Artículo

Malí: Anderamboukane, otrora una ciudad próspera, actualmente arruinada por la violencia armada

L'une des dernière image faite à Ander avant la suspension des actions dans cette zone
Tomada durante una misión de evaluación de las necesidades humanitarias en Anderamboukane en 2021 / CICR

Anderamboukane (comúnmente llamada Ander) está situada en la frontera con Níger, a 94 km al oeste de la ciudad de Ménaka. Enclavada en el valle de Assakaraye, la ciudad de Ander era conocida por su belleza singular, por su majestuosa laguna que contrasta con las dunas, así como por el festival cultural Tamadacht, que se celebraba allí con regularidad. En la actualidad, es una ciudad fantasma, aislada de todo, en la que la violencia armada hace estragos y cuyos habitantes luchan por sobrevivir.

Ahmad (nombre ficticio) explica los desafíos con los que deben lidiar las poblaciones de esta zona, a la que ninguna organización humanitaria tiene acceso desde 2022.

Quedarse a pesar de todo...

Ahmad es agricultor en Ander, tiene 58 años y es padre de 12 hijos. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lo conoció en la ciudad de Ménaka, donde se estaba quedando mientras visitaba a su familia. 

« En Ander, no queda casi nada. Falta de todo... medicamentos, agua, alimentos », comienza diciendo.

Cuando se extendió la violencia, en 2023, huimos todos. Como muchos otros, llevé a mi familia a la ciudad de Ménaka, algunos se fueron a Kidal y otros atravesaron la frontera hacia Níger. Tardamos varios días en llegar a la ciudad, porque solo disponíamos de burros como único medio de transporte. Al llegar, tuvimos que enfrentar un nuevo problema: encontrar un refugio, dado que los campamentos de desplazados ya estaban saturados. Afortunadamente, un amigo pudo albergar a mi familia en su casa.

Después de que se instalaran, volví a Ander con otros jefes de familia. No teníamos opción: nuestras casas, nuestros campos, todo está allí. Al menos, estábamos más o menos tranquilos, porque sabíamos que nuestras familias estaban seguras en la ciudad, en Ménaka.

En esta localidad cerrada, la radio es nuestro único contacto con el mundo exterior. Como las líneas telefónicas quedaron inutilizables, para mantener la comunicación con nuestras familias dependemos, principalmente, de la buena voluntad de las personas que van a la ciudad, que transmiten nuestros mensajes y, a su regreso, nos dan los que nos envían.

Ahmad arpente la ville de Ménaka, où s’est déplacée sa famille, pour régler quelques affaires

Ahmad recorre la ciudad de Ménaka, donde se ha trasladado su familia, para resolver algunos asuntos. Crédito de la foto: Almaimoune Ag Mahamadou
 

La agricultura y la ganadería: prácticas que desaparecen

“La agricultura era una actividad que se desarrollaba a lo largo de todo el año. Se cultivaban en abundancia los cereales, como el mijo, el maíz, el sorgo; las leguminosas, como las habichuelas; y también las frutas, como la sandía. Una parte de esta producción se reservaba para el consumo local, y la otra se comercializaba en las diferentes localidades, en especial, en las aldeas aledañas a la frontera con Níger.

En 2023, el conflicto se extendió y todo cambió. A medida que se intensificaban los enfrentamientos, se reducía nuestra capacidad de producción, ya que no podíamos explotar la totalidad de nuestras tierras de manera plena. Al estar obligados a escondernos para cultivar, perdimos la posibilidad de acceder a mano de obra suficiente y a semillas de calidad.

Ahora, todo lo que logramos producir se consume directamente, y cuando necesitamos dinero, vendemos una parte de nuestras cosechas a precios irrisorios, solo para cubrir nuestras necesidades básicas. Por ejemplo, el año pasado, mi mujer se enfermó. Para que recibiera atención, tuve que vender un saco de 100 kg de mijo.

De todas formas, incluso si pudiéramos producir en cantidad, ¿qué podríamos hacer con esta producción cuando ya no hay ferias y no tenemos acceso a vías de comercio?

La ganadería, por su parte, se volvió un recuerdo lejano. Ya no hay animales. Cuando la gente emprendió la fuga en medio del caos de los enfrentamientos, muchas familias perdieron sus rebaños por diversas razones, como los robos, la falta de agua y de campos de pastoreo, las enfermedades, entre otras. En cuanto a mis animales, se dispersaron y nunca los pude encontrar. Solo algunas familias siguen teniendo una pequeña cantidad de ovejas y cabras. Esas familias nos proveen de leche y, cuando sacrifican una cabeza, también comparten la carne. A cambio, nosotros también compartimos nuestros cereales.”

Une ancienne photo du CSCOM d’Anderamboukane. Il était très fréquenté et recevait un appui du CICR en médicaments, consommables et primes pour le personnel sanitaire

Una foto antigua del CSCOM de Anderamboukane. Era muy frecuentado y recibía apoyo del CICR en forma de medicamentos, consumibles y bonificaciones para el personal sanitario. Crédito de la foto: Sidi B Diarra

Los riesgos climáticos: Los campos están inundados, la laguna está seca y la arena avanza

“El año pasado, cayó una gran cantidad de lluvia, que sobrepasó la que podía absorber la tierra. Como resultado, se inundaron nuestros campos. Este año, en cambio, las precipitaciones no causaron inundaciones. La laguna está llena, pero ¿desbordará o terminará por secarse? Nadie puede saberlo. Antes, esta laguna no se secaba y rebosaba de peces durante todo el año, lo que nos permitía comercializarlos en las localidades vecinas. Pero, desde hace un tiempo, en la estación seca, no es más que un lecho de arena, prácticamente, sin peces. Para satisfacer nuestras necesidades de agua, debemos cavar pozos negros directamente a la vera de la laguna seca. En cuanto a las antiguas perforaciones que antes eran funcionales, hoy en día quedaron inutilizables. Incluso el agua potable se volvió un producto escaso por aquí.”

Ander ya no tiene un centro de salud

“En el pasado, Ander tenía un centro de salud comunitario (CSCOM) al que la población acudía ante los problemas de salud leves. Desde 2023, fue reubicado en la ciudad de Ménaka a causa de la intensificación del conflicto. Cuando nos enfermamos, recurrimos a tratamientos tradicionales, dada la falta de medios modernos a nivel local. Cuando el estado de un paciente se agrava, es transportado de urgencia hasta la ciudad, donde se encuentra el centro de salud más próximo. El transporte es a lomo de mula, en carreta o, para los que cuentan con más recursos, en motocicleta. Pero este desplazamiento implica riesgos. La larga distancia y los caminos difíciles hacen que esas evacuaciones sean particularmente peligrosas.”

Pour favoriser la production agricole et lutter contre l’insécurité alimentaire, le CICR a distribué des semences et des rations alimentaires aux agriculteurs. // Crédit Photo: Almaimoune Mahamadou

Para fomentar la producción agrícola y luchar contra la inseguridad alimentaria, el CICR ha distribuido semillas y raciones alimentarias a los agricultores de Ménaka y Ander. Crédito de la foto: Almaimoune Ag Mahamadou

Durante mucho tiempo, el CICR fue una de las únicas organizaciones en desarrollar su labor en Ander

Hasta 2022, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) era una de las pocas organizaciones que podía realizar acciones humanitarias de urgencia en Ander. Llevaba a cabo actividades de protección y asistencia, como el restablecimiento del contacto entre familiares, el apoyo regular al CSCOM a través de medicamentos e insumos, la vacunación de ganado y la distribución de alimentos, entre otras.

Lamentablemente, la intensificación del conflicto hizo imposible el acceso y obligó al CICR y a otras organizaciones a suspender su labor en la zona. La situación humanitaria, que ya era precaria, es cada vez más preocupante.

“Actualmente, la ciudad alberga a una importante concentración de personas desplazadas internas procedentes de todos los círculos de la región de Ménaka, con necesidades humanitarias considerables, diversas y variadas, que afectan, en particular, a la seguridad alimentaria”, explica Ghislain Fernand NGONO OYONO, jefe de oficina del CICR en Ménaka. “Lidiar con todas estas necesidades es un desafío cotidiano que debemos superar con recursos limitados, en un contexto muy difícil, donde el acceso humanitario sigue siendo sumamente restringido”.

Pese a estas imposiciones, el CICR, fiel a su cometido, desarrolla abordajes alternativos para brindar la mayor protección y asistencia posibles a las poblaciones que viven dentro y fuera de la ciudad de Ménaka. De este modo, en julio de 2025, prestamos apoyo a 120 familias de agricultores desplazados, como la de Ahmad, originarias de Ménaka, de Anderamboukane y de otras localidades de la región. Se les hizo entrega de semillas de mijo y de habichuelas, así como de raciones alimentarias (arroz, habichuelas, aceite y sal) que les permiten preservar sus cosechas para las temporadas futuras.”

Sin embargo, sigue siendo esencial que todas las partes en conflicto garanticen un acceso seguro y sin obstáculos al CICR y a los demás actores humanitarios, para permitir la protección y la asistencia de las poblaciones más vulnerables afectadas por el conflicto armado en toda la región de Ménaka.

Ghislain Fernand NGONO OYONO Jefe de oficina del CICR en Ménaka
Ditribution de NFI
Crédito de la foto: Almaimoune Mahamadou
Crédito de la foto: Almaimoune Mahamadou

El CICR, presente en Ménaka desde 2014, realiza actividades con los siguientes fines:

  • Responder a las necesidades vitales de las poblaciones afectadas por los conflictos y los desplazamientos.
  • Fortalecer el acceso a servicios de salud a través de apoyos puntuales de medicamentos e insumos.
  • Brindar acceso al agua potable mediante la realización o la reparación de perforaciones.
  • Promover la resiliencia de las comunidades con actividades que generen ingresos y preserven sus recursos, como la vacunación del ganado.
  • Preservar la dignidad humana en un contexto de gran precariedad.