En virtud de su cometido de protección, el CICR quiere recordar a todas las partes en el conflicto que las personas civiles y las que hayan dejado de participar en las hostilidades deben ser tratadas según lo dispuesto en el derecho internacional humanitario (DIH).
El CICR desea reiterar también las normas principales aplicables a la situación actual en Al Fasher. Específicamente, la población civil debe recibir un trato humano en todas las circunstancias, sin distinción alguna de índole desfavorable. Se debe proteger su vida, sus bienes, su salud, y su bienestar físico y mental.
La violencia contra la dignidad personal, en particular los tratos humillantes y degradantes, tiene que estar prohibida. Todo acto de violencia sexual constituye una violación de las normas del DIH.
Todos aquellos que hayan dejado de participar en las hostilidades, como los que hayan depuesto las armas o estén enfermos, heridos o detenidos, deben recibir un trato humano en todas las circunstancias. Las partes en el conflicto deben permitir que la población civil abandone las zonas donde se desarrollan las hostilidades, y abstenerse de atacarla o producirle daños por cualquier otra vía mientras lo hace.
El CICR subraya también que el personal de salud, las ambulancias y los hospitales deben ser siempre respetados y protegidos. Jamás deben ser objeto de ataques ni ver obstaculizada su vital labor.
Del mismo modo, hay que proteger a los empleados y voluntarios humanitarios en el terreno, así como a los insumos que utilizan para prestar asistencia, y permitirles circular con libertad para que puedan llegar a quienes lo necesitan. Los trabajadores humanitarios suelen ser los primeros —y a menudo los únicos— en dar respuesta a quienes se encuentran en situaciones desesperadas. Brindan desinteresadamente no solo sus competencias y su trabajo arduo, sino también su tiempo, su compasión y su empatía, cualidades que muchas veces marcan una inmensa diferencia. Los ataques de los que son objeto ponen en peligro su vida, pero también los valores mismos de humanidad y solidaridad que encarnan.
El respeto de estas obligaciones fomenta un espacio humanitario en el que se preserva la vida y se respeta plenamente la dignidad humana. Mantener ese espacio humanitario es imperativo para poder llevar adelante tareas vitales.
El CICR reitera que está a disposición para realizar sus actividades humanitarias, en particular para desempeñar su función específica de intermediario neutral de conformidad con el DIH. Como siempre, la organización está disponible para mantener un diálogo bilateral confidencial con las partes en relación con la protección y la asistencia de las víctimas del conflicto armado.