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Colombia: Víctimas y sobrevivientes de violencia sexual, entre la invisibilidad y la desprotección

Siete mujeres están sentadas en una mesa, escribiendo y reflexionando

Otro tema que nos preocupa es la violencia sexual, una de las problemáticas más invisibilizadas en las zonas más afectadas por los conflictos armados y la violencia. Las cifras disponibles no reflejan la magnitud real de este fenómeno, pues existe un marcado subregistro. Muchas víctimas y sobrevivientes optan por el silencio, ya sea por miedo a represalias, vergüenza o sentimiento de culpa. Además, la desconfianza en las instituciones y las barreras de acceso a la ruta de atención estatal impiden que se reporte un número considerable de casos.

A pesar de esta invisibilización, en 2024 nuestro trabajo en los territorios nos permitió evidenciar un recrudecimiento de la violencia sexual relacionada con los conflictos armados. Esta violencia no solo tiene efectos de carácter físico y psicológico en quienes la sufren de manera directa,
sino también en sus familias y comunidades. En numerosos casos, los actores armados la utilizaron como una herramienta de intimidación, castigo, demostración de poder y destrucción del tejido social.

Más allá de la violación, existen otras formas de violencia sexual, como el acoso sexual, la desnudez forzada, el sexo por supervivencia y la esclavitud sexual, entre otras, que afectan profundamente la vida de las víctimas y sus entornos. Estas conductas no necesariamente son identificadas por las comunidades, ya que se trata de prácticas normalizadas, lo que facilita su perpetración. Lo anterior se debe a que existe un aprovechamiento de esa situación y por esto no se toman medidas a tiempo para prevenir o mitigar la ocurrencia de la violencia sexual.

La dificultad de recopilar datos precisos y dimensionar la magnitud de esta tragedia hace que la violencia sexual quede relegada entre otras consecuencias humanitarias de los conflictos armados. Algunas razones para ello pueden ser aspectos culturales y sociales que impiden que se aborde el tema de manera directa. Además, no siempre el personal encargado de atender este tipo de situaciones cuenta con la capacitación suficiente para brindar una orientación clara a las víctimas o enfrentan barreras en la atención, ya sea por prejuicios o discriminación basados
en género, entre otros aspectos.

El impacto de la violencia sexual es devastador y requiere atención prioritaria. Es fundamental visibilizar esta problemática, fortalecer los mecanismos de protección, garantizar a las víctimas una atención integral y, particularmente, tomar acciones no solo de respuesta, sino también de carácter preventivo para mitigar la ocurrencia de esta forma de violencia.