la malnutrición, se suspendió debido a la pandemia.

"Esta tendencia nos preocupa mucho, sobre todo en Maiduguri", dijo Thomas Ndambu, nutricionista del CICR. "Estoy seguro de que, cuando los voluntarios de la Cruz Roja de Nigeria reanuden sus actividades de extensión comunitaria, el número de casos de malnutrición se multiplicará".

Somalia presenta una tendencia similar. Este año, el CICR y la Media Luna Roja de Somalia han observado un aumento en el número de pacientes admitidos en sus programas de alimentación complementaria. Durante los primeros seis meses de 2020, se brindó asistencia a 17.000 niños menores de 5 años y mujeres embarazadas y lactantes que sufrían malnutrición, en comparación con 11.900 en todo el año 2019. Se prevé que los casos de malnutrición continúen aumentando en Somalia durante el último trimestre de 2020, teniendo en cuenta que el país sigue sufriendo las consecuencias de la violencia, el conflicto, las inundaciones, la plaga de langostas y, para colmo, las dificultades que acarrea la pandemia de COVID-19.

Pese a la pandemia de COVID-19, el CICR sigue proporcionando alimentos a las comunidades afectadas por los conflictos y la violencia en África. CICR / Alyona Synenko


Mientras tanto, en Burkina Faso, donde la violencia se ha intensificado pese a la pandemia, se estima que unos 2,8 millones de personas, muchas de las cuales fueron desplazadas a la fuerza de sus hogares, ahora enfrentan niveles de inseguridad alimentaria críticos o aun peores, lo que representa un aumento superior al 200% con respecto al mismo período del año pasado, según datos de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (enlace: Integrated Food Security Phase Classification System). Una encuesta SMART realizada en agosto de 2020 (enlace: survey done in August 2020) en 11 municipios determinó que el 11% de los niños menores de cinco años y de las mujeres embarazadas y lactantes sufren malnutrición aguda moderada y el 3%, malnutrición aguda grave.

"El nivel del hambre aumenta peligrosamente debido a la violencia, la falta de acceso a tierras cultivables y la fragilidad de las estrategias de adaptación tales como la venta de artículos domésticos y de ganado. La situación se ha visto empeorada por las sequías cíclicas y por las inundaciones ocurridas este año", dijo Mathew Kenyanjui, coordinador de seguridad económica del CICR en Burkina Faso.

En Chad, la situación se deterioró dramáticamente en 2020 debido a que, en algunas partes del país, la situación de seguridad se muestra sumamente inestable, lo que ha obligado a las personas a desplazarse, en ocasiones más de una vez. Estas condiciones se suman a la pandemia de COVID-19 y a fenómenos climáticos adversos como sequías e inundaciones. En la región del Lago Chad, se estima que el 65% de las familias del país viven con solo 2 dólares EEUU al día.

Las inundaciones han empeorado los ya alarmantes niveles de inseguridad alimentaria y de malnutrición en Sudán del Sur, donde se estima que más de la mitad de los 11 millones de habitantes del país enfrentan una situación de grave inseguridad alimentaria (enlace: more than half of the country's 11 million people). El prolongado conflicto y la violencia armada han repercutido negativamente en los medios de subsistencia durante décadas y han obligado a millones de personas a dejar sus hogares y abandonar sus cultivos. A menudo, los mercados quedan destruidos durante los enfrentamientos, lo que impide que las personas accedan a los alimentos. Si las fronteras se fueran a cerrar debido a la pandemia de COVID-19, Sudán del Sur afrontaría una situación dramática y el nivel de inseguridad alimentaria aumentaría considerablemente, dado que gran parte de los alimentos que se consumen en el país son de origen importado.

Pese a la pandemia de COVID-19, el CICR sigue proporcionando alimentos a las comunidades afectadas por los conflictos y la violencia en África. Asimismo, continúa cooperando con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y con las clínicas y centros de asistencia de salud locales para tratar la malnutrición moderada y grave. El CICR desarrolla programas de seguridad económica, a través de los cuales brinda apoyo a los medios de subsistencia, a la nutrición y a las condiciones de vida de las poblaciones en 20 países africanos.

Notas para los editores

*Encuesta del CICR en África: La encuesta se realizó entre junio y agosto de 2020 en Camerún, Etiopía, Kenia, Libia, Mauritania, Níger, Nigeria, la República Democrática del Congo, Somalia y Sudán e incluyó a más de 2.400 personas de las comunidades en las que el CICR realiza actividades. Formaba parte de una encuesta más amplia, que abarcó a 5.000 personas en 24 países, en la que el 89% de los encuestados dijeron que los precios de los alimentos y de otros artículos de primera necesidad habían aumentado desde el inicio de la pandemia, y el 79% señalaron que sus ingresos habían disminuido. Solo el 6,5% de los entrevistados dijeron que contaban con ahorros que les permitirían hacer frente a la pandemia.

Para más información:

Halimatou Amadou, CICR, África (Dakar), +221 781 864 687

Crystal Wells, CICR, África (Nairobi), +254 716 89 72 65