Personas desplazadas en Yemen, donde las necesidades siguen en aumento

  • Afia y su esposo aguardan que su modesta comida esté lista mientras su nieta duerme sobre cartones en el patio de una escuela en Marawah, lugar donde se refugiaron de los enfrentamientos en la ciudad de Hodeida. Afia y su esposo desconocen el paradero de sus cuatro hijos e hijas, quienes huyeron de la ciudad costera casi al mismo tiempo. Encuentran consuelo en su nieta, pero no pueden costearle una cuna, porque ya agotaron la totalidad de sus escasos ahorros.
    CC BY-NC-ND / CICR / Abduljabbar Zeyad
  • Menos de un mes después de haber huido de su hogar en Sallah (Taiz) a Mudhafar, el minúsculo apartamento de un dormitorio que la familia Omari había alquilado fue bombardeado e incendiado. La familia perdió todo y el sostén de la familia resultó gravemente herido. Después de que su hijo se mudara a otro lugar con su familia, Fatima al-Omari y su esposo postrado permanecieron en la casa incendiada, sobreviviendo con siete panes provistos por una panadería caritativa. “Me siento impotente, no sé qué hacer. Que Dios tenga misericordia de nosotros”, dice la mujer de 60 años.
    CC BY-NC-ND / CICR / Khaled ِِAl-Saeed
  • Amal y su familia sobrevivían gracias a las abundantes cosechas de sus tierras en la aldea de Shaqab, pero su vida cambió cuando los enfrentamientos se acercaron a la aldea y destruyeron su hogar. Al huir, una bala de francotirador impactó en su frágil cuello y la joven, de 23 años de edad, sangró durante dos horas antes de llegar al hospital, donde le dijeron que ya nunca podría volver a caminar. Actualmente, pasa sus días con su hijo y su hija, recostada en el piso de la minúscula habitación alquilada. “Lo peor es cuando mis hijos piden algo y no puedo dárselo porque no tenemos nada”, dice Amal.
    CC BY-NC-ND / CICR / Khaled ِِAl-Saeed
  • Arwa, de 35 años de edad, junto con su hermana y sus 10 hijos almuerzan: su única comida diaria. Hace unos años, su vida cambió drásticamente cuando la familia huyó de Sadá a Saná, donde convirtieron en hogar un asentamiento improvisado de desplazados.
    CC BY-NC-ND / CICR / Yahya Arhab
  • Um Khaled está junto a su automóvil, que se convirtió en el único refugio para ella y su familia, después de que escaparan de la violencia en Hodeida a la ciudad de Adén. Um Khaled y sus tres hijos comen y duermen en el vehículo. Algunos vecinos donan algunos alimentos a Um Khaled y a sus hijos y les permiten usar sus baños de vez en cuando. De lo contrario, los niños y su madre se ven obligados a utilizar una parcela de tierra abandonada cercana.
    CC BY-NC-ND / CICR / Haroun Al-Wassabi
  • Khaizaran, de 38 años de edad, lleva a su hija menor Maram, de tres años, que nació en un asentamiento para desplazados en Darawan, en las afueras de Saná, unos días después de que su familia abandonara su hogar en Hajja cuando los enfrentamientos se intensificaron en su ciudad natal.
    CC BY-NC-ND / CICR / Yahya Arhab
  • Ali está junto a su tienda improvisada en el asentamiento donde él y los cinco miembros de su familia permanecen actualmente. Cuando las hostilidades se intensificaron en su ciudad natal de Taiz y los combates llegaron a su vecindario, no pudieron quedarse más tiempo y tuvieron que buscar un lugar más seguro en Adén.
    CC BY-NC-ND / CICR / Saleh Balhees
11 octubre 2018

El aumento de la violencia persiste hoy en día como una de las principales causas del desplazamiento forzado en Yemen.

Las crisis intensas y repentinas, que las personas desplazadas afrontan a diario, son consecuencia de ataques dirigidos contra personas civiles –a veces de naturaleza indiscriminada– pero siempre en violación del derecho internacional humanitario.

Las personas desplazadas vulnerables de Yemen enfrentan una grave inseguridad, sumada a una necesidad abrumadora de asistencia. Cerca de dos millones de personas se encuentran internamente desplazadas en Yemen; la mayoría de ellas viven con familias de acogida o en viviendas alquiladas; otras, en asentamientos improvisados. Esta situación aumenta la presión sobre las familias de acogida, quienes también sufren una serie de vulnerabilidades.

Durante el primer semestre de 2018, el CICR prestó asistencia humanitaria vital a cerca de 500.000 yemeníes y ayudó a que más de dos millones de personas tuvieran acceso al agua potable y a un mejor saneamiento.