Durante conflictos armados y otras situaciones de violencia, así como en casos de desastre y en el contexto de la migración, innumerables personas terminan separadas de sus familiares, otras tantas son dadas por desaparecidas, y los cuerpos de muchas personas que fallecen quedan sin identificar y no se devuelven nunca a su lugar de origen. Quienes esperan noticias de la suerte y el paradero de un familiar viven en un limbo, ya que no obtienen el cierre emocional del duelo ni encuentran un motivo para dejar de aferrarse a la más mínima esperanza. Esa incertidumbre provoca graves efectos psicológicos y emocionales. También puede acarrear dificultades jurídicas, administrativas, sociales y económicas. Las profundas heridas que deja la desaparición de una persona siguen afectando las relaciones entre comunidades y pueblos, a veces, durante varios años.
El derecho internacional humanitario (DIH) y el derecho internacional de los derechos humanos (DIDH) contienen disposiciones en relación con las personas desaparecidas y sus familiares. El DIH establece tres obligaciones principales: 1) prevenir la desaparición de personas; 2) esclarecer la suerte y el paradero de quienes desaparecen y dar a sus familiares toda la información disponible al respecto; y 3) investigar y, cuando corresponda, llevar a juicio a los autores de crímenes internacionales que derivan en desapariciones o desapariciones forzadas. La responsabilidad principal de atender la cuestión de las personas desaparecidas y sus familiares recae en las autoridades estatales y, según el caso, en las partes en conflictos armados. Los Estados deben incorporar disposiciones en su ordenamiento jurídico interno para cumplir sus obligaciones derivadas del derecho internacional y responder a las necesidades de los familiares de las personas desaparecidas, por ejemplo, mediante la asignación de pensiones y la entrega de certificados de ausencia.
Sobre la base de su cometido, otorgado por la comunidad internacional, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en particular, a través de su Agencia Central de Búsquedas (ACB), emprende una amplia gama de actividades y coordina los esfuerzos integrales del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja para proteger y restablecer el contacto entre miembros de una familia, buscar e identificar a personas desaparecidas, preservar la dignidad de los fallecidos y atender las necesidades de sus familiares.