Coronavirus: la pandemia de COVID-19
Para las personas que viven en las zonas de conflicto, la propagación de la epidemia del coronavirus (denominada también COVID-19) representa una terrible amenaza para su vida. Los sistemas de salud están devastados por la guerra y les resultaría difícil a los habitantes de esas zonas saber qué medidas tomar primero ante esa enfermedad, cuando existen amenazas mucho más inmediatas en las que pensar, como los disparos, los bombardeos o la falta de asistencia médica vital para otras necesidades de salud.
Además de prestar apoyo a los frágiles sistemas de salud que podrían verse saturados ante el avance de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), estamos colaborando estrechamente con las autoridades para saber el tipo de medidas de protección que es necesario implementar en los centros de detención, a fin de evitar la propagación de la enfermedad, y también recordarles que es imprescindible tener en cuenta a los detenidos en los planes nacionales de lucha contra el coronavirus.
Los centros de detención, que están superpoblados y carecen de higiene y ventilación, suponen un reto adicional a la hora de prevenir y frenar enfermedades infecciosas, como la COVID-19.
La propagación del #Coronavirus en las prisiones podría ser devastadora.
— CICR (@CICR_es) March 12, 2020
Trabajamos en centros de detención en más de 50 países. Estamos alertas ante esta realidad.#Covid_19 https://t.co/PfPJ9O3yw6
El CICR colabora con las autoridades competentes en muchos lugares de detención de todo el mundo con objeto de reforzar las prácticas habituales, como el examen médico de las personas recientemente detenidas y la adopción de medidas de prevención –como la instalación de lavabos– para detenidos, visitantes, guardias y personal encargado del reparto de mercaderías.
"Los centros de detención en las zonas de conflicto plantean un reto enorme a las autoridades encargadas de prevenir y contener el COVID-19".
— Esperanza Martinez, jefa de salud mundial del CICR
El peligro de una epidemia de coronavirus no solo amenaza a los que están presos. De hecho, las personas desplazadas a raíz de un conflicto se ven especialmente expuestas a complicaciones de salud o, lo que es peor, a un brote de COVID-19. Los alojamientos temporales o los campamentos destinados a esas personas están abarrotados y carecen muchas veces de saneamiento y de un acceso adecuado a la asistencia sanitaria y a una buena alimentación. Tenemos que pensar en su bienestar y en su capacidad para acceder a la información y la asistencia sanitaria que pudieran precisar en caso de brote.
Por la madre que intenta alimentar a sus hijos.
— CICR (@CICR_es) March 19, 2020
Por quien está aprendiendo a caminar de nuevo.
Por la familia que busca a un pariente.
Por la comunidad que se refugia de las bombas.
Sabemos que los conflictos no se detienen por el #coronavirus.
Y nosotros tampoco lo haremos. pic.twitter.com/DeZfviVLMI
Cuando estalla un brote, como en el caso del COVID-19, los hechos –y no el miedo– ayudan a las personas a protegerse a sí mismas y a sus seres queridos. La familia de la Cruz Roja y la Media Luna Roja explica al público en qué consiste esta enfermedad, compartiendo información relativa a la prevención para evitar la desinformación y reducir los rumores, y recomienda a las comunidades a mantener la distancia social por su propia seguridad.