Nigeria: un viaje de dos horas que duró 780 días
Luego de pasar la noche en vela, afectada por los rumores de la inminente llegada de los enfrentamientos a la localidad de Damaturu, Aisha trenza el cabello de su primera clienta del día. Pronto el ruido de los bombardeos se vuelve más intenso, y los disparos se acercan más y más. En un momento dado, la cercanía es tal, que Aisha y otros residentes de la calle Bukka Bukway (siete precarias viviendas) se ven obligados a huir para salvar sus vidas.
En el preciso instante en que Aisha se dispone a correr, advierte algo que se mueve cerca de ella. Es Ameena, la hija de los vecinos, una pequeña de cuatro años. Aisha busca rápidamente a los padres de la niña. No están por ningún lado.
Con el conflicto pisándole los talones, Aisha no puede abandonar a la pequeña Ameena a su suerte. La alza en brazos y se sube a un autobús. Se dirigen hacia el lugar donde está el marido de Aisha, en Bajoga, estado de Gombe.
Mientras tanto, Amadou y Hansatu, padres de Ameena, buscan desesperados a su hija por toda la casa. La niña había salido más temprano a jugar con amigos. Sus padres se enfrentan ahora a una de las decisiones más difíciles de su vida: huir de Bukka Bukway con solo tres de sus cuatro hijos. Parten, entonces, con los tres niños al hombro y sin Ameena. Luego de recorrer muchos kilómetros, encuentran un coche y una persona dispuesta a llevarlos a un lugar seguro.
Dos años más tarde, el 18 de enero de 2017, Aisha pasa otra noche en vela. Esta vez, no logra conciliar el sueño porque la pequeña Ameena, que ya tiene seis años, volverá con su familia al día siguiente. Durante su estadía en Gombe, Aisha presentó una solicitud a la Cruz Roja para que se buscara la familia de Ameena. Luego de 780 días de separación, el equipo de búsqueda de la Cruz Roja ha localizado a los padres biológicos de la niña, quienes estaban viviendo a tan solo dos horas de Damaturu. Ameena está a punto de reencontrarse con sus padres, y Aisha, a punto de perder a su hija adoptiva.
Cuando llega la camioneta de la Cruz Roja, Ameena ya está lista, vestida de rosa y con lentes de sol a tono, luego de una paciente espera en la puerta de su casa desde la madrugada.
Aisha está triste por la partida de Ameena, pero, cuando el equipo de búsqueda de la Cruz Roja la invita a sumarse al viaje, se siente aliviada y contenta.
Luego de más de dos horas de viaje por un camino accidentado en medio del desierto, llegan a la casa de la familia de la niña, ubicada en Koribel, una aldea en el estado de Yobe. Cuando ve a Ameena salir del vehículo, su padre se apresura a ir a su encuentro. Ambas madres —la biológica y la adoptiva— rompen en llanto mientras los hermanos de Ameena la rodean entusiasmados, felices de volver a ver a su querida hermana tras una dolorosa separación de dos años.
Llegado el momento en que Aisha debe regresar a su casa, Ameena comienza a llorar. Sin embargo, en cuanto desaparece de vista la camioneta, gira la mirada hacia su nueva vida: dormir en casa con sus hermanos otra vez y estudiar en la misma escuela a la que asisten ellos en la aldea.
Aisha no tiene esos pensamientos que la distraigan. Lo más difícil de su vuelta es el momento en que la camioneta arranca y se aleja de Ameena. Durante todo el trayecto de regreso a Damaturu, no puede dejar de llorar.
Ameena tiene mucha suerte de poder haberse reencontrado con su familia. Desde 2014, el CICR y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de la región del Lago Chad (Nigeria, Níger, Chad, Camerún) han registrado los datos de 1.214 menores "no acompañados" o "separados" por el conflicto en el nordeste de Nigeria. Algunos se encuentran en la misma situación que Ameena: a una distancia relativamente corta de sus padres, pero sin saberlo.
El CICR y la Sociedad de la Cruz Roja de Nigeria siguen trabajando sin descanso en toda Nigeria para identificar, localizar y reunir con sus familias a menores separados de sus padres a raíz del conflicto que atraviesa el país.