Informe

El CICR traza un panorama del sistema penitenciario en Ceará

500 pessoas privadas de liberdade
350 entrevistas
Balanço Humanitário 2021

O objetivo é contribuir para melhorar as condições de encarceramento do sistema prisional do Estado, com o foco em dois presídios que abrigam grupos em situação de vulnerabilidade

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) aspira a propiciar un trato humano y condiciones de detención dignas para las personas privadas de la libertad, con el debido respeto del valor de cada individuo, independientemente de los motivos que llevaron a su detención. También procuramos aliviar el sufrimiento de las familias, en particular mediante el restablecimiento de la comunicación entre las personas detenidas y sus seres queridos.

El enfoque se basa en el contacto directo, fomentando un diálogo constructivo con las autoridades penitenciarias y otros actores, con el fin de estimular la adopción de medidas que mejoren las condiciones de la población carcelaria y promuevan su bienestar. En este marco, es fundamental conocer y entender la realidad de estos lugares, en cada contexto.

Contar con un diagnóstico de las necesidades de esta población fue una de las principales tareas del CICR en Brasil en 2021. Los focos de acción del área de Detención fueron dos unidades penitenciarias ubicadas en el Complejo de Aquiraz, en Ceará, con poblaciones en situación de especial vulnerabilidad durante el encarcelamiento: una cárcel de mujeres y otra que aloja a adultos mayores, personas con discapacidad y población LGBTQIA+.

"La labor que el CICR realiza con personas privadas de libertad en todo el mundo no es todavía muy conocida en Brasil; por eso, comenzamos realizando sesiones de divulgación y entrevistas a los detenidos y al personal penitenciario en estos dos establecimientos, para entender la realidad y las necesidades específicas de cada población", explica Patrícia Badke, coordinadora adjunta del Departamento de Protección de la delegación regional del CICR para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y responsable del programa para las personas privadas de libertad de la delegación regional. Según ella, la larga experiencia del CICR en detención permite adoptar un enfoque innovador para el trabajo con estos grupos.



EL INSTITUTO PENAL FEMENINO (IPF) DE AURI MOURA COSTA, EN CEARÁ, ES ATENDIDO POR EL CICr. Foto: Camila Almeida/CICr 

Las personas como prioridad

Durante el primer contacto en Ceará, el CICR mantuvo, aproximadamente, veinte rondas de conversación (sesiones de difusión de información) con unas 500 personas detenidas, en ambas unidades penitenciarias prioritarias.
"Íbamos con un equipo, juntábamos pequeños grupos de 20 a 30 integrantes y contábamos qué era el CICR, qué íbamos a hacer en esas unidades y cómo íbamos a trabajar. El objetivo era que pudieran conocer y entender a fondo nuestra labor, para evitar dudas, expectativas frustradas y malos entendidos", explica Patrícia.

Después de ese encuentro inicial, el CICR realizó entrevistas individuales, voluntarias, anónimas y confidenciales, en profundidad, con aproximadamente 350 personas privadas de libertad. En estas entrevistas —en las que se preserva la confidencialidad de la fuente—, se trataron múltiples aspectos de la historia de vida de estas personas y fue posible comprender mejor su realidad antes de la privación de la libertad y durante esa experiencia, e incluso se conversó sobre las expectativas para el futuro, ya fuera de la cárcel. La información recopilada fue clave para la elaboración de un programa de detención que incluya las perspectivas de quienes se ven afectados directamente por el encarcelamiento y se centre en sus experiencias y necesidades específicas.

Queríamos comprender de dónde venían, qué problemas enfrentaron, cuál era la realidad de sus familias, cómo era la situación dentro de los presidios —tanto las condiciones como el trato— y cuáles eran las dificultades que necesitaban superar. A fin de cuentas, los principios humanitarios internacionales en la materia (las Reglas Nelson Mandela), adoptados también por el CICR, determinan que la pena de reclusión es la penalidad o sanción penal recibida por haber cometido un delito, pero no debería ejecutarse de modo tal que las condiciones de privación de libertad agraven todavía más la pena

Subraya, además, la importancia de que el CICR cuente con la colaboración de las autoridades penitenciarias en este proceso y reconoce que permitir actividades como estas, evidentemente, tiene consecuencias en la dinámica y la rutina de las unidades y los equipos que allí trabajan.

La creación, a priori, de un ambiente de confianza, que permita un diálogo abierto y confidencial, es una buena práctica del CICR. Por eso, las entrevistas a personas privadas de libertad siempre se realizan en un espacio privado, sin esposas y sin la presencia de policías del penal.

Otros Públicos

Es importante resaltar que el ambiente penitenciario no está formado solo por personas privadas de libertad y que el objetivo del CICR es colaborar con el sistema como un todo. Con el objetivo de abarcar a los profesionales que trabajan en esos lugares y teniendo en cuenta que ellos también enfrentan una realidad difícil con necesidades específicas, se realizaron entrevistas en grupos a policías del penal (antes denominados agentes penitenciarios), otros miembros de equipos técnicos y directivos de los establecimientos.

La labor en el área de detención tuvo como prioridad evaluar las condiciones generales para colaborar de forma multidisciplinaria y sugerir mejoras en otros ámbitos específicos, además de la protección, con la finalidad de prestar un apoyo más completo e integral a las autoridades penitenciarias estaduales. Durante 2021, el CICR realizó tres evaluaciones en dos unidades penitenciarias, con diferentes equipos de técnicos y especialistas:

1. Evaluación de la gestión;
2. Evaluación de la infraestructura; 
3. Evaluación de salud.

El objetivo principal fue analizar la realidad de esas unidades para poder apoyar a las autoridades penitenciarias mediante soluciones constructivas, así como mejorar el trato, las condiciones de detención y el proceso de resocialización de las personas privadas de libertad.

Doação de Equipamentos de Proteção Individual para sistema penitenciário do Ceará

Foto: Camila de Almeida/CICV

Trabajo de Campo

Todas las entrevistas y evaluaciones realizadas por el Departamento de Protección en 2021 ayudarán al CICR a obtener una respuesta más ajustada a la realidad y poder dar un apoyo más integral al gobierno de Ceará, pensando tanto en el bienestar de la población privada de libertad —objetivo del CICR— como en el personal penitenciario y en los equipos de soporte. "Nuestra meta es entregar a las autoridades penitenciarias locales, en 2022, un diagnóstico confidencial de la realidad y de las necesidades de grupos en situación de vulnerabilidad privados de libertad de Ceará. El documento es confidencial, y la expectativa es que este trabajo colabore de alguna manera con las autoridades para mejorar las condiciones de encarcelamiento, de forma estructural", resume Patrícia. Para ella, es importante aclarar que la labor de la institución en Brasil no aspira solo a prestar apoyo a las necesidades particulares de una persona privada de libertad, sino también a generar mejoras para un colectivo y el sistema en su conjunto. "Nuestra labor es prestar un apoyo más sistémico a la gestión penitenciaria para colaborar con estas personas, con el fin de mejorar las condiciones de detención de todo el colectivo, el trato dispensado y la reintegración. Esto supone hacer un seguimiento, por ejemplo, que abarca desde la alimentación, el acceso al aire libre, a la salud y hasta el contacto con los familiares." Para 2022, la expectativa del programa para las personas privadas de libertad es consolidar la labor iniciada en Ceará, con especial atención en los grupos en situación de vulnerabilidad —principalmente, las mujeres y los grupos LGBTQIA+—, con enfoque en la población trans, para brindar un apoyo técnico sustancial que permita una mejora en sus condiciones de detención y en la adopción de un enfoque diferencial."Será hora de dar comienzo al trabajo de campo en serio, ya conociendo mejor la realidad y las necesidades de estos grupos. Como estamos trabajando con poblaciones más vulnerables en situación de encierro, tenemos que procurar que el trato de las autoridades penitenciarias hacia ellas sea, de cierta forma, diferenciado y adecuado a sus necesidades específicas", concluye.

Testemonio

Ilana Ferro, directora de la Unidad Penitenciaria Irmã Imelda, en Ceará

"El trabajo conjunto con la Cruz Roja, además de ser un gesto de amor y entrega al prójimo, es de suma importancia para mejorar las acciones en la unidad. Con su mirada atenta, el equipo del CICR fue capaz de notar y colaborar en avances en la calidad de vida de las personas detenidas que permanecen alojadas en esta unidad. Una escucha atenta y acciones proactivas promovieron mejoras en el agua que se consume, en la comodidad de las personas con comorbilidades, discapacidades físicas, visuales y neurológicas.

También se formularon propuestas para la construcción de un espacio recreativo para los policías del penal, mientras están de turno. La población que compone el sistema penitenciario —policías y personas detenidas— ve con buenos ojos la presencia del Comité Internacional de la Cruz Roja y se alegra de ver que muchas de las pautas debatidas se encaminan de inmediato. Espero que esta labor conjunta continúe y avance cada vez más. Únicamente con la participación de todas y todos podremos promover un cambio en la vida de estas personas".