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Malí: Niono - Campos inaccesibles, vidas desplazadas

Image illustrative. Ne représente pas la ville de Niono.

Son las 12 del mediodía cuando una misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) llega a Niono para evaluar las necesidades humanitarias. Este círculo, a medio camino entre las regiones de Mopti y de Tombuctú y la frontera con Mauritania, que durante mucho tiempo fue un refugio para muchas personas desplazadas que huían del conflicto en esas zonas, actualmente, también se encuentra afectado por la violencia armada. Pese a las dificultades que atraviesan estas comunidades, la resiliencia y la esperanza les infunden ánimo.

Alimatou: “Mi vida se derrumbó, perdí todo…”

Un nuevo día comienza en la ciudad de Niono, pero la luz del sol no alcanza para ahuyentar las nubes de preocupación. En la familia Coulibaly, las mujeres son las primeras en despertarse. Una a una, salen tímidamente de sus tiendas improvisadas y se afanan para preparar el desayuno. Pronto, el patio cobra vida con el alboroto inocente de los niños.

En medio de este escenario, en el que se mezclan los ruidos de cocina y las risas de los niños, Alimatou aparece a lo lejos. Su rostro crispado y sus ojos vacíos callan el relato de una reciente experiencia difícil:

“Nuestro pueblo sufrió un ataque al amanecer. Nos despertaron los disparos. El ruido era ensordecedor y todo el mundo entró en pánico. Tomé a mis hijos y nos fuimos tan rápido como pudimos. No nos llevamos nada”.

Malgré la destruction de leur village, certaines familles choisissent d'y rester

En ese ataque, Alimatou perdió a su marido. A diferencia de otras personas, logró huir con sus dos hijos.

Alimatou, que ahora está desplazada, vive junto a sus hijos con la familia Coulibaly, que alberga a más de diez familias más que huyeron de los ataques. Dado que las habitaciones no son suficientes, algunos duermen en tiendas de campaña improvisadas o en el patio, mientras que otros se refugian en casas abandonadas de los alrededores.

Al hacerse cargo de varias familias, los gastos de los Coulibaly aumentaron considerablemente, en medio de una economía local gravemente debilitada por la violencia armada.

Après la recolte, il est d'usage que les femmes et les filles s'attèlent à l'abattage du mil.

Karim, un agricultor sin acceso a sus tierras

Debido a su ubicación geográfica, Niono es una zona agrícola por excelencia. Los ríos Níger y Bani, que la atraviesan, hacen que la tierra sea propicia para la producción de cereales y la ganadería. Al igual que Karim, la mayoría de las familias se dedican al agropastoreo y viven de la ganadería y la agricultura.Karim posee un campo de arroz inmenso, que se sitúa en un pequeño pueblo a unas leguas de la ciudad. Lamentablemente, las restricciones a la circulación hacen que el pueblo sea inaccesible. Al no tener acceso a su parcela de tierra, a Karim se le dificulta alimentar a su familia.

A pesar de su precaria situación, Karim acogió a varios desplazados en su casa.

“Además de mis cuatro hijos y mi mujer, también tengo a cargo a cinco familias en mi casa y a otras diez que viven en casas abandonadas cercanas a la mía”.

“Este año, no pude acceder a mi campo. Las provisiones y los recursos de la producción del año pasado disminuyeron. En este momento, resulta muy complicado alimentar a toda esta multitud”, explica.

Para estas personas, tanto desplazadas como autóctonas, comer lo suficiente se volvió un verdadero lujo. Para cubrir las necesidades del hogar, los hombres recorren la ciudad en busca de trabajos manuales ocasionales, como la albañilería o la mecánica. Otros, como Karim, trabajan como jornaleros en los campos cercanos, a cambio de una parte de la cosecha.

Las mujeres participan en la horticultura junto a las familias de acogida, a cambio de unos kilos de cebolla o de una ración de cereales.

Los días venideros se perfilan particularmente difíciles, ya que la mayoría de los campos son inaccesibles a causa de la inseguridad persistente.

Más de 9.500 personas forzadas a huir hacia la ciudad

En Niono, la violencia armada ocasiona pérdidas de vidas humanas, desapariciones y desplazamientos forzados o espontáneos desde los pueblos hacia el centro de la ciudad, que se considera más seguro.

Según las últimas estadísticas proporcionadas por el servicio de Desarrollo Social (mayo de 2025), las personas desplazadas podrían ser más de 9.510. Ya sea que vivan con familias de acogida, en casas abandonadas o en espacios periféricos de la ciudad, las condiciones de vida de la mayoría de estas personas son muy precarias, y varias de ellas también sufren la separación de sus seres queridos.

El servicio de Desarrollo Social registra diariamente a las personas desplazadas, pero, dada la falta de financiación, no suelen recibir asistencia.

De este modo, la inseguridad alimentaria está a las puertas de la ciudad, en un contexto de cosechas incendiadas y de centros de salud que apenas funcionan. Por otra parte, a raíz de la suspensión de fondos provenientes de Estados Unidos, solo dos organizaciones humanitarias mantienen su presencia allí.

En lo que respecta a la salud, estas organizaciones se encargan de la atención de los niños y niñas de 0 a 5 años, así como de las mujeres embarazadas. Tanto a las personas de edad avanzada, como a los adultos y jóvenes, se les dificulta el acceso a la asistencia de salud.

“No tenemos agua, ni refugio. Vivimos al día. Al no tener medios, ni siquiera podemos recibir atención médica cuando nos enfermamos”, afirma Alimatou.

Desde hace varios meses, Malí padece las consecuencias del cese de actividades de varias ONG, a causa, principalmente, de las restricciones de acceso y de la financiación insuficiente para la ayuda humanitaria. En este contexto, en el que las necesidades humanitarias aumentan de forma incesante, es urgente movilizar fondos adicionales para mantener y ampliar la asistencia a un mayor número de personas específicas, a fin de reducir su vulnerabilidad y apoyar su camino hacia la resiliencia.

Presencia del CICR en Niono

Desde 2018, el CICR realiza actividades de asistencia y protección en Niono:

– Fortalecimiento de la capacidad de abastecimiento de agua de la Sociedad Maliense de Gestión de Agua Potable (SOMAGEP) mediante un pozo.
– Apoyo a la resiliencia comunitaria por medio de actividades que generen ingresos,
– Apoyo al funcionamiento del centro de salud comunitario de Nampala a través de medicamentos, insumos e incentivos, con el fin de garantizar una mejor calidad de atención médica para las víctimas del conflicto, entre otros.