Tanzania: una familia de Burundi recorre un largo camino para reencontrarse

06 febrero 2017
Tanzania: una familia de Burundi recorre un largo camino para reencontrarse
Genveva se reencuentra con su hijo de siete años luego de haber huido a Tanzania a raíz del conflicto en Burundi. CC BY-NC-ND / CICR / Mike Mina

Nestory sabía que tenía que partir. La situación en Burundi se había vuelto muy inestable, y muchos de sus vecinos ya habían huido hacia campamentos de refugiados en Tanzania. "Me fui una noche sin despedirme ni de mi esposa ni de mis hijos", cuenta Nestory. "Ninguno de nosotros sabía si volveríamos a vernos, solo teníamos la esperanza de que así fuera."

Nestory caminó toda la noche hasta la frontera con Tanzania. Allí le indicaron un punto de entrada y más tarde lo trasladaron al campamento de refugiados de Nduta, donde actualmente vive. "Éramos más de cien personas en el centro de recepción esa fría mañana", recuerda.
Su esposa, Genveva, apenas durmió esa noche. No sabía si Nestory había logrado llegar a la frontera. Estaba con uno de sus hijos, un pequeño de cuatro años. Su hijo mayor, de siete años, estaba de visita en la casa de un tío. Cuando Nestory llegó a Tanzania, pidió un teléfono y llamó a Genveva para informarle que había llegado.

Una semana después, su esposa también decidió huir con el hijo menor de la pareja. Pasó dos días caminando y golpeando puertas por el camino para ver si conseguía algo de comer.

"Recuerdo que la primera noche llovía a cántaros. Mi hijo casi se enferma porque no teníamos con qué cubrirnos. Tuvimos que dormir bajo unos bananos hasta que encontramos a alguien que nos dio alojamiento para pasar la noche", recuerda Genveva. Llegaron al centro de recepción a salvo, y los trasladaron a Nduta, donde se reencontraron con Nestory.

Ahora el desafío era traer a su hijo mayor al campamento. Su tío nunca quiso viajar a Nduta, pero, seis meses después, se comunicó con Nestory para decirle que un vecino de él tenía previsto ir. Al fin Nestory veía la posibilidad de reencontrarse con su otro hijo. Pidió que pusieran al niño a cargo del vecino y rezó para que llegara sano y salvo.

Al llegar al centro de recepción de la frontera, el vecino se enteró de que el campamento de refugiados Nduta estaba repleto. Fue trasladado junto con el niño al campamento de Mtendeli, ubicado a unos 60 kilómetros. La familia seguía sin poder reunirse.

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El conflicto obligó a Nestory a huir de Burundi. Genveva, su esposa, y su hijo menor no tardaron en seguir sus pasos. Los ayudamos a reunirse con su hijo mayor en Tanzania. CC BY-NC-ND / CICR / Mike Mina

Durante los seis meses que pasaron en el campamento de refugiados, Nestory y su esposa escucharon muchísimas anécdotas de otras personas en su misma situación. Recordaban una frase muy habitual, ghuzamiryango, que podría traducirse como "restablecer familias". Los refugiados la usaban para referirse al programa Restablecimiento del Contacto entre Familiares (RCF) de la Cruz Roja. Nestory sabía que este programa sería la forma más rápida de reencontrarse con su hijo.

Se acercó a la oficina de Cruz Roja de Tanzania ubicada en Nduta y contó su historia. La oficina, cuyas actividades en el marco de este programa se llevan adelante con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), clasifica este tipo de casos en tres grupos: niños que huyen sin la compañía de un adulto, niños que huyen junto a familiares que no son sus padres ni tutores y personas mayores sin autonomía que quedan separadas de su familia.

Los esfuerzos de la Cruz Roja por encontrar al pequeño de siete años rindieron sus frutos: el niño fue trasladado a Nduta, donde se reencontró con su familia. Era la primera vez en seis meses que veía a sus padres y a su hermano.

"Agradezco a la Cruz Roja por ayudar a que volvamos a ser una familia", expresó Genveva.

Nestory y su familia viven hoy junto a más de 220.000 burundianos que también fueron expulsados por la crisis que se desató en 2015. Los refugiados se alojan en tres campamentos: Nduta, Mtendeli y Nyarugusu. Hoy, la llegada de unos 250 nuevos refugiados por día, en promedio, obliga al gobierno de Tanzania a considerar la posibilidad de abrir un campamento más. Los servicios de RCF de la Cruz Roja de Tanzania con el apoyo del CICR siguen reuniendo a cientos de familiares repartidos en los distintos campos.