Medidas para prevenir y tratar las faltas de conducta sexual del personal

23 febrero 2018

Declaración del director general del CICR, Yves Daccord

¿El Comité Internacional de la Cruz Roja asigna la debida importancia a la cuestión de la falta de conducta sexual por parte de su personal? Esta es la pregunta que están haciéndose empleados actuales y antiguos del CICR que saben mejor que nadie que nuestra organización, al igual que otras del sector humanitario, deben abordar ese tipo de falta de conducta.

Quisiera recordarles a todos que la respuesta es: sí, damos total y absoluta importancia a esa cuestión. En nuestra organización, no hay lugar para ninguna forma de discriminación, acoso o abuso.

Debo reconocer, al mismo tiempo, que este es un momento que nos exige profunda humildad, ya que estamos tratando de determinar el alcance del problema y de abordar las faltas.

Quiero explicarles las medidas que hemos tomado en años recientes, nuestra situación actual y la forma en que la organización abordará esta cuestión de aquí en más.

En primer lugar, sepan que tenemos la firme determinación de fortalecer nuestros mecanismos para tratar cualquier infracción del Código de Conducta del CICR y de construir una cultura interna inclusiva y diversa donde se garantice el respeto de todos.

Nuestra acción frente a las faltas de conducta recientes

El sistema de gestión descentralizada que hemos utilizado durante décadas es la forma establecida de tomar decisiones vitales acerca de la seguridad en el terreno y la distribución de ayuda. Pero, cuando se aplica este enfoque a la gestión de las faltas de conducta, se vuelve difícil compilar las cifras generales con precisión.

He pedido a mis equipos que rastreen todos los datos que tenemos sobre faltas de conducta de carácter sexual y puedo decirles que, desde 2015, hemos identificado a 21 miembros del personal que han sido despedidos por pagar por servicios sexuales o que han renunciado durante una encuesta interna. Por otro lado, no se renovó el contrato de otros dos miembros del personal por sospecharse que habían cometido faltas de conducta de carácter sexual. Me causa mucha tristeza tener que informar estas cifras.

Este tipo de conducta constituye una traición a las personas y las comunidades a las que procuramos ayudar. Atenta contra la dignidad humana, y deberíamos prestar más atención a su prevención.

El CICR tiene una plantilla integrada por más de 17.000 miembros a nivel mundial. Nos preocupa que existan incidentes que deberían haber sido informados y aún no lo han sido, o que hayan sido informados y no hayan recibido el tratamiento debido. Estamos tomando medidas al respecto.

Procedimientos para tratar denuncias de faltas de conducta

Todos los miembros del personal tienen la obligación, por contrato, de respetar el Código de Conducta del CICR, que prohíbe explícitamente la compra de servicios sexuales. Esta prohibición, que está en vigor desde 2006, se aplica en todo el mundo y en todas las circunstancias, incluidos los lugares donde la prostitución es legal, ya que el CICR considera que la conducta de pagar por sexo es incompatible con los valores y la misión de la Institución.

En 2017, creamos la Oficina de Global de Cumplimiento, encargada de promover la adhesión del personal al Código de Conducta y de efectuar el debido seguimiento. Esta oficina procesa las quejas y las denuncias en forma confidencial y funciona con independencia. Antes de esta oficina, establecimos una red mundial de ombudsman, a la que los miembros del personal pueden recurrir para pedir asesoramiento y apoyo.

La finalidad de estos mecanismos es darnos un panorama de todos los casos de falta de conducta y efectuar una supervisión institucional. Deberían garantizar coherencia general y ecuanimidad en la aplicación de las normas.

Mi promesa a las personas a las que prestamos ayuda y a nuestro personal es que las quejas y las denuncias serán tratadas en forma firme y sistemática. Todo miembro del personal hallado responsable de una falta del Código de Conducta deberá rendir cuentas.

Fomentar una cultura de respeto

Las medidas que hemos adoptado hasta ahora son importantes, pero tenemos que adoptar otras más para tratar las conductas inaceptables. Revisamos en forma permanente nuestros procesos y sistemas actuales.

También debemos ser humildes, escuchar atentamente a las comunidades y a los miembros del personal, y reconocer el cambio cultural que requiere esta organización.

Agradezco a los colegas del CICR que han impulsado el diálogo a veces incómodo pero imprescindible sobre la necesidad de cambio. Continuaremos dialogando a través de diferentes plataformas de interacción en las delegaciones y en la sede. El diálogo nos permitirá fundar nuestras decisiones para mejorar colectivamente.

Por otro lado, hemos contactado a otras organizaciones humanitarias con el objetivo de abordar cuestiones que exigen un esfuerzo colectivo, como evitar que los responsables de faltas de conducta pasen de un organismo a otro sin ser detectados.

Estoy decidido a promover una cultura del CICR que aliente al personal a prevenir, detectar y notificar las faltas de conducta. Todas las denuncias son investigadas. Los miembros del personal necesitan sentirse seguros y facultados para plantear sus preocupaciones. Los alentamos a utilizar una dirección de correo electrónico exclusiva y confidencial que hemos puesto a disposición con ese fin.

Es muy importante que se haya roto el silencio que rodeaba esta cuestión. Este momento marca un punto de inflexión para el sector humanitario en su conjunto. Nuestro deber hacia las personas a las que procuramos ayudar es comportarnos con absoluta integridad.