Como el conflicto en Siria no muestra indicios de ceder, muchos refugiados atraviesan su quinto invierno consecutivo en el Líbano. Para los numerosos refugiados que viven en condiciones inadecuadas, el invierno trae mayores padecimientos y los hace cada año más vulnerables.
El CICR, junto con la Cruz Roja Libanesa, procura responder a las necesidades de los refugiados sirios y palestinos, de los libaneses que han regresado a su país, como también de otros libaneses en situación vulnerable.
Semmaquieh : evitar los efectos de la lluvia
La Cruz Roja Libanesa y el CICR organizaron el traslado de familias de refugiados lejos de las orillas del río que separa la región fronteriza de Semmaquieh, en Líbano, de Siria. Además, mejoraron su asentamiento informal compuesto de carpas, a fin de ayudarles a enfrentar el invierno. El invierno pasado, el río desbordó e inundó cientos de carpas.
Arsal – aislamiento contra el frío invernal
El CICR y la Media Luna Roja de Qatar instalaron material aislante en las carpas de los refugiados en Arsal. Miles de refugiados viven en asentamientos de carpas tras escapar del conflicto en Siria. A más de 1.300 m sobre el nivel del mar, Arsal es una de las zonas más frías del Líbano. Cada invierno, las familias luchan por sobrevivir en carpas mal equipadas.
Shebaa – alimento y mantas para el invierno
La Cruz Roja Libanesa y el CICR distribuyen alimentos, mantas y otros artículos esenciales a los refugiados sirios en Shebaa, en el sur del Líbano. El equipo de colaboradores ya emprendió la peligrosa travesía a pie a través de las montañas para dirigirse a Shebaa y, al llegar, deberá enfrentar otras dificultades, entre ellas los efectos del crudo invierno.