La espiral de la violencia urbana en Venezuela, en primera persona

  • Carmen vive en un barrio de Caracas desde siempre. “Mi hijo mayor se fue a vivir afuera hace unos meses, a probar suerte por allá. Tengo otros dos hijos que viven conmigo. No tengo trabajo, pero ayudo en la parroquia de la comunidad haciendo tareas sociales. Sueño que todos en la comunidad seamos unidos, porque lo mejor que tenemos en nuestro barrio es la gente. Yo no tengo forma de solucionar los problemas de todos los jóvenes de aquí con mis propias manos, pero busco ayuda de otras organizaciones como instituciones sociales, gubernamentales, etc… No me doy por vencida fácilmente y trato de ser positiva tanto como sea posible, aunque la situación actual sea difícil.”
    CC BY-NC-ND / CICR / Alejandro van Schermbeek
  • Con sus 75 años, Osvaldo López es dueño del bar Club Alegres All Stars, que le dejó su suegro hace casi 50 años para que lo administre. “Toda mi vida viví en este barrio. Tengo muchos amigos aquí, jugamos al bolo criollo, al truco y al dominó. También hay buena música y todos vienen aquí a relajarse. Hasta festejamos los cumpleaños de los amigos en el bar. Conozco muchas historias de la gente de aquí desde mi juventud. La situación actual se siente, es fuerte, aplasta todo. Yo solo quiero todo lo bueno para mi barrio. El ánimo de la gente no es el mismo que antes. Por eso vienen aquí, porque hay un espacio para recrear la mente.”
    CC BY-NC-ND / CICR / Alejandro van Schermbeek
  • “Mi pasado fue mi pasado. A los 30 años recibí dos tiros en la espalda que me dejaron en silla de ruedas; creí que no iba a poder sobrellevar esta nueva vida que tengo hoy. El deporte fue lo que me salvó, y quiero salvar a otros jóvenes a través del deporte,” explica Miguel Molina, más conocido en su barrio como Miguelón. Hoy es entrenador de básquetbol de la escuela que él mismo fundó y se llama Team Work. “Me gustaría que los jóvenes del barrio se sintieran contentos con lo que hacen, que vean en el deporte una alternativa de vida. Quisiera estar de pie. A veces he enfrentado a gente que está en la delincuencia en mi silla de ruedas para frenar la violencia, otras veces yo tengo miedo de caer de nuevo en la delincuencia. No es fácil porque el entorno no ayuda. Hace poco entraron de noche a robar a la cancha y se llevaron todas las pelotas. Ahora me quedan unas pocas. Tenía dos en mi casa y las traje”.
    CC BY-NC-ND / CICR / Alejandro van Schermbeek
  • Génesis y Kellymar son amigas, atletas y poseen un enorme potencial para el baloncesto. Ambas tienen un mismo sueño: jugar algún día en ligas mayores en el extranjero. Génesis fue la primera en irse de Venezuela a probar suerte con el deporte. “En 2015 emigré a Estados Unidos para estudiar en la universidad y jugar básquet. Durante los últimos tres años dejé de ver a mi familia en Venezuela y solo pude venir a visitarlos este año. Fue duro ver cómo viven hoy, es una situación crítica. Quiero hacer algo por ellos, ayudarlos más, y siento que el baloncesto me va a permitir hacerlo”. Kellymar estudiará en Estados Unidos y jugará al baloncesto gracias a una beca. Piensa en los esfuerzos que ha hecho para dar este paso: “Quisiera compartir con los jóvenes del barrio todo lo que yo pasé para llegar aquí. Los motivaría dándoles ejemplos de otros jóvenes que salieron de la nada y hoy son personas íntegras. El baloncesto es como estar en el cielo en medio de tantas cosas malas. La violencia es una de ellas”.
    CC BY-NC-ND / CICR / Alejandro van Schermbeek
  • Hace mucho tiempo que Marisol Olivares vive en el mismo barrio en Caracas. “Hace 11 años que vivo aquí. Trabajo activamente en el consejo comunal porque quiero estar cerca de la gente y así poder ayudar a resolver los problemas que tenemos en común.” El compromiso de Marisol está focalizado en el bien de la comunidad donde ella vive, y reconoce que hoy día han cambiado los valores de la gente. “Tengo 65 años. He trabajado toda mi vida. No me gusta el desinterés de las personas por las cosas. Por el contrario, me gusta cuando veo a los jóvenes cuidar los espacios comunes. Son tiempos difíciles, hay que estar unidos.” La inseguridad afecta las vidas de miles de familias y causa enormes sufrimientos a millones de personas. Es una de las principales preocupaciones del CICR en muchos de los contextos en los que despliega su acción.
    CC BY-NC-ND / CICR / Alejandro van Schermbeek
22 octubre 2018

La violencia en Venezuela continúa provocando un enorme sufrimiento a cientos de miles de personas que viven en sectores vulnerables como son los barrios marginales. En muchas ciudades, la inseguridad alcanza niveles sin precedentes.

La rapidez de la urbanización junto con el cambiante contexto de violencia crea también constantes desafíos para organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja, que despliegan esfuerzos por apoyar a la población más vulnerable. El enfoque se centra en particular sobre la juventud, el respeto de los espacios educativos y las iniciativas de inserción laboral para jóvenes.

Así nos lo cuenta la gente que habita en los sectores vulnerables del país.